LECTIO DIVINA DEL SÁBADO DE LA PRIMERA SEMANA DE CUARESMA – CICLO C
Oración inicial
Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tu sabiduría para que podamos comprender el mensaje que Jesús nos quiere comunicar en este día.
Espíritu Santo, otórganos la gracia para que la Palabra sea escuela de vida para nosotros.
Madre Santísima intercede ante tu hijo Jesucristo por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.
- Lectura
Lectura del santo evangelio según san Mateo 5, 43-48
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
—«Ustedes han oído que se dijo: «Amarás a tu prójimo» y aborrecerás a tu enemigo.
Yo, en cambio, les digo: Amen a sus enemigos, y recen por los que les persiguen. Así serán hijos del Padre que está en el cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos.
Porque, si aman a los que los aman, ¿qué premio tendrán? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y si saludan sólo a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sean perfectos, como su Padre celestial es perfecto.»
Palabra del Señor. Te alabamos Señor.
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Este texto del Evangelio de San Mateo también forma parte del Sermón de la Montaña. Así mismo, la lectura de hoy está integrada con la de ayer; conforman un texto en el que Jesús interpreta y explica la Ley de Dios, que se inicia en el versículo 20 y culmina en el 48, del capítulo 5.
En los tiempos de Jesús, se entendía que sólo el paisano era el prójimo y que los demás, los extranjeros, no estaban incluidos en este concepto; es más, se habían distorsionado los mandamientos a tal extremo de que se creía que la Ley estaba referida solo a los hijos del pueblo y que se podía ejercer la venganza contra todos los demás.
En este contexto Jesús radicaliza su mensaje con el amor al prójimo que, de manera integrada con el perdón y la reconciliación, conducen a la perfección, planteando el siguiente desafío: “… sean perfectos como su Padre celestial es perfecto”.
- Meditación
Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite el día de hoy a través de su Palabra?
Jesús nos enseña que, para seguirlo, debemos amar a quienes nos ofenden, y que debemos orar por ellos, porque eso es lo que Él hace con nosotros.
De este maravilloso amor, Nuestro Señor Jesucristo nos da varios ejemplos, siendo el más sublime, por ser una prueba contundente de su amor y misericordia, aquella súplica a Dios Padre cuando se encontraba en la cruz a punto de expirar: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”.
Nuestro Señor Jesucristo amó a quienes lo mataban; ni la ignorancia, ni el odio, pudieron apagar en Él, su gran amor y misericordia.
Ante tan maravilloso ejemplo, conviene formularnos los siguientes cuestionamientos:
- ¿Somos capaces de amar a nuestros enemigos tendiendo puentes de reconciliación?
- Sea posible o no la reconciliación, ¿nos es fácil o difícil rezar por las personas que nos han ofendido? ¿cuáles son las razones por las que es fácil o difícil rezar por nuestros enemigos?
Que las respuestas a estos interrogantes nos sean beneficiosas para seguir a Dios.
- Oración
Santísima Trinidad, tres personas, un solo Dios, te pedimos sanes las heridas de nuestro corazón y, con los dones del Santo Espíritu, pueda mirar con bondad a aquellas personas que me han ofendido, tal vez sin querer.
Que pueda comprender, con la inteligencia y el corazón, que esas personas también llevan, como nosotros, heridas en su corazón; por tu infinita misericordia y bondad, sánalas Señor. Amén.
- Contemplación y acción
Amado Jesús, admirados y animados por tu divino ejemplo de perdón, en medio del dolor de tu crucifixión, queremos amar a nuestros enemigos, respondiendo a todo mal, con bien.
Dios mío, con el gozo que produce tu amor misericordioso, deseamos continuar con el propósito que nos planteamos el día de ayer, que es el de identificar los resentimientos que tenemos con las personas con la que nos hemos enemistado, con el fin de tender los puentes de la reconciliación. Si esta reconciliación no fuera posible, nos comprometemos a orar por ellas.
Oración final
Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna.
Ciertamente Señor, tu Palabra es viva y eficaz.
Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción. Dios bendito y glorioso, escucha nuestra petición. Amén.