MARTES XXI DE TIEMPO ORDINARIO – CICLO C

LECTIO DIVINA DEL MARTES XXI DE TIEMPO ORDINARIO – CICLO C

«Limpia primero la copa por dentro, y así quedará limpia también por fuera» Mt 23,26.

Oración inicial

Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tus dones para que podamos comprender los tesoros de la sabiduría que Jesús nos quiere revelar en este día. Otórganos la gracia para meditar los misterios de la Palabra y revélanos sus más íntimos secretos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.

  1. Lectura

Lectura del santo evangelio según san Mateo 23,23-26

En aquel tiempo, Jesús habló a la gente diciendo: «¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que pagan el diezmo de la menta, del anís y del comino, y descuidan lo más importante de la Ley: la justicia la misericordia y la fidelidad! Hay que hacer esto, pero sin descuidar aquello. ¡Guías ciegos que cuelan el mosquito pero que tragan el camello! ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que limpian por fuera la copa y el plato, mientras que por dentro están rebosando de robo y desenfreno! ¡Fariseo ciego!, limpia primero la copa por dentro, y así quedará limpia también por fuera».

Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.

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«La consigna de Jesús es que no se descuiden tampoco las cosas pequeñas: “esto es lo que habría que practicar (lo del derecho y la compasión y la sinceridad), aunque sin descuidar aquello (el pago de los diezmos que haya que pagar)”. A cada cosa hay que darle la importancia que tiene, ni más ni menos. En los detalles de las cosas pequeñas también puede haber amor y fidelidad. Aunque haya que dar más importancia a las grandes» (José Aldazabal).

El pasaje evangélico de hoy forma parte del pasaje denominado “Invectiva contra los letrados y los fariseos” que se extiende desde el versículo 1 al 36 del capítulo 23 de Mateo, en el que Jesús censura siete veces su espiritualidad: los siete “ayes” de Jesús. Hoy meditamos los versículos 23 al 26, que presenta la cuarta y quinta censura de Jesús a los letrados y fariseos.

En la cuarta censura, entre los versículos 23 y 24, refiriéndose a los diezmos, Jesús denuncia su alta escrupulosidad para las cosas menos importantes, omitiendo lo esencial, que es la justicia, la misericordia y la fe.

En la quinta, entre los versículos 25 y 26, Jesús censura la hipocresía farisaica que tenía códigos extremos para purificar los utensilios para comer, dejando de lado la purificación del alma. De esta forma Jesús critica la doble moral de los fariseos.

Impresiona la actualidad de las denuncias de Jesús. En los tiempos actuales, una importante proporción de la población mundial vive en extrema pobreza; se sigue dando la explotación del hombre por el hombre, y las múltiples dictaduras ideológicas y políticas atentan contra los derechos fundamentales de las personas. Todo esto ocurre cuando lo más importante es la caridad, la solidaridad, la sinceridad, la transparencia y autenticidad de nuestras vidas.

  1. Meditación

Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite a través de su Palabra?

En el pasaje evangélico de hoy Nuestro Señor Jesucristo nos llama a no caer en las apariencias externas, sino a cumplir amorosa y profundamente sus enseñanzas. Tomar esta valiosa decisión nos vincula con la sinceridad, que prioriza el amor, la misericordia y todo aquello que nace del corazón del hombre y que está inspirado por el Espíritu Santo.

Todo esto requiere de una labor espiritual paciente y perseverante de desapropiación de todo aquello que se nos ha otorgado de manera gratuita y por pura misericordia. En este proceso siempre aparece la tentación de la soberbia que acentúa las cosas insignificantes para entretener el espíritu, justificando, incluso, nuestros extravíos. Ceder a esta tentación, es dar paso al ego, cuyo alimento esencial es la apariencia.

