VIERNES DE LA SEMANA XXI DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO A

LECTIO DIVINA DEL VIERNES DE LA SEMANA XXI DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO A

MEMORIA OBLIGATORIA DE SAN AGUSTÍN DE HIPONA, OBISPO Y DOCTOR DE LA IGLESIA

«Velen, porque no saben el día ni la hora» Mt 25, 13.

Oración inicial

Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tus dones para que podamos comprender los tesoros de la sabiduría que Jesús nos quiere revelar en este día. Otórganos la gracia para meditar los misterios de la Palabra y revélanos sus más íntimos secretos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.

  1. Lectura

Lectura del santo evangelio según san Mateo 25, 1-13

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «El Reino de los Cielos se parecerá a diez doncellas que tomaron sus lámparas y salieron a esperar al esposo. Cinco de ellas eran necias y cinco eran sensatas. Las necias, al tomar las lámparas, no se proveyeron de aceite; en cambio, las sensatas se llevaron alcuzas de aceite con las lámparas.

El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron. A medianoche se oyó una voz: “¡Que llega el esposo, salgan a recibirlo!”. Entonces se despertaron todas aquellas doncellas y se pusieron a preparar sus lámparas. Y las necias dijeron a las sensatas: “Dennos un poco de su aceite, que se nos apagan las lámparas”. Pero las sensatas contestaron: “Por si acaso no hay bastante para ustedes y nosotras, mejor es que vayan a la tienda y lo compren”.

Mientras iban a comprarlo llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas y se cerró la puerta. Más tarde llegaron también las otras doncellas, diciendo: “Señor, señor, ábrenos”. Pero él respondió: “Les aseguro: no las conozco”. Por tanto, velen, porque no saben el día ni la hora».

Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.

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Hoy celebramos a San Agustín. Nació en Tagaste en el año 354. Tuvo una vida desordenada durante su juventud, hasta que a los 33 años se convirtió. Fue ordenado sacerdote a los 47 años y cinco años después se convirtió en obispo de Hipona.

San Agustín es testimonio de inquietud espiritual, que lo lleva al encuentro personal con Cristo después de una vida desordenada, dedicando el resto de su existencia terrenal a predicar el Evangelio y a defender la fe católica. Falleció en el año 430 a los 76 años y fue proclamado doctor de la Iglesia por el papa Bonifacio VII, en 1298. Entre sus escritos más importantes están “Las Confesiones” y “La ciudad de Dios”.

Giuseppe De Luca escribió: “San Agustín, todo lo llevó consigo y lo fundió en ardor y en la luz única de su santidad dolorosa y extática. Amó y de su experiencia de amor surgió un amor a Dios, tal vez el más elevado que jamás haya salido de corazón humano … Cuando moría Agustín en su ciudad asediada, no moría, nacía en los cielos amados sin paz y deseados sin tregua; nacía, para nosotros, en nuestra historia y en nuestra alma. Desde aquel día hay algo de agustiniano tanto en la historia de todos los hombres como en la historia de cada uno de ellos”.

  1. Meditación

Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite el día de hoy a través de su Palabra?

Hoy meditamos la “parábola de las diez jóvenes” que se refiere a la segunda venida de Jesús. Describe nuestra situación, ya que vivimos el tiempo intermedio entre la resurrección y la parusía. El centro del mensaje es la necesidad de la preparación y vigilancia.

Dos hechos importantes suceden: el retraso del novio y el sueño de las que esperan. La insensatez de las jóvenes necias no es que se hubieran dormido, porque todas se durmieron, sino que no iban preparadas para su misión. No habían previsto un posible retraso del novio y por eso no tuvieron aceite suficiente. La negación de las jóvenes prudentes a compartir el aceite ayuda a comprender que la preparación requerida es personal e insustituible. No sirve apoyarse en la fidelidad de otro.

San Agustín decía: «Os diré por qué me parece a mí que en el aceite está significado el amor. Dice el Apóstol: “Os muestro un camino aún más elevado” (1Co. 12, 31). ¿Cuál es ese camino más elevado que muestra? “Aunque hablara las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor, soy como bronce que suena o como címbalo que retiñe” (1Co. 13, 1). Este es el camino más elevado, es decir, el amor, que con razón se halla significado en el aceite».

Hermanos: meditando la lectura de hoy, respondamos: ¿Estamos preparados para el encuentro maravilloso con el Señor? ¿Mantenemos una vigilancia espiritual durante el día?

