LECTIO DIVINA DEL LUNES DE LA SEMANA III DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO C
SAN FRANCISCO DE SALES, OBISPO Y DOCTOR DE LA IGLESIA
«Todo se les podrá perdonar a los hombres: los pecados y cualquier blasfemia que digan; pero el que blasfema contra el Espíritu Santo no tendrá perdón jamás, cargará con su pecado para siempre». Mc 3,28-29.
Oración inicial
Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tus dones para que podamos comprender los tesoros de la sabiduría que Jesús nos quiere revelar en este día. Otórganos la gracia para meditar los misterios de la Palabra y revélanos sus más íntimos secretos.
Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.
- Lectura
Lectura del santo evangelio según san Marcos 3,22-30
En aquel tiempo, los escribas que habían bajado de Jerusalén decían: «Tiene dentro a Belzebú y expulsa a los demonios con el poder del jefe de los demonios». Jesús les invitó a acercarse y les habló en parábolas: «¿Cómo puede Satanás expulsar a Satanás? Un reino dividido internamente no puede subsistir; una familia dividida tampoco puede subsistir. Si Satanás se revela contra sí mismo, para hacerse la guerra, no puede subsistir, está perdido. Nadie puede meterse en casa de un hombre fuerte para saquear sus bienes, si primero no lo ata; entonces podrá saquear la casa. En verdad les digo, todo se les podrá perdonar a los hombres: los pecados y cualquier blasfemia que digan; pero el que blasfema contra el Espíritu Santo no tendrá perdón jamás, cargará con su pecado para siempre». Jesús decía esto porque lo acusaban de estar poseído por un espíritu inmundo.
Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.
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Hoy celebramos a San Francisco de Sales. Nació en Thorans, un pueblecito de Saboya en 1567, en el castillo de Sales. Educado en las virtudes cristianas por su madre, estudió, primero con los jesuitas de París y, después, en Padua, donde se licenció en Derecho.
Contrariamente a las expectativas de su padre, que soñaba con que fuera abogado y senador, abrazó el estado eclesiástico y se dedicó a la evangelización de la región de Chablais. Tras ser nombrado obispo de Ginebra, vivió en Annecy, donde, además de una iluminada acción pastoral y de la dirección espiritual de muchas almas, escribió, entre otras, la obra “Filotea” y también “Teótimo” o “Tratado sobre el amor de Dios”, convirtiéndose en uno de los grandes maestros de la espiritualidad cristiana Junto con santa Juana de Chantal, fundó la Visitación. Murió en 1622, fue beatificado por el Papa Alejandro VII en el 1661, y el mismo Papa lo canonizó en el 1665. En 1878 el Papa Pío IX lo declaró «Doctor de la Iglesia».
El pasaje evangélico de hoy está integrado por los textos denominados “Acusaciones contra Jesús” (versículos 22 al 27) y “Blasfemia contra el Espíritu Santo” (versículos 28 al 30). El primer texto también se ubica en Mateo 12,22-9 y en Lucas 11,14-22. El texto referido a la blasfemia al Espíritu Santo se encuentra también en Mateo 12,31.
La propuesta de Jesús, de formar un nuevo pueblo de Dios es apoyada por mucha gente, pero es rechazada por las autoridades religiosas y políticas de la época. Incluso, los letrados de Jerusalén afirman que el poder de Jesús no viene de Dios, sino de Satanás; ellos dudaban de la fuente celestial de sus prodigios.
Ante esto, con dos parábolas, Jesús demuestra que su poder viene de Dios y que las autoridades religiosas blasfeman contra el Espíritu Santo, ya que niegan la manifestación liberadora de Dios y la difaman. Su fanatismo y apasionamientos son el origen su ceguera.
- Meditación
Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite a través de su Palabra?
El Espíritu que tiene Nuestro Señor Jesucristo, que viene de Dios Padre, es el que hace que expulse demonios, sane enfermos y perdone los pecados. Quienes afirman lo contrario, haciendo acusaciones falsas, blasfeman contra el Espíritu Santo, porque Dios siempre quiere perdonar, pero, muchas veces, el pecador rechaza la misericordia de Dios.
