SAN ANTONIO DE PADUA, PRESBÍTERO Y DOCTOR DE LA IGLESIA
«Si tu mano derecha te hace caer en pecado, córtatela y tírala, porque más te vale perder un miembro, que ir a parar entero al infierno» Mt 5,30.
Oración inicial
Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tus dones para que podamos comprender los tesoros de la sabiduría que Jesús nos quiere revelar en este día.
Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.
- Lectura
Lectura del santo evangelio según san Mateo 5,27-32
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Ustedes han oído que se dijo: “No cometerás adulterio”. Pero yo les digo: El que mira a una mujer deseándola ya ha cometido adulterio con ella en su corazón. Si tu ojo derecho te hace caer en pecado, córtatelo y tíralo. Más te vale perder un miembro que ser echado entero en el infierno. Si tu mano derecha te hace caer en pecado, córtatela y tírala, porque más te vale perder un miembro, que ir a parar entero al infierno. Está mandado: “El que se divorcia de su mujer, que le dé acta de divorcio”. Pero yo les digo: El que se divorcie de su mujer, salvo en caso de unión ilegítima, la expone al adulterio, y el que se case con la divorciada comete adulterio».
Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.
———–
«Hablemos, pues, según nos sugiera el Espíritu Santo, pidiéndole con humildad y devoción que infunda en nosotros su gracia, para que completemos el significado quincuagenario del día de Pentecostés, mediante el perfeccionamiento de nuestros cinco sentidos y la observancia de los diez mandamientos, y para que nos llenemos de la ráfaga de viento de la contrición, de manera que, encendidos e iluminados por los sagrados esplendores, podamos llegar a la contemplación del Dios uno y trino» (San Antonio de Padua).
Hoy celebramos a San Antonio de Padua, doctor de la Iglesia. Nació en Lisboa, Portugal, el 15 de agosto de 1195. Se llamaba Fernando de Bulloes y Taveira de Azevedo; a los 25 años adoptó el nombre de Antonio cuando se hizo franciscano después de ser agustino. Era un gran predicador, poseía una voz clara y fuerte, memoria prodigiosa, un profundo conocimiento, un espíritu de profecía y un extraordinario don de milagros, por eso se le considera un gran taumaturgo. Murió el 13 de junio de 1231. El Papa Gregorio IX lo canonizó a casi un año de su muerte, en Pentecostés, el 30 de mayo de 1232.
La lectura de hoy forma parte del Sermón de la Montaña; específicamente, integra el texto denominado “Jesús y la Ley” ubicado entre los versículos 17 y 48 del capítulo 5.
En el pasaje de hoy Jesús habla sobre el adulterio y el divorcio. Se refiere claramente a la fidelidad que debe existir en el matrimonio y lo hace con claridad y exigencia; señala que, tanto el hombre como la mujer, deben mantener una fidelidad mutua, inclusive hasta en el pensamiento. Es un mensaje actual para un mundo en el que las relaciones son frágiles y el divorcio se está generalizando.
- Meditación
Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite a través de su Palabra?
«Entre ellos, resuenan salmos e himnos; se provocan mutuamente para saber quién entona el mejor canto a su Señor. Cristo se alegra de esta vista en este concierto. Les envía su paz. Allí donde dos están reunidos, él también está presente (Mt 18,20). Allí donde él está presente, el malvado no tiene lugar» (Tertuliano)
«Ustedes han oído que se dijo… pero yo les digo…». Con esta fórmula solemne, el Señor desciende hasta lo más íntimo del ser humano: el deseo. No basta con no cometer adulterio; hay que custodiar la mirada, educar el corazón, y purificar el deseo. El adulterio empieza mucho antes del acto: nace en la contemplación posesiva, en la fantasía sin freno, en la voluntad que se deja arrastrar por la pasión sin verdad.
