«Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en Él, sino que tenga vida eterna». Jn 3,16.
Oración inicial
Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tus dones para que podamos comprender los tesoros de la sabiduría que Jesús nos quiere revelar en este día.
Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.
- Lectura
Lectura del santo evangelio según san Juan 3,16-21
Dijo Jesús: «Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en Él, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por medio de Él. El que cree en Él, no es condenado, por el contrario, el que no cree ya está condenado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios. El juicio consiste en esto: que la luz vino al mundo y los hombres prefirieron las tinieblas a la luz porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra mal, detesta la luz y no se acerca a la luz, para no verse acusado por sus obras. En cambio, el que obra el bien conforme a la verdad, se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios».
Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.
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«Te bendecimos, Padre de las luces. Cristo, Verbo de Dios, esplendor del Padre, Luz de luz, y fuente de luz; Espíritu de fuego, soplo del Hijo tanto como del Padre. Trinidad Santa, luz indivisa, Tú disipas las tinieblas para crear un mundo luminoso, ordenado y bello, que lleva en ella tu semejanza. Tú iluminas al hombre en la razón y la sabiduría, lo alumbras con el sello de tu Imagen, para que, en tu luz, vea la luz (Sl 36,10), y todo entero llegue a ser luz.
Tú haces brillar en el cielo innumerables luces, ordenas al día y a la noche que se entiendan y compartan el tiempo alternándose pacíficamente. La noche pone fin al trabajo del cuerpo cansado, el día llama a las obras que tú quieres, nos enseña a huir de las tinieblas, a apresurarnos hacia el día que ya no tendrá noche» (San Gregorio Nacianceno).
El pasaje evangélico de hoy también forma parte del diálogo de Jesús con Nicodemo cuya segunda parte meditamos ayer. El texto expresa todo el amor y la ternura de Dios Padre que se manifiesta a través de su hijo, Nuestro Señor Jesucristo, y que revela una oferta universal de vida y de salvación.
La finalidad de este ofrecimiento, en palabras de Jesús, es: «para que no perezca ninguno de los que creen en Él, sino que tenga vida eterna». Así mismo, Jesús expresa de manera categórica que el comportamiento humano puede estar seducido por las tinieblas o inspirado por la luz divina; señalando las consecuencias eternas de las conductas humanas. Por ello, detengámonos un momento y contemplemos la mirada amorosa de Dios; estemos muy atentos para captar la sorprendente locura de un Dios enamorado de la humanidad.
- Meditación
Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite a través de su Palabra?
«Amar en toda situación requiere una confianza en Dios, una confianza en la vida, una fe y una esperanza. La fe y la esperanza se podría decir que son las alas del amor, sin las cuales no puede alzar el vuelo. La experiencia muestra que cuando la fe o la esperanza disminuye, el amor también sufre. La conclusión es pues la siguiente: el único medio de conquistar la libertad es crecer en la fe, la esperanza y el amor». (Jacques Philippe).
El pasaje nos confronta con la realidad de nuestras elecciones: amar la luz o las tinieblas. La luz representa la verdad, la justicia y la comunión con Dios; las tinieblas simbolizan el pecado, la mentira y la separación divina. Jesús, la luz del mundo, nos llama a salir de la oscuridad y vivir en la verdad. Esta elección es personal y diaria, y determina nuestra relación con Dios y con los demás.
En tiempos de incertidumbre y desafíos, este mensaje nos ofrece esperanza y dirección. Nos recuerda que, a pesar de nuestras fallas, el amor de Dios permanece constante, y siempre tenemos la oportunidad de volver a Él, abrazar la luz y vivir en plenitud.
Queridos hermanos, desde la intimidad de nuestro corazón, respondamos: ¿Somos conscientes del amor que Dios Padre nos tiene, al enviar a su Hijo único a morir en una cruz y luego resucitar? ¿Es la Palabra de Dios fuente de vida para nosotros? Que las respuestas a estas preguntas nos impulsen a pedir la gracia al cielo, y a reconocer y vivir el infinito amor que Dios nos tiene.
¡Jesús, María y José nos aman!
- Oración
Al celebrar un año más los misterios en los que la humanidad recibió la esperanza de la resurrección recuperando la dignidad original, invocamos, Señor, tu compasión, para que percibamos siempre en el amor lo que hemos celebrado con fe.
Padre eterno, tú que conoces las necesidades de cada persona y de la humanidad entera, asístenos. Te rogamos otorgues la salud a los enfermos, y la paz y tranquilidad a todos los pueblos del mundo.
Padre eterno, envía tu Santo Espíritu y renueva la faz de la tierra, regenera el espíritu de los pueblos para que volvamos los ojos a las enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo, dejando de lado todas las conductas mundanas que te ofenden.
Amado Jesús, te rogamos, recibas a nuestros hermanos difuntos que esperaron tu venida en la fe y en el amor.
Madre Celestial, Madre del amor hermoso, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones.
- Contemplación y acción
En el silencio de nuestro corazón, contemplemos la cruz, signo supremo del amor de Dios. Allí, Jesús, levantado entre el cielo y la tierra, nos atrae hacia Él, ofreciendo salvación a todos. Este amor nos invita a responder con una vida transformada, a vivir en la luz y a ser portadores de esperanza. Hagamos los siguientes propósitos:
- Dediquemos un momento cada día para meditar en el amor de Dios manifestado en la cruz.
- Practiquemos actos concretos de caridad hacia los necesitados, reflejando el amor recibido.
- Compartir con otros hermanos la esperanza y la alegría de la vida en Cristo, siendo luz en medio de las tinieblas.
Contemplemos a Dios con un texto de fray Juan Tauler:
«Ningún concepto puede expresar adecuadamente a Dios, pues su excelencia trasciende toda forma, toda esencia, toda bondad. Es más excelso que toda altura, y todas las criaturas se encuentran por debajo de Él como una pura nada frente a un ser perfecto.
Dios es puro Ser; está en todo ser y no obstante no es ninguno entre ellos. Cuando Dios quiso crear todo el universo, no tenía ante sí sino la nada. De eso sólo creó el “algo”, es decir, todas las cosas, sacándolas de la nada.
En todo lo que es bueno, está Dios; las cosas son y son buenas por Él, en cuanto que Dios está en ellas. Dios fluye en sí mismo en su inefable Deidad, en la Trinidad de sus Personas que poseen la misma y única Divinidad».
¡El amor todo lo puede! Amemos, que el amor glorifica a Dios.
Oración final
Gracias Señor Jesús porque tu Palabra nos conduce por caminos de paz, amor y santidad.
Espíritu Santo ilumínanos para que la Palabra se convierta en acción. Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.
Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.