VIERNES EN TIEMPO DE NAVIDAD – CICLO B

LECTIO DIVINA DEL VIERNES EN TIEMPO DE NAVIDAD – CICLO B

«Yo te aseguro: verán el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre» Jn 1,51.

Oración inicial

Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tus dones para que podamos comprender los tesoros de la sabiduría que Jesús nos quiere revelar en este día.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.

  1. Lectura

Lectura del santo evangelio según san Juan 1,43-51

En aquel tiempo, determinó Jesús salir para Galilea; encuentra a Felipe y le dice: «Sígueme». Felipe era de Betsaida, ciudad de Andrés y de Pedro. Felipe encuentra a Natanael y le dice: «Aquel de quien escribieron Moisés en la Ley y los profetas, lo hemos encontrado: Jesús, hijo de José, de Nazaret». Natanael le preguntó: «¿De Nazaret puede salir algo bueno?». Felipe le contestó: «Ven y verás». Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: «Ahí tienes a un israelita de verdad, en quien no hay engaño». Natanael le contesta: «¿De qué me conoces?». Jesús le responde: «Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi». Natanael respondió: «Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel». Jesús le contestó: «¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores». Y, añadió: «Yo te aseguro: verán el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre».

Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.

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«Jesús, amigo del corazón solitario. Eres mi refugio, eres mi paz, eres mi único socorro, eres la calma en mis combates y en el océano de mis dudas. Eres el rayo luminoso que aclara la ruta de mi vida. Eres todo para el alma solitaria. Comprendes al alma, ahora mismo cuando ella se calla. Conoces nuestras debilidades, como un buen médico. Consuelas y cuidas, alivias los sufrimientos, porque nos conoces bien… Jesús, tengo confianza en Ti, tengo confianza en el océano de Tu misericordia, Tú eres mi madre» (Santa Faustina Kowalska).

El pasaje evangélico de hoy, referido a la vocación de Felipe y Natanael, tiene como marco el texto que detalla el llamado de Jesús a sus primeros discípulos, que también se encuentra en Marcos 1,16-20 y en Lucas 5,1-11. El encuentro de Jesús con Natanael se produce después de que Jesús llamó a Andrés, a su hermano Simón Pedro y a Felipe. Este encuentro resalta el llamado de Jesús a Natanael y su profesión de fe con la expresión: «Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel». Jesús vio sinceridad en Natanael, una característica decisiva para acoger la Verdad.

Adicionalmente, es importante destacar los tres rasgos más importantes del pasaje evangélico: primero, la iniciativa de todo llamado en la Iglesia es de Jesús. Segundo, el testimonio de los discípulos es fecundo; los recién llamados, llaman a su vez a otros mediante su testimonio de fe. La fe en Jesús contagia, no puede confinarse ni encerrarse. Y, tercero, el gozo ante el descubrimiento de Jesús como el Mesías de Dios, que llena el corazón de los apóstoles, se manifiesta en la alegre invitación a otros hermanos. Sea cual sea el estado de nuestras vidas, esta es nuestra vocación: la constancia apostólica.

  1. Meditación

Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite el día de hoy a través de su Palabra?

«Señor Jesús, tu mirada, que revela tu humanidad y tu divinidad, nos ayude a acercarnos a ti con mirada sencilla y sincera, como la de tus primeros discípulos, para tener siempre confianza en cada hombre, nuestro hermano» (Zevini-Cabra).

Así como a Natanael, Jesús nos llama a todos a salir de debajo de la higuera, a apartarnos de toda costumbre mundana, para seguirle y purificar nuestras almas. El llamado de Jesús es claro y elocuente, pero muchas veces no lo distinguimos y dejamos que sea acallado por el ruido de las ideologías, conductas y modas que el rey de la mentira promueve y trata de imponer en el mundo.

El amor, la misericordia y la luz de las enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo son cautivadoras y nos plantean seriamente la opción a seguirle de manera radical, sea cual sea el estado de nuestras vidas. La promesa de Jesús a Natanael sigue vigente en la actualidad si seguimos a Nuestro Señor Jesucristo. Él, el Rey de la Gloria, nos promete señales de su divinidad en esta vida y nos ofrece la vida eterna como premio a un seguimiento verdadero y fiel.

Haciendo silencio en nuestro corazón, respondamos: ¿Somos capaces de hacer una profesión de fe reconociendo a Nuestro Señor Jesucristo como dueño y señor de nuestras vidas? Que las respuestas a esta pregunta nos permitan reconocer el llamado amoroso e incesante de Nuestro Señor Jesucristo y nos ayude ser fieles seguidores suyos.

¡Jesús, María y José nos aman!

  1. Oración

Ilumina con bondad a tus fieles, Señor, y enciende siempre sus corazones con la luz de tu gloria, para que en todo momento reconozcan a su Salvador y se adhieran sinceramente a Él.

Amado Jesús, te suplicamos nos otorgues la sinceridad y rectitud de corazón para reconocerte a través de nuestros hermanos más necesitados y acogerte cuando te acerques a nosotros.

Espíritu Santo derrama tu santa luz para que todos los pueblos acojan las enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo y, abriendo su corazón al verdadero amor, decidan creer en Él. Padre amoroso del pobre, envíanos tus santos dones para ser reflejo de la humildad y bondad de Nuestro Señor Jesucristo.

Santísima Trinidad, haz que los sacerdotes y consagrados sean fieles a la misión de llevar la Palabra y tu misericordia a todo el mundo.

Amado Jesús, imploramos tu misericordia para que todas las almas del purgatorio hereden la vida eterna.

Madre Santísima, Madre de la Divina Gracia, Reina de los apóstoles, intercede por nuestras peticiones ante la Santísima Trinidad. Amén.

  1. Contemplación y acción

Hermanos: contemplemos a Nuestro Señor Jesucristo con un escrito de San Agustín:

«Señor Dios nuestro, en ti creemos, Padre, Hijo y Espíritu Santo… Te he buscado en cuanto me ha sido posible, en cuanto tú me has hecho capaz, y he tratado de comprender con la razón lo que creía con la fe; mucho he discutido y mucho me he esforzado.

Señor y Dios mío, mi única esperanza, óyeme para que no sucumba al desaliento y deje de buscarte; que ansíe siempre tu rostro con ardor. Dame la fuerza de buscarte, tú que te dejas encontrar y que me has dado la esperanza de poder encontrarte cada vez más.

Ante ti está mi fuerza y mi debilidad; conserva aquélla, sana ésta. Ante ti está mi saber y mi ignorancia. Allí donde tú has abierto, acoge a quien entra; allí donde has cerrado, abre a quien llama. Haz que me acuerde siempre de ti, te comprenda, y te ame».

Queridos hermanos: que el ejemplo de Natanael nos sea útil para confesar a Nuestro Señor Jesucristo, no solo con palabras, sino con nuestras vidas. Hagamos el compromiso de permanecer cerca de Jesús a través de la lectura y meditación diaria de su Palabra, mediante la Santa Eucaristía, la Adoración al Santísimo Sacramento, la oración frecuente, y la realización de obras de misericordia.

¡El amor todo lo puede! Amemos, que el amor glorifica a Dios.

Oración final

Gracias Señor Jesús porque tu Palabra nos conduce por caminos de paz, amor y santidad.

Espíritu Santo ilumínanos para que la Palabra se convierta en acción. Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.