Jesús no impone una moral represiva, sino liberadora. Nos ofrece una antropología del amor: mirar al otro no como objeto de uso, sino como reflejo del rostro de Dios. En este mismo espíritu, san Pablo exhorta: «No os conforméis a este mundo, sino transformaos por la renovación de vuestra mente» (Rm 12,2). Y Santiago añade: «La sabiduría que viene de lo alto es, ante todo, pura, luego pacífica…» (St 3,17).
La palabra de Jesús también ilumina el vínculo conyugal: la alianza matrimonial no es contrato revocable, sino sacramento sagrado, imagen de la unión indisoluble entre Cristo y su Iglesia (Ef 5,25-32). San Antonio de Padua, cuya memoria celebramos, fue defensor ardiente de la pureza del corazón y predicador del amor evangélico. Su palabra, como espada de dos filos, desenmascaraba el pecado y encendía la esperanza.
¡Jesús, María y José nos aman!
- Oración
Dios todopoderoso y eterno, que en san Antonio de Padua has dado a tu pueblo un predicador insigne y un intercesor en las necesidades, concédenos, con su ayuda, seguir las enseñanzas de la vida cristiana y experimentar tu protección en todas las adversidades.
Santísima Trinidad: Tú que defiendes la grandeza y dignidad divina de la familia, fortalece con tu amor, dones y misericordia a todas las familias cristianas que son objeto de ataques por parte del mundo.
San José, modelo ejemplar de padre, intercede ante la Santísima Trinidad para que nuestros esfuerzos de mejora y perfección en nuestras familias sean potenciados por el Espíritu Santo.
Madre Santísima, esposa del Espíritu Santo, Madre de la Divina Gracia, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones. Amén.
- Contemplación y acción
Permanece en silencio. Mira a Cristo, el Esposo fiel, colgado en la cruz: su cuerpo no es posesión, sino don; su amor no es deseo, sino oblación. Él no mira para poseer, sino para redimir. ¿Cómo es tu mirada? ¿Cómo son tus intenciones secretas?
Hoy, decide un gesto concreto de pureza: evita un contenido que oscurezca tu alma; renuncia a una palabra ambigua; mira a alguien con el amor con que Cristo lo mira. La pureza no es represión, es libertad; no es vacío, es plenitud. Es el fuego del Espíritu que arde sin consumir, como la zarza de Moisés. Lee el Salmo 51 y ora con él: «Crea en mí, oh, Dios, un corazón puro». Y escucha la promesa de Jesús: «Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios» (Mt 5,8). Hoy es tiempo de belleza interior, de fidelidad creativa, de redención silenciosa. Como san Antonio, que predicaba con el fuego de la palabra y el testimonio, sé tú también profeta del corazón purificado.
Hermanos: contemplemos la acción del Espíritu Santo en la familia con un escrito de Raniero Cantalamessa:
«Siendo el sacramento del don, el matrimonio es, por su naturaleza, un sacramento abierto a la acción del Espíritu Santo. Pero ¿cómo santifica el Espíritu Santo al matrimonio? No desde fuera, sino desde dentro, en su núcleo profundo… Es la presencia santificante del Espíritu Santo lo que hace de él un sacramento. El Espíritu, que en toda pareja de esposos actúa como “Espíritu creador” a través del deseo del otro, en el matrimonio humano actúa también como “Espíritu redentor”, o de la gracia, que se expresa en el don generoso de sí, a imitación del don recíproco de Cristo y de su Iglesia.
De este modo, el Espíritu Santo penetra y santifica no solamente la “celebración”, o rito de la boda, sino su realidad vivida. No está presente solo en el momento de contraer nupcias, sino en cada instante y en cada gesto de donación mutua».
¡El amor todo lo puede! Amemos, que el amor glorifica a Dios.
Oración final
Gracias Señor Jesús porque tu Palabra nos conduce por caminos de paz, amor y santidad.
Espíritu Santo ilumínanos para que la Palabra se convierta en acción. Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.
Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.