LECTIO DIVINA DEL JUEVES DE LA SEMANA XI DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO C
Oración inicial
Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tu sabiduría para que podamos comprender el mensaje que Jesús nos quiere comunicar en este día.
Espíritu Santo, otórganos la gracia para que la Palabra sea nuestra escuela de vida.
Madre Santísima intercede ante tu hijo Jesucristo por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.
- Lectura
Lectura del santo evangelio según san Mateo, 6, 7-15
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Cuando oren, no usen muchas palabras, como hacen los paganos, que se imaginan que por hablar mucho les harán caso. No hagan como ellos, porque el Padre de ustedes, ya sabe lo que a ustedes les hace falta antes de que se lo pidan. Ustedes oren así: “Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que ofenden, no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal”. Porque si perdonan sus faltas a los demás, también nuestro Padre que está en el cielo, los perdonará a ustedes. Pero si no perdonan a los demás, tampoco su Padre los perdonará a ustedes».
Palabra del Señor.
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Desde la semana pasada estamos reflexionando el Sermón de la montaña. En el pasaje evangélico de hoy, Jesús nos enseña cómo orar a través de la oración del Padrenuestro. En esta oración sencilla y profunda, podemos distinguir tres peticiones a Dios por ser nuestro Padre, y cuatro peticiones para nosotros y nuestros hermanos.
Las tres peticiones que hacemos a Dios son las siguientes: la primera es la invocación y la santificación del Santo Nombre de Dios Padre; la segunda, el ferviente deseo que su Reino se instaure en nuestros corazones y en la humanidad; y la tercera, que su voluntad de amor y misericordia se realice plenamente en la tierra y en el cielo.
Las cuatro peticiones para nosotros y nuestros hermanos son las siguientes: en la primera le pedimos nos conceda la alimentación diaria para el cuerpo y para el alma; en la segunda petición imploramos su misericordia y su perdón, así mismo que nos ayude a cumplir el compromiso de perdonar a quienes nos ofenden. Y, en la cuarta petición, le pedimos a Dios Padre alcanzar la victoria sobre las tentaciones y le suplicamos que nos libere del mal, le pedimos la libertad de todas las ataduras del maligno.
- Meditación
Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite el día de hoy a través de su Palabra?
A través de la oración maravillosa del Padrenuestro, tan sencilla y profunda a la vez, todos nosotros y todas las personas del mundo tenemos la oportunidad de experimentar encuentros personales con Dios Padre.
El Padrenuestro nos brinda el privilegio de llamar Padre, “Abba”, a Dios Padre, fortaleciendo nuestra fe en la filiación con Él, y acercándonos confiadamente a su amor y misericordia.
Hermanos, meditando el pasaje evangélico del día de hoy, respondamos: ¿Aceptamos la propuesta de Nuestro Señor Jesucristo de dirigirnos a Dios Padre para adorarle, agradecerle y pedirle por nosotros y por nuestros hermanos? ¿Pedimos de corazón a Dios Padre que su reino se establezca en nosotros? ¿Perdonamos a las personas que nos ofenden?
Que las respuestas a estas preguntas nos ayuden a cumplir el compromiso de que nuestra vida sea coherente con las enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo; compromiso que asumimos cada vez que rezamos el Padrenuestro.
¡Jesús nos ama!
- Oración
Padre eterno, concédenos la gracia de vivir de acuerdo a las enseñanzas de Jesús, tu Hijo, y mantener siempre una relación estrecha de amor filial contigo, para que vivamos siempre inspirados por tu amor.
Santo Dios, Santo Padre del cielo, envía tu Espíritu Santo para fortalecer nuestra fe y poder ser discípulos de Jesús en todas las circunstancias de nuestras vidas.
Madre Santísima, Madre de la Divina Gracia, Madre de Misericordia, intercede ante Dios Padre por nuestras peticiones. Amén.
- Contemplación y acción
Contemplemos el amor de Dios Padre con la lectura de una parte del salmo 110:
“Doy gracias al Señor de todo corazón, en compañía de los rectos, en la asamblea. Grandes son las obras del Señor, dignas de estudio para los que las aman.
Esplendor y belleza son su obra, su generosidad dura por siempre; ha hecho maravillas memorables, el Señor es piadoso y clemente.
Él da alimento a sus fieles, recordando siempre su alianza; mostró a su pueblo la fuerza de su poder, dándoles la heredad de los gentiles.
Justicia y verdad son las obras de sus manos, todos sus preceptos merecen confianza; son estables para siempre jamás, se han de cumplir con verdad y rectitud”.
Hermanos: alabemos a Dios Padre, creador nuestro, por su amor e infinita misericordia; y seamos siempre agradecidos a la Santísima Trinidad por todos los dones recibidos.
Hermanos: somos frágiles y caemos muchas veces en las tentaciones y el pecado. Pidamos diariamente el perdón a Dios y la gracia de perdonar a quienes nos ofenden.
Repitamos en nuestro corazón: “Padre eterno: perdona nuestras ofensas, como nosotros perdonamos a los que nos ofenden y no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Amén”.
Hermanos: glorifiquemos a Dios con nuestras vidas.
Oración final
Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna.
Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.
Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.
Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.