QUINTO DOMINGO DE PASCUA – CICLO A

LECTIO DIVINA DEL QUINTO DOMINGO DE PASCUA – CICLO A

«Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre, sino por mí … Les aseguro, el que cree en mí, también hará las obras que yo hago, y aún mayores» Jn 14, 6 y 12.

Oración inicial

Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tus dones para que podamos comprender los tesoros de la sabiduría que Jesús nos quiere revelar en este día.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.

  1. Lectura

Lectura del santo evangelio según san Juan 14,1-12

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No se angustien; crean en Dios y crean también en mí. En la casa de mi Padre hay lugar para todos, si no fuera así, ¿les habría dicho que voy a prepararles sitios? Cuando vaya y les prepare sitio, volveré y los llevaré conmigo, para que donde esté yo, también estén ustedes. Ya conocen el camino para ir a adonde yo voy». Tomás le dice: «Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?».

Jesús le responde: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre, sino por mí. Si me conocen a mí, conocen también a mi Padre. Ahora ya lo conocen y lo han visto». Felipe le dice: «Señor, muéstranos al Padre y nos basta». Jesús le replica: «Hace tiempo que estoy con ustedes ¿Y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: “Muéstranos al Padre?” ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre en mí? Lo que yo les digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, Él mismo hace sus obras. Créanme: yo estoy en el Padre y el Padre en mí. Si no, crean a las obras. Les aseguro, el que cree en mí, también hará las obras que yo hago, y aún mayores. Porque yo me voy al Padre».

Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.

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«Queridos hermanos y hermanas, el Señor es el único camino que nos conduce a la verdadera vida, a la felicidad eterna, a la verdad inmutable. Nuestras aspiraciones a un mundo mejor, donde reine la justicia y la paz, sólo encontrarán su realización plena en Cristo resucitado, porque Él es “la clave, el centro y el fin de toda la historia humana” (Gaudium et spes, 10). La construcción de un mundo donde reine el amor y la concordia comienza en cada corazón humano, cuando en él se hacen vida los criterios, la escala de valores y las actitudes evangélicas del Señor» (San Juan Pablo II).

En el pasaje evangélico de hoy Jesús trata de calmar a sus discípulos ante la persecución que se ha desatado contra él, y también los va preparando para el momento de su ascensión al cielo. Por ello, los exhorta a creer y confiar en Dios Padre y en Él. Los discípulos no comprenden las palabras de Jesús, por ello responde a Tomás con una expresión, que es una fuente rica de confianza en Dios para la humanidad de todos los tiempos: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre, sino por mí».

En el texto de hoy, Jesús también realiza la revelación más elevada de su identidad plena con Dios Padre, al expresar claramente que Él es el único camino hacia el Padre y, a la vez, Él es el único camino del Padre hacia la humanidad. Así mismo, nos hace una bella promesa: «Les aseguro, el que cree en mí, también hará las obras que yo hago, y aún mayores».

  1. Meditación

Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite a través de su Palabra?

En nuestras vivencias diarias observamos que el mundo nos propone múltiples caminos, que propone falsas soluciones a problemas que pueden conducirnos a la ruina espiritual. ¿Cuántas veces el mundo nos presenta modelos de vida de esclavitud, disfrazados de libertad y de falso amor?

Hermanos: frente a los escenarios más pesimistas, Jesús nos responde: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre, sino por mí». Entonces, tengamos siempre presente que donde está Jesús, está Dios Padre y está el Espíritu Santo: la Santísima Trinidad siempre nos acompaña.

Cuando dejamos de lado las preocupaciones y confiamos más en Dios, encontramos que los problemas pueden persistir, pero son menos intensos porque reconocemos que no pueden disminuir nuestra fe sin nuestro consentimiento.

Por ello, meditando la lectura, respondamos de corazón: ¿Cuáles son las angustias que nos inmovilizan espiritualmente? ¿Es Jesús el camino, la verdad y la vida para cada uno de nosotros? ¿Confiamos en las promesas de Nuestro Señor Jesucristo?

Convirtamos todas nuestras preocupaciones en oración y en seguimiento a Nuestro Señor Jesucristo a través del servicio a los demás para que se abra paso el amor santo de Dios.

¡Jesús, María y José nos aman!

  1. Oración

Dios todopoderoso y eterno, lleva a su pleno cumplimiento en nosotros el Misterio pascual, para que, quienes, por tu bondad, han sido renovados en el santo Bautismo, den frutos abundantes con tu ayuda y protección y lleguen a los gozos de la vida eterna.

Amado Jesús, camino, verdad y vida para la humanidad, líbranos con tu Santo Espíritu de caer en los abismos del miedo y del pesimismo, y otórganos la alegría inquebrantable de tu amor.

Amado Jesús, otórganos la gracia de que, dónde tú estás, estemos nosotros también.

Espíritu Santo, amor del Padre y del Hijo, aumenta nuestra fe y otórganos los dones para seguir, servir y convertirnos en amigos de Nuestro Señor Jesucristo mediante el servicio a los demás.

Amado Jesús misericordioso, muéstrate compasivo con todos los difuntos de todo tiempo y lugar, y admítelos en la asamblea de tus santos.

Madre Celestial, Madre del amor hermoso, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones.

  1. Contemplación y acción

Hermanos: contemplemos a Nuestro Señor Jesucristo con una oración de Santa Catalina de Siena:

« quieres, Padre eterno, que nosotros te sirvamos según tu beneplácito, y conduces a tus siervos de diferentes maneras y por caminos diversos. Así nos enseñas que nunca podemos ni debemos juzgar las intenciones del hombre por unos actos que solo percibimos desde el exterior. El alma que en tu luz ve la luz, se goza en contemplar en cada uno de los hombres tus maneras tan variadas, tus caminos innumerables. Porque si bien es verdad que caminan por caminos diferentes, no es menos cierto que todos corren por el camino de tu ardiente caridad.

Por eso vemos a unos correr por el camino de la penitencia, ejercitados en la mortificación corporal; a otros, ejercitarse en la humildad y la mortificación de su propia voluntad; a otros, en una fe viva; a otros, en la misericordia; a otros, completamente entregados al amor al prójimo después de haberse olvidado de sí mismos.

A través de esta manera de ver, el alma se desarrolla y adquiere la luz sobrenatural, a través de la cual descubre la anchura sin medida de tu bondad».

Hermanos: hagamos el esfuerzo de discernir, con el auxilio del Espíritu Santo, sobre las propuestas que el mundo actual promueve, con el fin de fortalecer nuestro corazón, mente y acción a la luz de la Palabra de Dios. Definamos claramente y sin dudas nuestra posición cristiana frente a la corrupción, el hambre, la miseria, la violencia, el aborto, la eutanasia, el ataque a los principios cristianos de la familia, las ideologías que disfrazan la perdición con falso amor y tantas otras situaciones que intentan someter a la humanidad.

¡El amor todo lo puede! Amemos, que el amor glorifica a Dios.

Oración final

Gracias Señor Jesús porque tu Palabra nos conduce por caminos de paz, amor y santidad.

Espíritu Santo ilumínanos para que la Palabra se convierta en acción. Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.