LECTIO DIVINA DEL DOMINGO DE LA SÉPTIMA SEMANA DE PASCUA DE RESURRECCIÓN – CICLO C
Oración inicial
Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tu sabiduría para que podamos comprender el mensaje que Jesús nos quiere comunicar en este día.
Espíritu Santo, otórganos la gracia para que la Palabra sea nuestra escuela de vida.
Madre Santísima intercede ante tu hijo Jesucristo por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.
- Lectura
Lectura del santo evangelio según san Lucas 24, 46-53
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará entre los muertos al tercer día, y en su nombre de predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Ustedes son testigos de todo esto. Yo les enviaré lo que mi Padre ha prometido; permanezcan en la ciudad hasta que sean revestidos con la fuerza que viene de lo alto».
Después los llevó hacia Betania y, elevando sus manos, los bendijo. Y, mientras los bendecía, se separó de ellos, subiendo hacia al cielo. Ellos se postraron ante él y volvieron a Jerusalén con gran alegría, y estaban siempre en el templo bendiciendo a Dios.
Palabra del Señor.
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En la lectura del día de hoy, San Lucas narra la última aparición de Jesús resucitado, en la que nuevamente promete a sus discípulos el envío del Espíritu Santo por parte de Dios Padre; luego los bendice y asciende al cielo.
De esta manera, queda claro que muy pronto, en Pentecostés, se dará inicio al tiempo del Espíritu Santo, inaugurando así la nueva forma en la que Jesús se hace presente en la humanidad.
En esta última aparición, Jesús resalta la esencia de la predicación cristiana: su pasión, muerte y resurrección; su victoria frente a la muerte y al mal, galardón que nos otorga la vida eterna. La misión de los apóstoles consiste en llevar este mensaje a todos los confines de la tierra, con la fuerza del Espíritu Santo.
La ascensión no aleja a Jesús de sus discípulos y de nosotros; al contrario, con la venida del Espíritu Santo, obtenemos gratuitamente el regalo de la comunión de amor de Jesús y de Dios Padre con cada uno de nosotros. Recordemos la siguiente expresión de Jesús, en Mateo, capítulo 18, versículo 20: «Donde hay dos o tres reunidos en mi nombre, yo estoy en medio de ellos».
- Meditación
Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite el día de hoy a través de su Palabra?
Debemos tener plena conciencia de que la presencia actual y futura de Nuestro Señor Jesucristo y de Dios Padre se hace patente a través del Espíritu Santo. Para ello, es importante nuestra fe y confianza plena en Jesús; es decir, seguir a quien el mundo crucificó, pero que, por acción de Dios Padre y su Santo Espíritu, resucitó, venciendo a la muerte y al mal.
La crucifixión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo, son inseparables de su resurrección; jamás lo olvidemos.
Meditando la lectura de hoy, respondamos: ¿De qué manera, en la actualidad, damos testimonio de la acción divina de Jesús en nuestras vidas? ¿Creemos sin vacilaciones en la acción redentora de Jesús?
Hermanos, que las respuestas a estas preguntas nos ayuden a seguir a Nuestro Señor Jesucristo y a evangelizar con nuestras vidas.
Jesús nos ama.
- Oración
Amado Jesús, que el Espíritu Santo que Dios Padre envía en tu nombre, fortalezca siempre la acción evangelizadora de los sacerdotes, de los consagrados y de los laicos, para que, con su vida, experiencias y palabras, permitan que todas las personas descubran la presencia de Jesús en sus vidas.
Espíritu Santo, en la celebración de la Ascensión de Nuestro Señor Jesucristo, queremos pedirte que tus maravillosos dones nos ayuden ser luz, en un mundo que promueve la oscuridad del pecado; que cuando nos sintamos superados por las adversidades, nuestro corazón sea fortalecido para seguir adelante en la misión que cada uno de nosotros tiene en su vida.
Madre Santísima, Reyna de cielos y tierra, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones. Amén.
- Contemplación y acción
Contemplemos a Jesús, el amor de los amores con la lectura de una parte del salmo 46:
«Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas: tocad para Dios, tocad, tocad para nuestro Rey, tocad.
Porque Dios es el rey del mundo: tocad con maestría. Dios reina sobre las naciones, Dios se sienta en su trono sagrado».
Hermanos: todos tenemos testimonios de las obras divinas de Jesús, de Dios Padre y del Espíritu Santo en nuestras vidas. Hagamos el propósito de evangelizar con nuestra experiencia personal, muy a pesar de nuestra frágil condición humana, pero con una fe inquebrantable en la misericordia del Señor y en la acción enriquecedora del Espíritu Santo.
Por ello, no dejemos nunca de invocar al Espíritu Santo para que nos otorgue los dones con el fin de contribuir a acercar más a las personas a la luz del Señor; igualmente, para realizar obras de misericordia y meditar la Palabra.
Así mismo, participemos siempre de la Santa Eucaristía, del sacramento de la penitencia y tratemos siempre de rezar diariamente el Santo Rosario.
Oración final
Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna.
Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.
Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.
Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.