Hermanos: meditando la lectura de hoy, respondamos: ¿Damos paso a las apariencias en nuestra vida? ¿Somos fieles a las enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo? ¿Somos misericordiosos con nuestros hermanos más necesitados?: Que las respuestas a estas preguntas nos ayuden a incrementar nuestra fidelidad al Señor y a contribuir a promover conductas coherentes con los principios cristianos.

¡Jesús, María y José nos aman!

  1. Oración

Amado Jesús, con una plena disposición a seguirte, fortalece con tu Santo Espíritu nuestros esfuerzos para que nuestra conducta diaria sea coherente con tus enseñanzas.

Amado Jesús, mira con bondad y misericordia a las almas del purgatorio, y permíteles alcanzar la vida eterna en el cielo.

Madre Santísima, Madre de la Iglesia, Madre del buen consejo, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones. Amén.

  1. Contemplación y acción

Hermanos, contemplemos a Dios con un escrito de San Rafael Arnáiz Barón:

«No tenemos virtud, no porque sea difícil, sino porque no queremos. No tenemos paciencia…, porque no queremos. No tenemos templanza…, porque no queremos. No tenemos castidad, por lo mismo. Si quisiéramos seríamos santos…, y es mucho más difícil ser ingeniero, que ser santo. ¡Si tuviéramos fe!

Vida interior…, vida de espíritu, vida de oración. ¡Dios mío! ¡eso sí que debe ser difícil! No hay tal. Quita de tu corazón lo que estorba y en él hallarás a Dios. Ya está todo hecho.  Muchas veces buscamos lo que no hay, y en cambio pasamos al lado de un tesoro y no lo vemos. Esto nos pasa con Dios, a quien buscamos en una maraña de cosas, que a nosotros nos parecen mejores cuanto más complicadas. Y, sin embargo, a Dios lo llevamos dentro, y ahí no lo buscamos. Recógete dentro de ti mismo…, mira tu nada del mundo, ponte a los pies de una Cruz, y si eres sencillo, verás a Dios.

He aquí la vida de oración…, no hay que poner lo que ya está, sino que hay que quitar lo que sobra. Digo lo que ya están suponiendo al alma en gracia de Dios, y si algunas veces Dios no está en ella es porque nosotros no queremos. Tenemos tal cúmulo de atenciones, distracciones, aficiones, deseos de vanidades, presunciones; tanto mundo dentro, que Dios se aleja… pero nada más quererlo a Dios llena el alma de tal modo, que hace falta estar ciego para no verlo. ¿Quiere un alma vivir según Dios?… Quite de ella todo lo que nos sea Él…, y ya está. Es relativamente fácil. Si quisiéramos y, con sencillez, a Dios se lo pidiéramos, haríamos grandes progresos en la vida del espíritu. Si quisiéramos seríamos santos… Pero somos tan tontos que no queremos… Preferimos perder el tiempo en vanidades».

Queridos hermanos: esforcémonos por ser coherentes con las enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo. Pidamos al Espíritu Santo los dones para obrar siempre en concordancia con el mandamiento del amor y siempre con sinceridad.

En palabras de San Agustín, estemos atentos porque «siempre está el ojo avizor del antiguo enemigo contra nosotros; no nos durmamos. El enemigo sugiere halagos, pone celadas, introduce malos pensamientos y, para llevarnos a dolorosa ruina, pone delante lucros y amenaza con perjuicios».

Hermanos aumentemos nuestra fortaleza ante las acechanzas del enemigo; para ello, meditemos diariamente la Palabra, fuente de sabiduría, gozo, paz y misericordia, y pongámosla en práctica. Acudamos a la Santa Eucaristía, adoremos en nuestro corazón al Santísimo Sacramento, recemos el Santo Rosario y realicemos obras de misericordia en el Santísimo Nombre de Jesús.

¡El amor todo lo puede! Amemos, que el amor glorifica a Dios.

Oración final

Gracias Señor Jesús porque tu Palabra nos conduce por caminos de paz, amor y santidad.

Espíritu Santo ilumínanos para que la Palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.

Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.