LECTIO DIVINA DEL DOMINGO XVI DE TIEMPO ORDINARIO – CICLO A
«Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre. El que tenga oídos que oiga». Mt 13,43.
Oración inicial
Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tus dones para que podamos comprender los tesoros de la sabiduría que Jesús nos quiere revelar en este día.
Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.
- Lectura
Lectura del santo evangelio según san Mateo 13,24-43
En aquel tiempo, Jesús propuso otra parábola a la gente: «El reino de los cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero, mientras sus hombres dormían, su enemigo fue y sembró cizaña en medio del trigo y se marchó. Cuando empezaba a verdear y se formaba la espiga apareció también la cizaña. Entonces fueron los trabajadores a decirle al amo: “Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde sale la cizaña?”. Él les dijo: “Un enemigo lo ha hecho”. Los trabajadores le preguntaron: “¿Quieres que vayamos a arrancarla?”. Pero él les respondió: “No, porque al arrancar la cizaña podrían arrancar también el trigo. Déjenlos crecer juntos hasta la cosecha y, cuando llegue la cosecha, diré a los que han de recogerla: “Arranquen primero la cizaña y átenla en manojos para quemarla, y el trigo almacénenlo en mi granero”». Les propuso esta otra parábola a la gente: «El reino de los cielos se parece a un grano de mostaza que uno siembra en su huerta; aunque es la más pequeña de las semillas, cuando crece es más alta que las hortalizas; se hace un arbusto más alto que las hortalizas, y vienen los pájaros a anidar en sus ramas».
Les contó otra parábola: «El reino de los cielos se parece a la levadura; una mujer la amasa con tres medidas de harina, y basta para que todo fermente». Jesús expuso todo esto a la gente en parábolas, y sin parábolas no les exponía nada. Así se cumplió el oráculo del profeta: «Abriré mi boca diciendo parábolas, anunciaré lo secreto desde la creación del mundo». Luego dejó a la gente y se fue a casa. Los discípulos se le acercaron a decirle: «Acláranos la parábola de la cizaña en el campo». Él les contestó: «El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los ciudadanos del Reino; la cizaña son los partidarios del maligno; el enemigo que la siembra es el diablo; la cosecha es el final de los tiempos y los que recogen la cosecha, los ángeles. Así como se arranca la cizaña y se quema, así será al fin del tiempo: el Hijo del hombre enviará a sus ángeles y arrancarán de su Reino a todos corruptores y malvados y los arrojarán al horno encendido; allí será el llanto y el rechinar de dientes. Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre. El que tenga oídos que oiga».
Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.
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«Por muy vasto y violento que sea el trabajo de la cizaña, nunca debemos desanimarnos, porque el reino de los cielos está entre nosotros, está en nuestras almas a través de la gracia santificante, a través de la gracia sacramental, también a través del Magisterio auténtico y perenne de la Iglesia, Magisterio que nos guía e ilumina a través del ejemplo de los santos y las buenas inspiraciones que el Señor mismo nos otorga. Ser “buena semilla” y “sembrar buena semilla” en el campo de la historia es una gran dignidad y un ideal supremo que hace que la vida cristiana, sea humana, sea bella y responsable; da serenidad y entusiasmo, da consuelo y descanso, especialmente en los momentos más difíciles y en las decisiones más importantes» (San Juan Pablo II).
El pasaje de hoy pertenece al “Discurso parabólico” que es el tercer discurso de Jesús en el Evangelio de Mateo, y está integrado por las parábolas de la cizaña, de la semilla de mostaza, de la levadura y la explicación de la parábola de la cizaña. Jesús, en la parábola del trigo y la cizaña, da sentido a cada uno de sus elementos, poniendo énfasis en el juicio final que Dios realizará en forma definitiva e irrevocable al final de los tiempos. El campo de siembra es el mundo. La buena semilla son los seguidores del reino, aquellos que escuchan la Palabra y cumplen los mandamientos. La cizaña es sembrada por el maligno y la constituyen todos sus seguidores; ellos no han cultivado virtudes, no tienen amor, ni aman a sus hermanos y no cumplen los mandamientos de Dios.
El Señor esperará con paciencia el día de la cosecha, el día del juicio, en que enviará a los ángeles del cielo a separar la cizaña del trigo y arrojarla al fuego eterno, mientras que el trigo irá a sus graneros, a la vida eterna. En las parábolas de la semilla de mostaza y de la levadura se diagrama en nuestros corazones el reinado de Dios.
- Meditación
Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite a través de su Palabra?
Nuestro Señor Jesucristo nunca dejará de sembrar la buena semilla en la humanidad; espera con paciencia la conversión de las personas que están alejadas de Él y siembran cizaña en la humanidad. Él nos dice que el mal que existe en este mundo proviene del maligno, quien lo siembra en la oscuridad y siempre está rondando con sus perversas influencias con el fin de seducir a quienes se descuidan y para confundir a quienes no tienen cimentada su fe.
