JUEVES DE LA CUARTA SEMANA DE CUARESMA – CICLO C

LECTIO DIVINA DEL JUEVES DE LA CUARTA SEMANA DE CUARESMA – CICLO C

Oración inicial

Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tu sabiduría para que podamos comprender el mensaje que Jesús nos quiere comunicar en este día.

Espíritu Santo, otórganos la gracia para que la Palabra sea nuestra escuela de vida.

Madre Santísima intercede ante tu hijo Jesucristo por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.

  1. Lectura

Lectura del santo evangelio según san Juan 5, 31-47

En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: «Si yo doy testimonio de mí mismo, mi testimonio no es válido. Hay otro que da testimonio de mí, y sé que es válido el testimonio que da de mí. Ustedes mismos enviaron mensajeros a Juan, y él ha dado testimonio de la verdad. No es que yo dependa del testimonio de un hombre; si digo esto es para que ustedes se salven. Juan era la lámpara que ardía y brillaba, y ustedes quisieron gozar un instante de su luz.

Pero el testimonio que yo tengo es mayor que el de Juan: las obras que el Padre me ha concedido realizar; esas obras que hago dan testimonio de mí: que el Padre me ha enviado. Y el Padre que me envió, él mismo ha dado testimonio de mí. Ustedes nunca han escuchado su voz, ni han visto su rostro, ni su palabra habita en ustedes, porque no creen al que él ha enviado.

Ustedes investigan las Escrituras pensando encontrar en ellas vida eterna; pues ellas están dando testimonio de mí, sin embargo, ¡ustedes no quieren venir a mí para tener vida! No recibo gloria de los hombres; además, a ustedes yo los conozco y sé que el amor de Dios no está en ustedes. Yo he venido en nombre de mi Padre, y ustedes no me reciben; si otro viene en su propio nombre, a ése si lo van a recibir. ¿Cómo pueden creer ustedes que aceptan gloria unos de otros y no buscan la gloria que viene del único Dios? No piensen que yo los voy a acusar ante el Padre, hay uno que los acusa: Moisés, en quienes ustedes han puesto su esperanza. Porque si creyeran a Moisés, me creerían a mí, porque él escribió de mí. Pero, si no dan fe a sus escritos, ¿cómo darán fe a mis palabras?».

Palabra del Señor.

 

 

 

 

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En el pasaje evangélico del día de hoy, que es la continuación del texto de ayer, se observa que a medida que se incrementan las acusaciones y persecución de los judíos, Jesús responde enumerando tres testigos de él, de su presencia en la humanidad:

  • El primer testigo es Juan el Bautista, a quien se refiere como “la lámpara que ardía y brillaba”.
  • El segundo testigo es Dios Padre que actúa a través de las obras, milagros y prodigios que le ha concedido realizar a Jesús.
  • El tercer testigo es la Escritura, que a través de Moisés y los profetas que dan fe del Mesías.

Pero, los judíos, pese a ello, no lo aceptan porque rechazan el amor de Dios en sus corazones. Los acusadores de Jesús no imaginan que, a quien acusan, será, más adelante, su defensor e intercesor misericordioso por excelencia.

  1. Meditación

Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite el día de hoy a través de su Palabra?

Cuando el corazón de una persona ignora y no acepta el amor de Jesús, se inicia la historia personal y colectiva del pecado, tal como ocurre en la parábola del hijo pródigo, en la que el hijo abandona la casa del padre y parte a un país lejano, que simboliza el reino de las tinieblas, y donde pierde todos los dones que había recibido del padre.

En cambio, mientras acojamos al Señor a través de su Palabra y acciones inspiradas en su espíritu, mayor será nuestra unión con Dios.

En este sentido, conviene hacernos algunas preguntas:

  • ¿Creemos de corazón en Jesús?
  • ¿Somos testigos de Dios realizando nuestras acciones a la luz de la Palabra?

Que las respuestas a estas preguntas sean provechosas para nuestro crecimiento espiritual.

  1. Oración

Señor Jesucristo, te pedimos que, con el auxilio del Espíritu Santo y a la luz de tu Palabra, podamos ser testigos y testimonios verdaderos de tu amor a través de las obras que realicemos en nuestra vida cotidiana.

Que tu palabra quede sellada en nuestros corazones, de manera indeleble, para que podamos llevarla a los que están alejados de ti.

Madre Santísima, Madre de misericordia, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones. Amén.

  1. Contemplación y acción

Santísima Trinidad, reconocemos que estamos unidos a ti de manera indisoluble, porque de ti brota el amor, los dones y frutos del Espíritu, en todo momento, en las alegrías, en las tribulaciones, durante toda nuestra vida. Dios Santo y Eterno, no permitas nunca que nos separemos de ti.

Amado Señor, deseo asumir el compromiso de contrastar conscientemente mis acciones cotidianas con tu Palabra; también, de recurrir en forma constante y confiadamente a ti, para renovar mis fuerzas y ser testigo de tu amor.

Oración final

Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna.

Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.

Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición.

Amén.