LECTIO DIVINA DEL DOMINGO XXII DE TIEMPO ORDINARIO – CICLO C
«Porque todo el que se ensalce, será humillado; y el que se humilla, será enaltecido» Lc 14, 11.
Oración inicial
Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tus dones para que podamos comprender los tesoros de la sabiduría que Jesús nos quiere revelar en este día. Otórganos la gracia para meditar los misterios de la Palabra y revélanos sus más íntimos secretos.
Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.
- Lectura
Lectura del santo evangelio según san Lucas 14,1.7-14
Un sábado, entró Jesús en casa de uno de los principales fariseos para comer; y ellos lo observaban atentamente. Notando que los invitados escogían los primeros puestos, les propuso esta parábola: «Cuando te inviten a una boda, no te sientes en el puesto principal, no sea que hayan invitado a otro de más categoría que tú; y vendrá el que los invitó a ti y al otro y te dirá: “Cédele a este tu sitio”. Entonces, avergonzado, irás a ocupar el último puesto. Al contrario, cuando te inviten, vete a sentarte en el último puesto, para que, cuando venga quien te invitó, te diga: “Amigo, sube más arriba”. Entonces quedarás muy bien ante todos los comensales. Porque todo el que se enaltece, será humillado; y el que se humilla, será enaltecido».
Y dijo al que lo había invitado: «Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes ni a los vecinos ricos porque corresponderán invitándote y quedarás pagado. Cuando des un banquete, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos; dichoso tú porque no pueden pagarte; te pagarán cuando resuciten los justos».
Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.
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«Busquemos carísimos hermanos, cuáles son los bienes de la humildad. La humildad es siempre atrayente y activa, acariciadora en las amistades, sosegada en los altercados; no la ensalzan los acontecimientos prósperos, no la cambian los adversos; no requiere servicio, no estafa; por oficio es anterior al saludo y la última en sentarse… En consecuencia, es necesario que pleguemos nuestro ánimo para que, aplastada toda huella de soberbia, se aplaquen los odios. Así sucederá que el hombre del puesto más humilde llegue al más alto y, remunerado con el honor adecuado, conquiste la gracia del poder celestial» (Valeriano de Cimiez).
Un fariseo distinguido invita a Jesús a comer un sábado por la noche y, con la parábola de los invitados al banquete de una boda, Jesús brinda enseñanzas sobre la proyección divina de la humildad a los líderes fariseos de Israel, quienes buscaban siempre ocupar los puestos de honor en las fiestas judías.
La controversia de Jesús con los fariseos sobre el sábado sirvió para que Nuestro Señor Jesucristo aclare y demuestre que cualquier día es propicio para ser misericordioso y bueno con los más necesitados.
En este pasaje evangélico, Jesús también da una lección de caridad y aceptación de la condición humilde de las personas más vulnerables y débiles. En la época de Jesús, la sociedad judía y la greco-romana rechazaban a los indigentes, pobres y enfermos. Por ello, Jesús plantea la obligación no sólo de invitar, acoger y dar de comer a quien no tiene alimento, sino a quién no tiene con qué retribuir dicha invitación, enseñando cómo debe ser la pureza de intención.
- Meditación
Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite a través de su Palabra?
Al reino de Dios todos estamos invitados por pura gracia, sin mérito alguno de nuestra parte. Por ello, debemos asistir agradecidos y sentarnos en el lugar menos preferencial. En este sentido, el humilde que toma el último lugar no se siente desplazado, al contrario, para él, ese no es el lugar más bajo, ni el último, sino el suyo, porque en él, se siente más cómodo.
En cuanto a los invitados, Jesús señala que debemos invitar a quienes no pueden actuar con reciprocidad con nosotros, es decir, a los destinatarios de las bienaventuranzas. Porque ni siquiera debemos hacer una obra esperando que nos den las gracias.
Hermanos: meditando la lectura de hoy, respondamos: ¿En las actividades que realizo, prefiero ubicarme en los puestos más importantes para lograr visibilidad y reconocimiento de las personas? ¿Busco rodearme de amistades en forma gratuita y desinteresada? Que las respuestas a estas preguntas nos ayuden a que la humildad siga floreciendo en nuestros corazones a través de la realización de obras de misericordia y siguiendo las enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo.
¡Jesús, María y José nos aman!
- Oración
Dios todopoderoso, que posees toda perfección, infunde en nuestros corazones el amor de tu nombre y concédenos que, al crecer nuestra piedad, alimentes todo bien en nosotros y con solicitud amorosa lo conserves.
Padre eterno: te pedimos que nosotros, siguiendo el ejemplo de Nuestro Señor Jesucristo y con el auxilio del Espíritu Santo, podamos eliminar de nuestro corazón todo vestigio de orgullo y egoísmo, y que florezca la humildad, transformándonos en personas sencillas. Permite que siempre busquemos relacionarnos con personas en forma gratuita y desinteresada, procurando siempre el bien de ellas, sin esperar nada a cambio.
Amado Jesús: concédenos buscar siempre tu voluntad para discernir cómo debemos actuar, que debemos decir. Tú nos has dicho que estamos en el mundo, pero que no somos del mundo, porque te pertenecemos solo a ti por tu Redención.
Amado Jesús, justo juez, por tu infinita misericordia, concede a las benditas almas del purgatorio la dicha de sentarse contigo en el banquete celestial.
Madre Santísima, Madre de la Divina Gracia, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones. Amén.
- Contemplación y acción
Hermanos: contemplemos a Nuestro Señor Jesucristo con uno de los escritos de San Pío de Pietrelcina:
«La humildad es la verdad, y la verdad es que yo no soy nada. Por consiguiente, todo lo bueno que tengo viene de Dios. Pero a veces malgastamos lo bueno que Dios ha puesto en nosotros.
Cuando veo a la gente que me pide algo, a veces ni pienso en lo que podría darles, sino en lo que no soy capaz de dar, y, por tanto, muchas almas quedan sedientas porque yo no he sabido transmitirles lo que Dios les quería dar.
La idea de que el Señor viene cada día a nosotros y nos da todo, nos tendría que llevar a la humildad. Sin embargo, pasa lo contrario porque el demonio despierta en nosotros sentimientos de orgullo. Esto no nos honra. Hay, pues, que luchar contra nuestro orgullo. Cuando parece que no podemos, paremos un instante, hagamos un acto de humildad. Entonces, Dios, que ama los corazones humillados, vendrá en nuestra ayuda».
Queridos hermanos: comprometámonos a obrar con humildad, evitando pasar por encima de los demás, respetando cordialmente el orden y agradeciendo los favores recibidos en nuestra familia, comunidad, trabajo y país. Así mismo, identifiquemos las razones que nos impulsan a buscar amistades e incorporemos las enseñanzas de Jesús en la búsqueda de nuevas relaciones.
¡El amor todo lo puede! Amemos, que el amor glorifica a Dios.
Oración final
Gracias Señor Jesús porque tu Palabra nos conduce por caminos de paz, amor y santidad.
Espíritu Santo ilumínanos para que la Palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.
Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.
Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.