JUEVES DE LA SEMANA XXV DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO C

LECTIO DIVINA DEL JUEVES DE LA SEMANA XXV DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO C

«Les preguntó: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?”. Respondió Pedro: “Tú eres el Santo de Dios”» Lc 9, 20.

Oración inicial

Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tu sabiduría para que podamos comprender el mensaje que Jesús nos quiere comunicar en este día.

Espíritu Santo, otórganos la gracia para que la Palabra sea nuestra escuela de vida.

Madre Santísima intercede ante tu hijo Jesucristo por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.

  1. Lectura

Lectura del santo evangelio según san Lucas 9, 7-9

En aquel tiempo, el rey Herodes se enteró de lo que pasaba y no sabía a qué atenerse, porque unos decían que Juan había resucitado, otros que había aparecido Elías y otros que había vuelto a la vida uno de los antiguos profetas. Herodes se decía: «A Juan lo mandé decapitar yo. ¿Quién es este de quien oigo semejantes cosas?» Y tenía ganas de ver a Jesús.

Palabra del Señor.

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El pasaje evangélico de hoy se ubica después del texto de la “misión de los Doce”. En la lectura de hoy, las predicaciones y milagros de Jesús, así como los resultados prodigiosos de la misión de los Doce, llegan a oídos del tetrarca Herodes Antipas, quien se inquieta por ello.

Esta inquietud de Herodes no es por un tema de fe, ni de conciencia, sino que se debía a los comentarios que escuchaba de Jesús y sus discípulos.

Herodes Antipas gobernó Galilea entre los años 4 y 39, después del nacimiento de Cristo; era hijo de Herodes el grande, que gobernó Palestina entre los años 37 antes de Cristo, hasta el año 4 después del nacimiento de Cristo. Fue quien mandó matar a los niños de Belén. Posteriormente aparece Herodes Agripa, que gobernó Palestina entre los años 41 y 44 después de Cristo y que mató al apóstol Santiago.

Herodes Antipas no puede situar a Jesús, ya había mandado matar a Juan Bautista y sus indagaciones eran sinónimo de amenaza, ya que era un hombre sediento de poder.

Circulaban muchos rumores sobre Jesús; muchos coincidían en señalarlo como un nuevo profeta, no tenían una percepción clara sobre su identidad, estaban muy lejos de conocer la verdad.

  1. Meditación

Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite el día de hoy a través de su Palabra?

En la actualidad, son muchas las personas que desean saber de Nuestro Señor Jesucristo, que desean conocerlo y vivir una experiencia de cercanía plena con él.

Estos deseos de nuestros hermanos, muchas veces intensos y otras veces, frágiles, precisan que nosotros demos testimonio vivo de que Nuestro Señor Jesucristo es la respuesta a todas nuestras búsquedas y a toda situación que vivimos, incluyendo las más difíciles.

Queridos hermanos, meditando la palabra de hoy, respondamos: ¿Quién es Jesús para nosotros? ¿Cómo actuamos cuando estamos cerca de personas que, en sus búsquedas, desean conocer a Nuestro Señor Jesucristo?

Hermanos, que las respuestas a estas preguntas nos permitan contribuir a que, solidariamente y con misericordia, contribuyamos a que otras personas conozcan a Nuestro Señor Jesucristo.

Jesús nos ama.

  1. Oración

Padre eterno, te suplicamos ilumines a los difuntos que yacen en tinieblas y en sombras de muerte y ábreles las puertas de tu Reino. Protege Señor a las almas de las personas agonizantes para que lleguen a tu Reino.

Padre eterno, protege a los que se han consagrado en el mundo al servicio de la humanidad para que, con libertad de espíritu y sin desánimo, puedan alcanzar sus ideales cristianos.

Amado Jesús, deseamos conocerte más, amarte más, queremos seguirte con fidelidad y transmitir tu mensaje de amor y misericordia a todos nuestros hermanos en el mundo.

Amado Jesús, otórganos los dones del Espíritu Santo para no desfallecer en nuestro seguimiento, especialmente, en los momentos de tribulación. No lleves cuenta de nuestros delitos, Señor, pued de ti procede el perdón.

¡Dulce Madre, María!, Madre de la Divina Gracia, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones.

  1. Contemplación y acción

Hermanos: contemplemos a Dios a través de la lectura de una parte del salmo 149:

“Cantad al Señor un cántico nuevo; resuene su alabanza en la asamblea de los fieles; que se alegre Israel por su Creador, los hijos de Sión por su Rey.

Alabad su nombre con danzas, cantadle con tambores y cítaras; porque el Señor ama a su pueblo y adorna con la victoria a los humildes.

Que los fieles festejen su gloria y canten jubilosos en fila: con vítores a Dios en la boca; es un honor para todos los fieles”.

Queridos hermanos: pidamos diariamente la intervención del Espíritu para conocer más los misterios de amor de Nuestro Señor Jesucristo, y ayudar a que nuestros hermanos que lo buscan por lugares equivocados, encuentren su amor y misericordia.

Hagamos el compromiso de leer, meditar y convertir en acción evangelizadora la Palabra de Dios. Acompañemos este compromiso con la asistencia frecuente a la Santa Eucaristía, a la Adoración Eucarística y no dejemos de rezar el Santo Rosario.

Glorifiquemos a Dios con nuestras vidas.

Oración final

Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna.

Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.

Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.