Que las respuestas a estas preguntas sirvan para realizar siempre la voluntad de Dios y estar preparados para el encuentro con Él.

¡Jesús nos ama!

  1. Oración

San Agustín: que, desde el día dichoso de tu conversión supiste correr y saltar alegremente por los caminos del temor del Señor, sin desfallecer jamás, ni volver los ojos a las antiguas sendas de tu juventud, alcánzanos de Dios toda providencia y sabiduría, la sagacidad que hace sabios a los niños, y el entendimiento que da prudencia a los adultos, para que sepamos seguir tus altísimos ejemplos, hasta conseguir, como tú, el premio de los que vencen y la corona de los que triunfan, en Jesucristo Nuestro Señor.

Padre eterno, renueva en tu Iglesia el espíritu que, con tanta abundancia, otorgaste a San Agustín, para que también nosotros tengamos sed de ti, única fuente de la verdadera sabiduría, y que, en ti, único manantial del verdadero amor encuentre descanso nuestro corazón.

¡Padre eterno, sumamente bueno y hermosura de todas las hermosuras!

Amado Jesús, que en ti habita toda la plenitud de la divinidad, mira con bondad y misericordia a las almas del purgatorio, y permíteles alcanzar la vida eterna en el cielo.

Madre Santísima, Madre de la Iglesia, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones. Amén.

  1. Contemplación y acción

Hermanos contemplemos a Dios a través un texto de San Agustín:

«A ti te invoco, Dios Verdad, en quien, de quien y por quien son verdaderas todas las cosas verdaderas. Dios, Sabiduría, que, en ti, de ti y por ti saben todos los que saben. Dios, verdadera y suma vida, en quien, de quien y por quien viven las cosas que verdaderamente viven.

Dios bienaventuranza, en quien, de quien y por quien son bienaventurados los bienaventurados. Dios, Bondad y Hermosura, principio, causa y fuente de todo lo bueno y hermoso …

Dios, cuyo Reino es todo el mundo, que no alcanzan los sentidos … Dios, de quien separarse es caer, a quien volver es levantarse, permanecer en ti es hallarse firme. Dios, darte a ti la espalda es morir, volver a ti es revivir, morar en ti es vivir. Dios, a quien nadie pierde sino engañado, a quien nadie busca sino avisado, a quien nadie halla sino purificado. Dios, dejarte a ti es perderse, seguirte a ti es amar, verte es poseerte. Dios, quien nos despierta la fe, levanta la esperanza y une la caridad.

Te invoco a ti, Dios, por quien vencemos al enemigo. Dios, por cuyo favor no hemos perecido nosotros totalmente. Dios que nos exhortas para que vigilemos. Dios, por quien discernimos el bien del mal. Dios, por quien evitamos el mal y seguimos el bien. Dios, por quien no sucumbimos a las adversidades. Dios, a quien se debe nuestra buena obediencia y buen gobierno. Dios, por quien aprendemos que es ajeno lo que alguna vez creímos nuestro, y nuestro lo que creímos ajeno. Dios, gracias a ti superamos los estímulos y halagos de los malos. Dios, por quien las cosas pequeñas no nos empequeñecen … Dios, por quien la muerte será absorbida con la victoria. Dios, que nos conviertes. Dios, que nos desnudas de lo que no es y vistes de lo que es. Dios, que nos haces dignos de ser oídos. Dios que nos defiendes. Dios, que nos guías a toda verdad.

Dios, que nos muestras todo bien, dándonos la cordura y librándonos de la ignorancia. Dios, que nos vuelves al camino. Dios, que nos llevas hasta la puerta. Dios, que haces que sea abierta a los que llaman. Dios, que nos das el Pan de la vida. Dios, que nos das la sed de la bebida que nos sacia … Dios, por quien no nos arrastran los que no creen. Dios, por quien reprobamos el error de los que piensan que las almas no tienen ningún mérito delante de ti. Dios, por quien no somos esclavos de los serviles y pobres elementos. Dios, que nos purificas y preparas para el divino premio, acude propicio en mi ayuda».

Queridos hermanos: asumamos el compromiso de estar preparados y vigilantes, cumpliendo los preceptos cristianos y realizando obras de misericordia materiales y espirituales en favor de las personas más necesitadas en estos momentos difíciles.

Glorifiquemos a la Santísima Trinidad con nuestras vidas.

Oración final

Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna.

Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.

Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.