JUEVES DE LA SEMANA XXVIII DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO C

LECTIO DIVINA DEL JUEVES DE LA SEMANA XXVIII DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO C

«El amor … todo lo aguanta, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca terminará…» 1 Co 13, 7-8.

Oración inicial

Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tu sabiduría para que podamos comprender el mensaje que Jesús nos quiere comunicar en este día.

Espíritu Santo, otórganos la gracia para que la Palabra sea nuestra escuela de vida.

Madre Santísima intercede ante tu hijo Jesucristo por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.

  1. Lectura

Lectura del santo evangelio según san Lucas 11, 47-54

En aquel tiempo, el Señor dijo: «¡Ay de ustedes, que edifican sepulcros a los profetas, a quienes sus antepasados mataron! Así se hacen testigos y cómplices de lo que hicieron sus antepasados; porque ellos los mataron y ustedes les edifican sepulcros.

Por algo dijo la sabiduría de Dios: “Les enviaré profetas y apóstoles; a algunos los perseguirán y matarán”; así a esta generación se le pedirá cuenta de la sangre de los profetas derramada desde la creación del mundo; desde la sangre de Abel hasta la de Zacarías, que pereció entre el altar y el Santuario. Sí, se lo repito: se le pedirá cuenta a esta generación.

¡Ay de ustedes, maestros de la Ley que se han quedado con la llave del saber; no han entrado ustedes y a los que intentaban entrar les impidieron!».

Al salir de allí, los escribas y fariseos empezaron a acosarlo con muchas preguntas capciosas, para sorprenderlo con sus propias palabras.

Palabra del Señor.

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Hoy celebramos a San Ignacio de Antioquía, obispo y mártir. Llamado también Teóforo, manifestación de Dios; nació en Siria alrededor del año 50. Fue discípulo de San Pablo y San Juan. Escribió siete epístolas: cinco dirigidas a las comunidades orientales y las otras dos a Policarpo, obispo de Esmirna, y a la comunidad cristiana de Roma. Murió en el año 107, destrozado por los leones en un anfiteatro.

San Ignacio de Antioquía expresó su gran deseo de unirse con Jesús, dando testimonio de ello; él suplicó a los cristianos de Roma que no impidan su martirio porque estaba impaciente por unirse a Nuestro Señor Jesucristo. A San Ignacio se le considera el doctor de la unidad, ya que proclamaba la unidad de todo cristiano con la Santísima Trinidad, así como la unidad de la naturaleza humana y divina de Jesús.

Con el pasaje evangélico de hoy culmina el texto que hemos meditado desde el martes, denominado “Reprensión o invectiva contra fariseos y escribas” que comprende los versículos del 37 al 54 del capítulo 11 de Lucas. Hoy meditaremos los versículos del 47 al 54.

En la lectura de hoy, Jesús continúa expresando sus “ayes” por los fariseos y doctores de la Ley debido a su disposición a honrar a los profetas muertos, construyéndoles sepulcros a quienes fueron asesinados por sus antepasados. De esta manera, los fariseos y doctores de la Ley, imitando a sus antepasados, comenzaban a construir el sepulcro de Jesús.

Aun así, Jesús ofrece una oportunidad de arrepentimiento, porque predicó el perdón y el amor, aun cuando lo iban a matar.

Adicionalmente, Jesús señala que la llave de la sabiduría es interpretar la Ley a través de sus enseñanzas, algo que se rehusaban a hacer los maestros de la Ley. De esta manera, se iba agudizando el conflicto entre Jesús y las autoridades religiosas de la época.

  1. Meditación

Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite el día de hoy a través de su Palabra?

Nuestro Señor Jesucristo nos invita a cumplir sus enseñanzas por amor a Él, a Dios Padre, a Dios Espíritu Santo, y al prójimo, siendo misericordiosos, especialmente, con aquellos hermanos con mayores necesidades materiales y espirituales.

Nuestro Señor Jesucristo es la llave de la sabiduría con la que se abren todos los secretos de nuestros corazones; Él es la llave que no debemos perder nunca, Él es la fuente de agua viva.

Hermanos, meditando el pasaje evangélico de hoy, respondamos: ¿Cómo actuamos frente a las personas que piensan diferente a nosotros? ¿Utilizamos nuestros talentos para ayudar a aquellos hermanos más necesitados?

Que las respuestas a estas preguntas nos ayuden a comprender que lo más importante en el seguimiento a Dios, es el amor.

¡Jesús nos ama!

  1. Oración

Padre eterno, tú que has querido que el testimonio de tus mártires glorificara a toda la Iglesia, concédenos que, así como el martirio fue para San Ignacio de Antioquía causa de gloria eterna, nos merezca también a nosotros tu protección constante.

Espíritu Santo, nuestro corazón está dispuesto a seguir a Nuestro Señor Jesucristo, concédenos los dones para vivir como cristianos de palabra y de obra.

Amado Jesús, haz que aquellos a quienes elegiste ministros de tu Evangelio sean siempre fieles y celosos dispensadores de los misterios del reino.

Amado Jesús, misericordioso Salvador, haz parte de tu felicidad a todos los difuntos, al lado de María nuestra madre y con todos los santos. Te suplicamos también que los agonizantes puedan contemplar tu salvación.

Madre Santísima, Madre de la Divina Gracia, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones. Amén.

  1. Contemplación y acción

Hermanos, contemplemos a Nuestro Señor Jesucristo con la lectura de una parte de la Carta a los Ermirniotas que San Ignacio de Antioquía dirigió:

«Pues yo sé y creo que, después de su resurrección, Él existe en la carne. Y cuando vino a los que estaban alrededor de Pedro, les dijo: “Tóquenme y vean, un fantasma no tiene carne y hueso, como ven que yo tengo”. Y seguidamente lo tocaron y creyeron, fundiéndose con su cuerpo y con su espíritu. Por ello despreciaron también la muerte y estuvieron por encima de la muerte.

Después de la resurrección comió y bebió con ellos como carnal, aunque espiritualmente estaba unido al Padre».

Amado Jesús, confiados en tu amor y misericordia, deseamos asumir el compromiso de practicar tus enseñanzas a través de obras de misericordia. Así mismo, queremos pedir tu Santo Espíritu para incrementar nuestra tolerancia y comprensión en el trato con todas las personas; que prefiramos siempre practicar tu amor por encima de las cosas exteriores.

Hermanos: glorifiquemos a Dios con nuestras vidas.

Oración final

Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna.

Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.

Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.