La eliminación definitiva de las fuerzas del mal ocurrirá al final de los tiempos y, mientras vivamos, debemos tener paciencia y confianza en la acción divina, como un reflejo de la paciencia de Dios que espera hasta el final para dar oportunidad de conversión a todos los hermanos que están alejados de los preceptos cristianos. Estemos atentos para que nuestros frutos siempre sean el amor, la alegría, la paz, la benignidad, la magnanimidad, la mansedumbre y la humildad.
La pequeñez de la semilla de mostaza se refiere al don de la humildad como fundamento para el crecimiento y los frutos espirituales, ya que de una minúscula semilla brota la vida maravillosa. La levadura, que permite que la masa del pan alcance el nivel adecuado de fermentación para ser horneado y convertirse en pan, representa la acción transformadora de la Iglesia que brinda el pan de los ángeles a través de la Santa Eucaristía y la Palabra de Dios, buscando siempre la atención preferente de los más débiles y vulnerables: los pobres.
Hermanos: respondamos a la luz de la Palabra: ¿Tenemos paciencia y confianza en la acción divina en medio de un mundo que está incorporando ideologías inspiradas por la oscuridad? ¿Cómo actuamos y respondemos ante estas realidades? ¿Actuamos con humildad en nuestras actividades cotidianas? Que las respuestas a estas preguntas nos ayuden a tener fe y confianza plena en la Santísima Trinidad, y a estar preparados para actuar siempre inspirados en el amor de Dios.
¡Jesús, María y José nos aman!
- Oración
Amado Jesús, estamos aquí, a tus pies, para decirte que te amamos y que deseamos cumplir tu Palabra; concédenos las gracias del Espíritu Santo para que la llevemos a la práctica, sin juzgar, sin condenar, sin excluir a nadie, con humildad, y que algún día todos podamos brillar como el sol en el Reino de Dios Padre.
Espíritu Santo: concédenos la paciencia y la confianza en tu acción divina para actuar siempre con bondad ante el mal que está presente en el mundo. Fortalece, ilumina e inspira a la Iglesia para que lleve la Palabra de Nuestro Señor Jesucristo, convertida en acción, a todos los confines de la tierra.
Padre eterno, Padre amoroso, paciente y misericordioso, perdona y purifica las almas de los difuntos y llévalos a tu morada celestial, en especial a todos aquellos que partieron sin conocerte y en momentos extremos de falta de lucidez espiritual.
Madre Santísima, Madre de la Divina Gracia, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones. Amén.
- Contemplación y acción
Contemplemos a Nuestro Señor Jesús con una reflexión de San Serafín de Sarov:
«Aquel que desea la salvación debe tener un corazón dispuesto al arrepentimiento. “Mi sacrificio es un espíritu contrito, un corazón quebrantado y humillado, tú no lo desprecias”. Si el hombre tiene un espíritu contrito, puede tranquilamente atravesar las trampas del demonio, cuya ambición consiste en sembrar turbación en el corazón del hombre y sembrar la cizaña, según las palabras del evangelio: “Maestro, ¿no sembraste en tu finca semilla buena? ¿Cómo resulta, entonces, que sale cizaña?”. En cambio, si la persona conserva un corazón humilde y pensamientos de paz, todos los ataques del demonio no tienen efecto.
La contrición comienza por el temor de Dios, según el mártir Bonifacio. De este temor nace la atención, madre de la paz interior y de la conciencia que permite al alma ver, como en un espejo de agua puro y liso, cuan desfigurada se ha quedado.
Una persona caída en el pecado después de haber estado en gracia, ¿puede levantarse enseguida? Sí. Cuando nos arrepentimos sinceramente de nuestras faltas volviendo el corazón hacia nuestro Señor Jesucristo, él se alegra y nos invita a la fiesta con todos los espíritus amigos, mostrando la moneda reencontrada. No dudemos, pues, en volvernos al Señor misericordioso, sin caer en la despreocupación fácil ni en la desesperanza. La desesperanza es la victoria del demonio. Es el pecado mortal del cual habla la Escritura».
Queridos hermanos: mostremos nuestro amor a Dios escuchando su Palabra y llevándola a la práctica. Que, mientras más odio, injusticia y engaño encontremos en el mundo, sintamos un mayor deseo y llamado a mostrar más amor y misericordia, en el Santísimo Nombre de Jesús.
¡El amor todo lo puede! Amemos, que el amor glorifica a Dios.
Oración final
Gracias Señor Jesús porque tu Palabra nos conduce por caminos de paz, amor y santidad.
Espíritu Santo ilumínanos para que la Palabra se convierta en acción. Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.
Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.