JUEVES DE LA SEMANA XVI DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO C

LECTIO DIVINA DEL JUEVES DE LA SEMANA XVI DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO C

«Y el que quiera ser primero entre ustedes, que sea su esclavo. De la misma manera que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y dar su vida en rescate por muchos» (Mt 20, 27-28)

Oración inicial

Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tu sabiduría para que podamos comprender el mensaje que Jesús nos quiere comunicar en este día.

Espíritu Santo, otórganos la gracia para que la Palabra sea nuestra escuela de vida.

Madre Santísima intercede ante tu hijo Jesucristo por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.

  1. Lectura

Lectura del santo evangelio según san Mateo 20, 20-28

En aquel tiempo, se acercó a Jesús la madre de los Zebedeos con sus hijos, y se postró para hacerle una petición. Él le preguntó: «¿Qué deseas?». Ella contestó: «Ordena que estos dos hijos míos se sienten en tu reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda».

Pero Jesús respondió «No saben lo que piden. ¿Pueden beber el cáliz que yo he de beber?». Contestaron: «Podemos». Él les dijo: «Mi cáliz lo beberán; pero el puesto a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, es para quienes lo tiene reservado mi padre».

Los otros diez, que lo habían oído, se indignaron contra los dos hermanos. Pero Jesús, reuniéndolos, les dijo: «Ustedes saben que los jefes de las naciones las dominan como señores absolutos y los grandes las oprimen. No ha de ser así entre ustedes, el que quiera ser grande entre ustedes, que sea su servidor, y el que quiera ser primero entre ustedes, que sea su esclavo. De la misma manera que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y dar su vida en rescate por muchos».

Palabra del Señor.

 

 

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Hoy celebramos al apóstol Santiago, uno de los doce. Provenía de una familia con holgura económica; sus padres eran Zebedeo y Salomé, y era hermano de Juan evangelista. Estuvo presente en la Transfiguración de Nuestro Señor Jesucristo con Pedro y Juan.

Su martirio, en el año 44, por órdenes de Herodes Agripa I, es una clara señal de que la cruz forma parte la vida de todos. Y su ejemplo refuerza nuestra fe.

El episodio de hoy ocurrió en medio de los doce y se encuentra después del tercer anuncio que hace Jesús sobre su pasión y resurrección. En este texto, la madre de Santiago y Juan enciende la polémica sobre quiénes deben ocupar los puestos de honor al lado de Jesús, en el reino de los cielos.

Este pasaje evangélico es una muestra de cómo las enseñanzas del Maestro, hasta ése entonces, no fueron comprendidas por sus apóstoles, quienes prometen beber el cáliz que beberá Nuestro Señor Jesucristo, pero que, a la hora de la pasión, abandonaron al Maestro.

Jesús responde y actúa con firmeza, señala que los puestos de honor los decide Dios Padre; así mismo, Jesús cuestiona y condena el modelo autoritario de los gobernantes de la época y de las instituciones que se son gestionadas tiránicamente, y propone un nuevo modelo de gobierno en el que el poder está dado al que sirve; resaltando que lo más importante es seguirle a Él y servirle, antes que buscar los puestos de honor humano.

  1. Meditación

Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite el día de hoy a través de su Palabra?

Muchas veces nosotros también nos comportamos como Santiago y Juan, y buscamos puestos de honor, el prestigio, la estimación y admiración, antes que servir al Señor con humildad.

Este texto cuestiona las fibras más íntimas de nuestro corazón, ya que Jesús manifiesta que, quien quiera ser el primero, debe ser el servidor de todos, porque el poder nace del servicio.

En este sentido, respondamos lo siguiente:

  • ¿Nuestras acciones están motivadas por la búsqueda del éxito y de los honores y privilegios humanos o nuestra vida tiene un sentido cristiano?
  • ¿Cómo reaccionamos ante las personas que, con cualidades menores o similares a las nuestras, desempeñan cargos más importantes?
  • ¿Soportamos con serenidad el rechazo, la indiferencia e incomprensión de muchas personas en nuestra vida y oramos por ellas?

Que las respuestas a estas interrogantes nos ayuden a servir a Dios con humildad.

¡Jesús nos ama!

  1. Oración

Santiago Apóstol: guíanos en nuestro camino hacia la eternidad, acompáñanos para llegar a Nuestro Señor Jesucristo.

Amado Jesus: purifica nuestro corazón y nuestros deseos, y con el poder de tu Santo Espíritu, danos la luz para vencer toda tentación de honores humanos y te sirvamos con humildad, comprendiendo que el verdadero poder del amor está en servir a los demás.

Amado Jesús, tú que dijiste “Vengan a mí los que están cansados y agobiados, que yo los aliviaré”, sé el bálsamo que sane las heridas de nuestra soberbia y otórganos la fortaleza para enfrentar, sin desánimos, el rechazo y la incomprensión de tantas personas.

Madre Santísima, Madre de la Divina Gracia, Reina de los ángeles, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones. Amén.

  1. Contemplación y acción

Repitamos en nuestro corazón, a lo largo del día, como en Mateo 20, versículo 27: “el que quiera ser grande entre ustedes, que sea su servidor”.

Contemplemos a Dios con la lectura de una parte del salmo 66:

“El Señor tenga piedad y nos bendiga, ilumine su rostro sobre nosotros; conozca toda la tierra tus caminos, todos los pueblos tu salvación.

¡Oh Dios!, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben.

Que canten de alegría las naciones, porque riges el mundo con justicia, riges los pueblos con rectitud y gobiernas las naciones de la tierra.

¡Oh Dios!, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben.

La tierra ha dado su fruto, nos bendice el Señor, nuestro Dios. Que Dios nos bendiga; que le teman hasta los confines del orbe”.

Queridos hermanos: pidamos al Espíritu Santo el discernimiento para identificar cuáles son las motivaciones que tenemos para realizar nuestras actividades e identificar aquellas motivaciones que se alejan de las enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo. También pidamos al Espíritu Santo la pureza del corazón para servir con humildad.

Glorifiquemos a Dios con nuestras vidas.

Oración final

Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna.

Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.

Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.