MIÉRCOLES DE LA SEMANA XXIV DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO C

LECTIO DIVINA DEL MIÉRCOLES DE LA SEMANA XXIV DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO C

«No temas, pequeño rebaño, porque su Padre ha tenido a bien darles el reino» Lc 12, 32.

Oración inicial

Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tu sabiduría para que podamos comprender el mensaje que Jesús nos quiere comunicar en este día.

Espíritu Santo, otórganos la gracia para que la Palabra sea nuestra escuela de vida.

Madre Santísima intercede ante tu hijo Jesucristo por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.

  1. Lectura

Lectura del santo evangelio según san Lucas 12, 32-34

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «No temas, pequeño rebaño, porque su Padre ha tenido a bien darles el reino. Vendan sus bienes y den limosnas; hagan alforjas que no se echen a perder, y un tesoro inagotable en el cielo, adonde no se acercan los ladrones ni roe la polilla. Porque donde está su tesoro allí estará también su corazón».

Palabra del Señor.

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Hoy celebramos a San Juan Macías, modelo de entrega a los más pobres. Nació en España el 2 de marzo de 1585; quedó huérfano de padre y madre a los cuatro años. Trabajó como pastor para sustentar a su pequeña hermana y a él mismo; a los veinte años, viajó a Sevilla y allí la instaló. Llegó a América en el año 1616, con un comerciante al que conoció en su tierra.

Fue amigo íntimo de San Martín de Porres y se dedicaba a la contemplación, sin descuidar el servicio a los más necesitados, a quienes brindaba asistencia material y espiritual, haciéndolo con alegría y dedicación.

San Juan Macías nos invita a santificar nuestras vidas mediante un accionar misericordioso con nuestros hermanos.

El pasaje evangélico del día de hoy, denominado “el verdadero tesoro”, relata uno de los consejos que Jesús hace a sus discípulos, a quienes les llama “pequeño rebaño”. Jesús les señala que no deben tener miedo porque Dios Padre los ha hecho herederos de su reino y les propone un seguimiento a sus enseñanzas, basado en la providencia divina.

  1. Meditación

Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite el día de hoy a través de su Palabra?

La meta de toda persona debe ser el Reino de Dios, lo cual implica un recto discernimiento sobre las propuestas y realidades de este mundo.

En este marco, Nuestro Señor Jesucristo nos invita a poner toda nuestra confianza en los tesoros del cielo, y no en los bienes terrenales, que caducan y pueden conducirnos a la perdición sino los administramos bajo la luz del Espíritu Santo.

En este sentido, Jesús es radical: elegimos la luz o la oscuridad. Nosotros también somos herederos del Reino de Dios Padre. Por ello, Nuestro Señor Jesucristo nos llama hoy orientar la mirada de nuestro corazón a todas las cosas que nos acercan a Dios y a no tener miedo de dejar de lado todas aquellas propuestas del mundo que están alejadas de Dios.

El mundo actual promueve el materialismo, el egoísmo y, con él, la soberbia, el éxito material, los títulos humanos, y trata de incorporar en la conducta humana modelos de vida que se alejan cada vez más de los preceptos cristianos. Ante toda esta realidad, nuestra fortaleza está en Nuestro Señor Jesucristo, en su Palabra, en todo el amor que nos transmite desde el Padre y a través del Espíritu Santo.

Hermanos, en el pasaje evangélico del día de hoy Jesús nos invita a preguntarnos: ¿Cuáles son las cosas y acciones que priorizamos en nuestras vidas? ¿Estas cosas y acciones nos acercan o nos alejan de Dios?

Que las respuestas a estas preguntas nos permitan priorizar, con la fuerza del Espíritu Santo, aquellas acciones y cosas que nos permitan acumular tesoros en el cielo.

¡Jesús nos ama!

  1. Oración

San Juan Macías: intercede ante nuestro Padre eterno, para que nos libere de todos los afanes cotidianos que nos propone el mundo de manera incesante, y que nunca olvidemos dónde se encuentran los verdaderos tesoros de nuestra vida.

Padre eterno, te suplicamos envíes tu Espíritu Santo para iluminar nuestra vida y nuestras intenciones con el fin de que nunca nos dejemos de poner en práctica las enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo.

Espíritu Santo otórganos la inteligencia para que nuestro corazón esté siempre orientado a amar y perdonar al prójimo, así como a la realización de obras de misericordia inspiradas en Nuestro Señor Jesucristo.

Madre Santísima, Madre de la Divina Gracia, Reyna de cielos y tierra, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones. Amén.

  1. Contemplación y acción

Contemplemos el amor de Dios con la lectura de una parte del salmo 130:

“Señor, mi corazón no es ambicioso, ni mis ojos altaneros; no pretendo grandezas que superan mi capacidad; sino que acallo y modero mis deseos, como un niño en brazos de su madre.

Espere Israel en el Señor ahora y por siempre”.

Hermanos: alabemos a la Santísima Trinidad y agradezcámosle siempre por todos los dones que hemos recibido a lo largo de nuestra vida. Pidamos al Espíritu Santo, que es el amor del Padre y del Hijo, los dones para seguir a Nuestro Señor Jesucristo, ser fieles a su Palabra y ser sus discípulos.

Hermanos que la Santa Eucaristía, el pan de los ángeles, y la Palabra de Dios sean nuestro alimento para permanecer en continua acción de gracias y seguir a Dios de manera firme y decidida.

Hermanos: pongamos nuestro corazón en los tesoros del cielo.

Glorifiquemos a Dios con nuestras vidas.

Oración final

Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna.

Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.

Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.