LUNES DE LA SEGUNDA SEMANA DE CUARESMA – CICLO C

LECTIO DIVINA DEL LUNES DE LA SEGUNDA SEMANA DE CUARESMA – CICLO C

Oración inicial

Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tu sabiduría para que podamos comprender el mensaje que Jesús nos quiere comunicar en este día.

Espíritu Santo, otórganos la gracia para que la Palabra sea nuestra escuela de vida.

Madre Santísima intercede ante tu hijo Jesucristo por nuestra petición.

Ave María Purísima, sin pecado concebida.

  1. Lectura

Lectura del santo evangelio según san Lucas 6, 36-38

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Sean compasivos como el Padre de ustedes es compasivo; no juzguen, y no serán juzgados; no condenen, y no serán condenados; perdonen, y serán perdonados; den, y se les dará; recibirán sobre el regazo una medida generosa, colmada, remecida, rebosante. Porque con la medida con que ustedes midan, también se usará para ustedes”.

Palabra del Señor. Te alabamos Señor.

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El Evangelio de San Lucas resalta uno de los atributos fundamentales de Jesús y de Dios Padre: la misericordia.

Este texto evangélico se encuentra luego de la versión sucinta del Sermón de la montaña de San Lucas. Forma parte de un conjunto de textos que están referidos al amor al prójimo, que debe extenderse a amar también a los enemigos, ya sean enemigos personales, comunitarios o de cualquier organización a la que pertenezcamos (se puede leer San Lucas, capítulo 6, versículos del 27 al 38).

Estos textos integran, de manera general, una exhortación de Jesús que, llevada a la práctica, debe conducirnos a una sociedad basada en el amor, la bendición, la oración, el perdón, la solidaridad y la justicia.

El pasaje evangélico de hoy, es una pincelada de la imagen de la bondad y generosidad de Dios Padre en el premio que promete si se ama al prójimo y a los enemigos, aplicando constantemente la misericordia sobre justos e injustos. Además, debe conducirnos a la práctica de la corrección fraterna, tal como podemos leer en Mateo, capítulo 18, versículos del 15 al 18, y 21.

  • Meditación

Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite el día de hoy a través de su Palabra?

El evangelio de hoy nos exhorta a no juzgar a los demás sin tener autoridad para ello. Por ello, es importante estar atentos, porque juzgar a los demás es uno de los orígenes del orgullo y desencadena una serie de comportamientos contrarios a los preceptos cristianos.

Hermanos, cada uno de nosotros, en nuestro corazón, respondamos las siguientes preguntas:

  • ¿Soy proclive a juzgar y condenar el comportamiento de los demás?
  • ¿Puedo perdonar con facilidad a quienes me ofenden? ¿Por qué es fácil o difícil perdonar?

Que las respuestas a estos interrogantes nos permitan identificar las causas de nuestros comportamientos contrarios a los que nos exhorta Nuestro Señor Jesucristo, y nos permita iniciar el cambio que Él, misericordiosamente, espera de nosotros.

  • Oración

Santísima Trinidad, tres personas, un solo Dios, concédenos la gracia de ir alcanzando el dominio sobre nosotros mismos para no mirar los pecados de los demás, sino, que aprendamos a meditar en nuestras propias malas acciones.

Hermanos, oremos con el salmo 129: “Señor, si llevas cuenta de los delitos, ¿quién podrá resistir? Pero de ti procede el perdón y así infundes respeto… Porque de ti, Señor, viene la misericordia, la redención copiosa”.

Madre Santísima, Madre de la Divina Gracia, Madre de Misericordia, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones. Amén.

  • Contemplación y acción

Jesús, en el silencio de nuestro corazón contemplamos cómo, en medio del dolor de tu crucifixión, nos diste ejemplos maravillosos de tu misericordia, cuando, mirando la acción de tus verdugos, te diriges a Dios Padre y le dices: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”.

También Señor, cuando compadecido por el arrepentimiento del “buen ladrón” y ante su petición de misericordia: “Acuérdate de mí cuando estés en tu reino”, le respondes: “Hoy estarás conmigo en el paraíso”.

Redentor nuestro, admirados y animados por tus ejemplos de misericordia, deseamos, el día de hoy, renovar el propósito de amar al prójimo, de no juzgar, de no condenar y de aplicar la corrección fraterna cuando sea necesario.

Oración final

Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna.

Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción. Dios bendito y glorioso, escucha nuestra petición.

Madre Santísima intercede ante tu hijo Jesucristo por nuestra petición.

Amén.