LUNES DE LA SEMANA XV DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO C

LECTIO DIVINA DEL LUNES DE LA SEMANA XV DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO C

«El que no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí» (Mt 10, 38)

Oración inicial

Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tu sabiduría para que podamos comprender el mensaje que Jesús nos quiere comunicar en este día.

Espíritu Santo, otórganos la gracia para que la Palabra sea nuestra escuela de vida.

Madre Santísima intercede ante tu hijo Jesucristo por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.

  1. Lectura

Lectura del santo evangelio según san Mateo 10, 34-11, 1

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: «No piensen que he venido a traer paz a la tierra; No he venido a traer paz, sino la espada. He venido a enemistar al hijo con su padre, a la hija con su madre, a la nuera con su suegra; los enemigos de cada uno serán los de su propia casa. El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí; y el que no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí. El que trate de salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí, la encontrará

El que los recibe a ustedes, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me ha enviado. El que recibe a un profeta porque es profeta, tendrá recompensa de profeta; el que recibe a un justo porque es justo, tendrá recompensa de justo.

El que dé de beber, aunque sea un vaso de agua fresca, a uno de estos pequeños, sólo porque es mi discípulo, en verdad les digo, que no quedará sin recompensa». Cuando Jesús acabó de dar instrucciones a sus doce discípulos, partió de allí para enseñar y predicar por aquellas ciudades.

Palabra del Señor.

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El pasaje evangélico de hoy narra la última parte del discurso apostólico de Jesús, ubicado en el capítulo 10 y que hemos meditado los últimos días.

En el texto de hoy, Jesús es radical y severo respecto al seguimiento cristiano. En primer lugar, Jesús exige un amor preferencial por él; en segundo lugar, el apóstol debe incluir su cruz personal en su vida de seguimiento a Jesús. Y, en tercer lugar, Jesús señala que el misionero tiene que estar dispuesto a dar la vida por él.

Además, dirigiéndose a la gente, Nuestro Señor Jesucristo habla de las recompensas que recibirán las personas que apoyen a los misioneros.

  1. Meditación

Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite el día de hoy a través de su Palabra?

Las expresiones de Jesús, respecto a la misión y al seguimiento, pueden ser consideradas severas. Jesús, que se entregó totalmente por nuestra salvación, exige también un seguimiento radical. Para ello, es necesario desprenderse radicalmente de los sentimientos familiares; así mismo, Jesús exige una lealtad sin vacilaciones a las enseñanzas de Jesús, pudiendo ir más allá del sacrificio propio.

A lo largo de la historia de la Iglesia, ha habido una inmensa multitud de mártires cristianos: niños, ancianos, jóvenes, gente común, precisamente como nosotros.

Los discípulos cuentan con la ayuda del Espíritu Santo para hacer frente al odio, a las humillaciones y a la violencia que van a producirse contra los discípulos, pero tendrán la sabiduría y el criterio suficiente para transformar las situaciones más desfavorables en oportunidades para un testimonio eficaz.

Hermanos: respondamos desde lo profundo de nuestros corazones: ¿nos consideramos dignos de seguir a Nuestro Señor Jesucristo?

Que las respuestas a esta pregunta nos ayuden a enfrentar los rechazos e incomprensiones del Señor.

¡Jesús nos ama!

  1. Oración

Amado Jesús, haznos discípulos misioneros siempre dispuestos a cumplir con las exigencias del amor de Dios.

Santísima Trinidad, haz que los sacerdotes y consagrados sean radicales en la misión de llevar la Palabra y tu misericordia a todo el mundo.

Madre Santísima, Madre del Verbo, Madre de la Iglesia, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones. Amén.

  1. Contemplación y acción

Contemplemos al Señor la lectura de una parte del salmo 120:

“Levanto mis ojos a los montes: ¿de dónde me vendrá el auxilio? El auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra.

No permitirá que resbale tu pie, tu guardián no duerme; no duerme ni reposa el guardián de Israel.

El Señor te guarda a su sombra, está a tu derecha; de día el sol no te hará daño, ni la luna de noche.

El Señor te guarda de todo mal, él guarda tu alma; el Señor guarda tus entradas y salidas, ahora y por siempre. El auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra.”

Hermanos: pidamos al Espíritu Santo la fuerza para tomar la decisión de seguir a Jesús en medio de todas las amenazas de las que somos objeto.

Glorifiquemos a Dios con nuestras vidas.

Oración final

Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna.

Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.

Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.