Nosotros sabemos que Satanás fue derrotado para siempre con la pasión, muerte y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo; por ello, es Jesús quien derrota al mal en el corazón de cada uno de nosotros y en todas las personas que lo siguen.
En esta contienda, un arma poderosa que nos ayuda a enfrentar las tentaciones que el mundo propone, es renovar el seguimiento a Jesús, cada día, sí hermanos, cada día, haciéndolo a través de la oración perseverante, pidiendo al Espíritu Santo que aumente nuestra fe y nos otorgue los dones que nos permitan seguir avanzando en nuestro crecimiento espiritual. Todo esto, indudablemente, con la dulce intercesión y compañía de Nuestra Santísima Madre, la siempre Virgen María.
Haciendo silencio en nuestro corazón, respondamos: ¿En qué ocasiones somos incrédulos y detractores de las acciones de Jesús en otras personas? ¿Nos mantenemos vigilantes y perseverantes en la oración para no caer en las tentaciones? ¿Somos conscientes de que cada vez que realizamos obras de misericordia, es Dios quien nos inspira, protege y dirige nuestra disposición a seguirle?
¡Jesús, María y José nos aman!
- Oración
Padre eterno, tú que has querido que el santo obispo Francisco de Sales se hiciera todo para todos por la salvación de las almas, concédenos, en tu bondad, a ejemplo suyo, manifestar siempre la dulzura de tu amor en el servicio a los hermanos.
Señor Jesucristo, tú que das sentido a nuestras vidas, ayúdanos a ejercitar día tras día, con perseverancia, los dones que nos otorgas a través de tu Espíritu Santo, para mantenernos vigilantes y no caer en las tentaciones.
Amado Jesús, haz que en la hora del sufrimiento y de la oscuridad seamos capaces de mantener viva la memoria de tu don de salvación con un testimonio fiel y apasionado, para que todos podamos reconocer en tu muerte y resurrección el magno y único signo de la esperanza humana.
Amado Jesús, misericordia pura, tú que estás sentado a la derecha de Dios Padre, alegra con la visión de tu rostro a nuestros hermanos difuntos.
Madre Santísima, Madre de la Divina Gracia, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones. Amén.
- Contemplación y acción
Con el ejemplo de Francisco de Sales, contemplemos a Nuestro Señor Jesucristo, saboreemos su Palabra y pongamos en práctica sus enseñanzas. Francisco llamaba “éxtasis de la acción” a aquella acción impulsada por el amor puro que contemplamos y descubrimos en Nuestro Señor Jesucristo. Contemplemos al Señor con un escrito de San Francisco de Sales de su obra Filotea:
«Piensa en el amor con el que Jesucristo, Nuestro Señor, tanto sufrió en este mundo, de modo particular en el huerto de los Olivos y en el monte Calvario: ¡ese amor te miraba a ti!
¡Dios mío, con qué profundidad deberíamos imprimir en nosotros todo esto! ¿Acaso es posible que yo haya sido amado con tanta dulzura por el Salvador, hasta el punto de que Él haya pensado en mí personalmente, incluso en todas las pequeñas circunstancias a través de las cuales me ha atraído a Él?
Es verdaderamente maravilloso: el corazón repleto de amor de mi Dios pensaba en mí, me amaba y me procuraba mil medios de salvación, como si no hubiera tenido otra persona en el mundo en la que pensar. Pero ¿cuándo empezó a amarte? Desde que empezó a ser Dios, es decir, desde siempre…».
Hermanos: pidamos al Espíritu Santo que nos ilumine con la luz de sus dones para mantenernos vigilantes y perseverantes en la oración y no caer en las tentaciones; así mismo, para no cesar en nuestra determinación de servir a Nuestro Señor Jesucristo en cualquier circunstancia de nuestras vidas. Ayudemos también a las personas que aún no conocen a Dios, a acercarse a Él y que experimenten su acción sanadora y liberadora.
Glorifiquemos a la Santísima Trinidad con nuestras vidas.
Oración final
Gracias Señor Jesús porque tu Palabra nos conduce por caminos de paz, amor y santidad.
Espíritu Santo ilumínanos para que la Palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.
Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.
Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.