JUEVES DE LA SEGUNDA SEMANA DE CUARESMA – CICLO C

LECTIO DIVINA DEL JUEVES DE LA SEGUNDA SEMANA DE CUARESMA – CICLO C

Oración inicial

Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tu sabiduría para que podamos comprender el mensaje que Jesús nos quiere comunicar en este día.

Espíritu Santo, otórganos la gracia para que la Palabra sea nuestra escuela de vida.

Madre Santísima intercede ante tu hijo Jesucristo por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.

  1. Lectura

Lectura del santo evangelio según san Lucas 16, 19-31

En aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos: “Había un hombre rico, que vestía de púrpura y lino y banqueteaba espléndidamente cada día. Y un mendigo llamado Lázaro que estaba echado junto a la puerta, cubierto de llagas, y con ganas de saciarse de lo que tiraban de la mesa del rico. Y hasta los perros se le acercaban a lamerle las llagas.

Sucedió que se murió el mendigo, y los ángeles lo llevaron al seno de Abrahán. Se murió también el rico, y lo enterraron. Y, estando en el infierno, en medio de los tormentos, levantando los ojos, vio desde lejos a Abrahán, y a Lázaro junto a él, y gritó: “Padre Abrahán, ten piedad de mí y manda a Lázaro que moje en agua la punta del dedo y me refresque la lengua, porque me torturan estas llamas”.

Pero Abrahán le contestó: “Hijo, recuerda que recibiste tus bienes en vida, y Lázaro, a su vez, males; por eso encuentra aquí consuelo, mientras que tú padeces. Y, además, entre nosotros y ustedes se abre un abismo inmenso, para que no puedan pasar desde ahí hasta nosotros”.

El rico insistió: “Te ruego, entonces, padre, que mandes a Lázaro a casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para que, con su testimonio, evites que vengan también ellos a este lugar de tormento”. Abrahán le dice: “Tienen a Moisés y a los profetas; que los escuchen”. El rico contestó: “No, padre Abrahán. Pero si un muerto los va a verlos, se arrepentirán”. Abrahán le dijo: “Si no escuchan a Moisés ni a los profetas, no harán caso ni, aunque resucite un muerto”.

Palabra del Señor.

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A lo largo de casi todo el capítulo 16 de Lucas, Jesús enseña sobre la incompatibilidad que hay entre el mal uso del dinero y el seguimiento a Jesús, señalando en el versículo 13, lo siguiente: “Un empleado no puede estar al servicio de dos señores, porque odiará a uno y amará al otro. No pueden estar al servicio de Dios y del dinero”.

Luego del texto citado se encuentran algunas enseñanzas de Jesús sobre la Ley, los profetas y el reino de los cielos y, a continuación, se reanuda el tema de la riqueza a través de la parábola del hombre rico y Lázaro, que es el evangelio del día de hoy. Todos estos textos integran el capítulo 16 de Lucas.

En la primera parte del pasaje evangélico de hoy, Jesús muestra cómo un hombre rico, con el corazón endurecido por el egoísmo y la soberbia, no sentía conmiseración por el estado de pobreza de Lázaro, el hombre pobre, pese a que conocía sus necesidades.

En la segunda parte del texto, Jesús muestra el destino de cada uno, de acuerdo a la vida que llevaron. Por un lado, el hombre rico, que hizo mal uso de sus riquezas, paga con tormentos su comportamiento; por otro lado, el hombre pobre, que sufrió mucho en su vida terrenal, recibe el maravilloso consuelo de Dios en el cielo.

Así mismo, el texto de hoy tiene muchas conexiones evangélicas, de las cuales destacamos dos:

  • La primera es con las bienaventuranzas, ubicadas en Mateo, capítulo 5, versículos del 3 al 12 y en Lucas, capítulo 6, versículos del 20 al 23.
  • La segunda es con la lectura del santo Evangelio del día lunes de la primera semana de Cuaresma, que se encuentra en Mateo, capítulo 25, versículos del 31 al 46. Esta lectura se conoce como el “juicio a las naciones” o “juicio final”; en ella Jesús dice: “Entonces dirá el rey a los de su derecha: Vengan ustedes, benditos de mi Padre; hereden el reino preparado para ustedes desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me dieron de comer, tuve sed y me dieron de beber, fui forastero y me hospedaron, estuve desnudo y me vistieron, enfermo y me visitaron, en la cárcel y vinieron a verme.»
  • Meditación

Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite el día de hoy a través de su Palabra?

El mensaje de hoy es contundente: Jesús señala claramente su preferencia por los pobres, los enfermos, los débiles e indefensos, por los que tienen pocas o nulas posibilidades de cubrir sus necesidades fundamentales.

El texto es una exhortación a nuestras conciencias para no descuidar nuestro compromiso cristiano con los más necesitados, con el fin de que despertemos de nuestra indiferencia ante la presencia oculta del Rey de reyes en los rostros doloridos de los más necesitados.

La lectura interpela nuestra conciencia en relación al uso que damos a los bienes que poseemos y nos exhorta a amar en primer lugar a Jesús a través del prójimo. En este sentido, recordemos las obras de misericordia que podemos hacer:

Corporales Espirituales
1) Visitar a los enfermos 2) Dar de comer al hambriento 3) Dar de beber al sediento 4) Dar posada al peregrino 5) Vestir al desnudo 6) Visitar a los presos 7) Enterrar a los difuntos 1) Enseñar al que no sabe 2) Dar buen consejo al que lo necesita 3) Corregir al que se equivoca 4) Perdonar al que nos ofende 5) Consolar al triste 6) Sufrir con paciencia los defectos del prójimo 7) Rezar a Dios por los vivos y por los difuntos.

Con estas reflexiones y consideraciones, es conveniente que nos hagamos algunas interrogantes:

  • ¿Tengo algunos despilfarros que puedo evitar para realizar obras de misericordia?
  • ¿Cuáles son las obras de misericordia corporal y espiritual que realizo?
  • ¿Identificamos la presencia de Jesús en el rostro de los más necesitados?

Que las respuestas a estas interrogantes nos ayuden a servir a Dios con humildad.

  • Oración

Señor Jesús te pedimos nos otorgues y fortalezcas la virtud de la generosidad para con nuestros hermanos más necesitados, por el amor que nos tienes y que nos lo demuestras en cada instante de nuestras vidas.

Haz Señor Jesús que recibamos la gracia de amar al prójimo como a nosotros mismos.

Madre Santísima, Madre de la Divina Gracia, Reina de los ángeles, intercede ante tu hijo Jesús por nuestras peticiones. Amén.

  • Contemplación y acción

Muchas veces nos hemos comportado como el rico, por eso acudimos a tu misericordia con un corazón contrito: “Señor, hijo de Dios, ten compasión de mí, pobre pecador”.

Pero tú Señor, eres amor, y con tu Santo Espíritu nos inspiras caridad y solidaridad.

Santísima Trinidad, me comprometo el día de hoy a realizar obras de misericordia y a dar un uso adecuado a los bienes materiales y espirituales que nos has dado.

Santísima Trinidad, con el gozo que nos inspira tu misericordia, deseamos proyectar siempre una mirada solidaria y generosa sobre nuestros hermanos.

Oración final

Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna.

Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.

Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición.

Amén.