VIERNES DE LA SEMANA XIX DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO C

LECTIO DIVINA DEL VIERNES DE LA SEMANA XIX DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO C

«¿No han leído que el Creador, en el principio, los creó hombre y mujer, y dijo: “Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne”? De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Pues lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre» (Mt 19, 4-6)

Oración inicial

Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tu sabiduría para que podamos comprender el mensaje que Jesús nos quiere comunicar en este día.

Espíritu Santo, otórganos la gracia para que la Palabra sea nuestra escuela de vida.

Madre Santísima intercede ante tu hijo Jesucristo por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.

  1. Lectura

Lectura del santo evangelio según san Mateo 19, 3-12

En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos fariseos y le preguntaron, para ponerlo a prueba: «¿Es lícito al hombre divorciarse de su mujer por cualquier motivo?».

Él les respondió: «¿No han leído que el Creador, en el principio, los creó hombre y mujer, y dijo: “Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne”? De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Pues lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre».

Ellos insistieron: «¿Y por qué mandó Moisés darle acta de repudio y divorciarse?». Él les contestó: «Por la dureza del corazón de ustedes. Moisés les permitió divorciarse de sus mujeres; pero, al principio, no era así. Por lo tanto, yo les digo: el que se divorcia de su mujer, a no ser en caso de unión ilegal, y se casa con otra, comete adulterio».

Los discípulos le dijeron: «Si esa es la situación del hombre con respecto a su mujer, no conviene casarse». Pero él les respondió: «No todos entienden este lenguaje, solo a quienes se les ha concedido. Hay eunucos que nacieron así del seno de su madre, otros porque fueron castrados por los hombres; y hay otros que decidieron no casarse a causa del reino de los cielos. Quien puede entender, que entienda».

Palabra del Señor.

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Este texto evangélico de hoy está referido a la indisolubilidad del matrimonio. Este tema surge por las preguntas formuladas a Jesús por unos fariseos que deseaban ponerlo a prueba.

En Deuteronomio, capítulo 24, versículos 1 y 2, dice: “Si uno se casa con una mujer y luego no le gusta, porque descubre en ella algo vergonzoso, le escribirá el acta de divorcio, se la entregará y la echará de casa. Ella después que haya abandonado la casa, podrá casarse con otro”.

Esta ley tenía dos interpretaciones: la de Hillei y la de Schammaí o rigorista. Según Hillel, cualquier situación podía generar el divorcio; la interpretación de Schammaí, suponía que el divorcio solo procedía en caso de adulterio.

Con su expresión, Nuestro Señor Jesucristo manifiesta la indisolubilidad del matrimonio y pone en primer plano el designio que Dios Padre que estableció desde el principio: “los creó hombre y mujer”. Así mismo, Jesús señala claramente que el celibato es una opción para quienes deciden dedicarse por completo a proclamar el Reino de los cielos.

  1. Meditación

Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite el día de hoy a través de su Palabra?

En el Génesis, capítulo 1, versículo 27, se lee: “A imagen de Dios lo creó; hombre y mujer los creó”. Hermanos: el matrimonio, desde el Génesis, es de institución divina y creadora de vida. Por ello, Nuestro Señor Jesucristo proclama su unidad e indisolubilidad por encima de todo.

En este sentido, Jesús pone en alto relieve la importancia que tiene la familia para la Iglesia y para la humanidad. Quienes han sido llamados a servir a Dios a través del matrimonio, tienen la gracia de alcanzar la gloria eterna a través de una vida familiar santa, aun en medio de las dificultades y tribulaciones.

Nuestro Señor Jesucristo resalta también el valor del celibato y la continencia por amor a Dios. Quienes han recibido la vocación del celibato apostólico, tienen también la gracia de alcanzar la gloria eterna a través de su entrega total al servicio a Dios.

Hermanos: sea cual sea el estado de nuestras vidas ¿Defendemos la institución del matrimonio y de la familia ante los ataques del mundo?

Hermanos, que las respuestas a esta pregunta sirvan para vivir cristianamente nuestra vocación, así como para ayudar a que otras personas la vivan.

Jesús nos ama.

  1. Oración

Padre eterno, gracias por nuestras familias, por nuestros padres, por cada uno de sus integrantes; ayúdanos a crecer en el amor y podamos contribuir a construir un mundo de amor, paz y solidaridad.

Santísima Trinidad: protege y bendice a todas las familias del mundo para que, a pesar de las dificultades y tribulaciones, sean el reflejo de la Sagrada Familia.

Amado Jesús, ilumina a los novios para que, antes de dar el paso de la unión matrimonial, te reconozcan como el más grande amor de todo hombre y toda mujer.

Amado Jesús, tú que no quieres excluir a nadie de tu acción redentora, concede tu divina e infinita misericordia a todas las almas del purgatorio, especialmente, a todas aquellas que más la necesitan.

Madre Santísima, Madre de la Divina Gracia, intercede por nuestras peticiones ante la Santísima Trinidad. Amén.

  1. Contemplación y acción

Hermanos: contemplemos a Dios con la lectura de una parte del salmo 135:

«Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia. Dad gracias al Señor de los señores, porque es eterna su misericordia. Solo Él hizo grandes maravillas, porque es eterna su misericordia. Él hizo sabiamente los cielos, porque es eterna su misericordia.»

Hermanos, recemos juntos en familia alrededor de la mesa, hagamos de este propósito un maravilloso hábito y extendámoslo por donde vayamos.

Sabemos que vamos a encontrar resistencia, especialmente de aquellos hermanos que promueven la ideología de género; pero sigamos firmes en la fe, defendiendo a la familia y acercando a las personas alejadas, al amor misericordioso de Dios.

Oración final

Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna.

Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.

Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.