SÁBADO DE LA SEMANA X DE TIEMPO ORDINARIO – CICLO A

LECTIO DIVINA DEL SÁBADO DE LA SEMANA X DE TIEMPO ORDINARIO – CICLO A

MEMORIA OBLIGATORIA DE SAN ANTONIO DE PADUA

«Cuando ustedes digan “sí”, que sea sí, y cuando digan “no”, que sea no. Todo lo que se dice de más, viene del maligno». Mt 5, 37.

Oración inicial

Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tus dones para que podamos comprender los tesoros de la sabiduría que Jesús nos quiere revelar en este día. Otórganos la gracia para meditar los misterios de la Palabra y revélanos sus más íntimos secretos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.

  1. Lectura

Lectura del santo evangelio según san Mateo 5, 33-37

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Ustedes han oído que se dijo a los antepasados: “No jurarás falsamente, y cumplirás los juramentos hechos al Señor”. Pero Yo les digo que no juren de ningún modo: ni por el cielo, porque es el trono de Dios; ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la Ciudad del gran Rey.

No jures tampoco por tu cabeza, porque no puedes convertir en blanco o negro uno solo de tus cabellos. Cuando ustedes digan “sí”, que sea sí, y cuando digan “no”, que sea no. Todo lo que se dice de más, viene del maligno».

Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.

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Hoy celebramos a San Antonio de Padua, doctor de la Iglesia. Nació en Lisboa, Portugal, el 15 de agosto de 1195. Se llamaba Fernando de Bulloes y Taveira de Azevedo; a los 25 años adoptó el nombre de Antonio cuando se hizo franciscano después de ser agustino. Era un gran predicador, poseía una voz clara y fuerte, memoria prodigiosa, un profundo conocimiento, un espíritu de profecía y un extraordinario don de milagros, por eso se le considera un gran taumaturgo.

Murió el 13 de junio de 1231. El Papa Gregorio IX lo canonizó a casi un año de su muerte, en Pentecostés, el 30 de mayo de 1232.

San Antonio de Padua solía decir: «Si predicas a Jesús, Él ablanda los corazones duros; si lo invocas, endulzas las tentaciones amargas; si piensas en él, te ilumina el corazón; si lo lees, te sacia la mente».

Al igual que la lectura de ayer, la de hoy también forma parte del Sermón de la Montaña que seguiremos meditando los próximos días. El pasaje de hoy también integra el texto denominado “Jesús y la Ley” ubicado entre los versículos 17 y 48 del capítulo 5.

Jesús insiste en la honestidad y transparencia en el trato de las personas. A las expresiones sobre el adulterio del día de ayer, Jesús añade ahora que no debemos jurar en el nombre de Dios, ni de nadie, ni de nada.

Jesús nos dice que nuestra honestidad, seriedad y transparencia se sustenten también en el cumplimiento de nuestra palabra, y no seamos soberbios porque el juramento vano no puede cambiar el futuro.

  1. Meditación

Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite el día de hoy a través de su Palabra?

La lectura de hoy trata sobre la exigencia de la transparencia y honestidad en el cumplimiento de nuestras responsabilidades. También tiene como objetivo central acercarnos a la perfección del amor.

La fe elimina la costumbre de jurar porque fundamenta la actividad de nuestra vida en la verdad, rechazando la inclinación a mentir, prescribe la lealtad tanto en el hablar como en el escuchar, por tanto, los que viven en la sencillez de la fe no necesitan hacer uso de juramentos.

Nosotros no necesitamos jurar para cumplir nuestras responsabilidades porque la Santísima Trinidad siempre será testigo de todas nuestras acciones. Jesús nos llama a ser veraces y coherentes, no solo en lo que decimos, sino también en lo que hacemos. Por ello, no debemos decir más de lo necesario, solo lo auténtico, lo bueno, todo lo que ayuda a nuestro prójimo y nos acerca más a Dios.

Hermanos, meditando el pasaje evangélico del día de hoy, respondamos: ¿Somos personas confiables, cumplimos con nuestras responsabilidades? ¿Cumplimos los mandamientos para agradecer el inmenso amor de Dios?

Que las respuestas a estas preguntas nos ayuden a vivir en sintonía con los mandamientos del Señor, venciendo las tendencias egoístas que nos separan de nuestro prójimo y de Dios.

¡Jesús nos ama!

  1. Oración

Dios todopoderoso y eterno, tú que has dado a tu pueblo en la persona de san Antonio de Padua un predicador insigne y un intercesor poderoso, concédenos seguir fielmente los principios de la vida cristiana, para que merezcamos tenerte como protector en todas las adversidades.

Amado Jesús, gracias por enseñarnos que debemos ser veraces y firmes para estar unidos a ti y a Dios Padre.

Amado Jesús, intercede ante Dios Padre para que nos envíe los dones del Espíritu Santo y, con su fortaleza, enfrentar siempre la verdad, aun cuando sea dolorosa para nosotros.

Madre Santísima, esposa del Espíritu Santo, Madre de la Divina Gracia, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones. Amén.

  1. Contemplación y acción

Contemplemos hermanos a nuestro Señor que nos dice que el sustento a nuestra palabra es una vida coherente y obediente a la voluntad de Dios. Por eso basta un “si” o un “no”.

El Espíritu Santo que vive en nosotros y nos une a Cristo, es la fuerza y garantía de lo que decimos. Somos cartas de presentación del mismo Jesucristo, escrita no con tinta sino con su mismo Espíritu, por pura gracia para realizar la misión para la que hemos sido creados. Para la mayor gloria de Dios.

Hermanos: contemplemos al Creador con un texto de San Francisco de Padua.

«La contemplación no está en poder del contemplativo, sino que depende de la voluntad del Creador, que otorga la dulzura de la contemplación a quien quiere, cuando quiere y como quiere. Hay dos tipos de contemplativos: unos se ocupan de los otros, se entregan a ellos; otros, en cambio, no se ocupan de los otros ni de ellos mismos y se sustraen incluso de las cosas necesarias.

Oh, hermano, cuando sirves al prójimo, entrégate por completo a él; en cambio, cuando te unas a Dios, olvidando todo el pasado, sumérgete en la oración y deja de pensar en los servicios y beneficios que has ofrecido o vas a ofrecer. Los que no se ocupan de los otros ni de sí mismos, aíslen en la mente afectos breves y cortos, recójanse enteramente en sí mismos, de suerte que la mente, atenta a una sola cosa, pueda levantar el vuelo con mayor facilidad y fijar los ojos en el áureo fulgor del sol, sin quedar deslumbrada».

Hermanos: glorifiquemos a Dios cumpliendo nuestras responsabilidades y promesas con todos nuestros hermanos, especialmente con aquellos que más necesidades espirituales y materiales tienen. Alabemos y agradezcamos siempre a la Santísima Trinidad que inmerecidamente nos colma de tantas gracias e inmenso amor.

Glorifiquemos a Dios con nuestras vidas.

Oración final

Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna.

Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.

Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.