LECTIO DIVINA DEL VIERNES DE LA SEGUNDA SEMANA DE CUARESMA – CICLO C
Oración inicial
Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tu sabiduría para que podamos comprender el mensaje que Jesús nos quiere comunicar en este día.
Espíritu Santo, otórganos la gracia para que la Palabra sea nuestra escuela de vida.
Madre Santísima intercede ante tu hijo Jesucristo por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.
- Lectura
Lectura del santo evangelio según san Mateo 21, 33-43. 45-46
El aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: “Escuchen otra parábola: Había un propietario que plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó un lagar en ella, construyó la casa del guardián, la arrendó a unos viñadores y se fue de viaje.
Llegado el tiempo de la vendimia, envió sus criados a los viñadores, para recoger los frutos que le correspondían. Pero los viñadores, agarrando a los criados, apalearon a uno, mataron a otro y a otro lo apedrearon. Envió de nuevo otros criados, en mayor número que la primera vez, e hicieron con ellos lo mismo.
Por último, les mandó a su hijo, diciéndose: “Tendrán respeto a mi hijo”. Pero los viñadores, al ver al hijo, se dijeron: “Este es el heredero, lo matamos y nos quedamos con la herencia”. Y, agrarrándolo, lo empujaron fuera de la viña y lo mataron. Y ahora, cuando venga el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos viñadores?” Le contestaron: “Hará morir sin compasión a esos malvados y arrendará la viña a otros viñadores, que le entreguen los frutos a su tiempo”.
Y Jesús les dice: “¿No han leído nunca la Escritura: “La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular, es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente?” Por eso les digo que el reino de Dios les será quitado a ustedes, para ser entregado a un pueblo que produzca sus frutos”. Los sumos sacerdotes y los fariseos, al oír sus parábolas, comprendieron que hablaba de ellos. Y, aunque buscaban capturarlo, temieron a la gente, porque lo tenían por profeta.
Palabra del Señor.
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Antes de la lectura evangélica del día de hoy, que es la parábola de los viñadores malvados, se identifican los siguientes textos:
- El prodigio de la higuera seca, en la que Jesús dio un ejemplo de fe, en los versículos 18 al 21.
- El texto sobre la autoridad con la que Jesús enseña, ubicada entre los versículos 23 al 27.
- Y la parábola de los dos hijos, en los versículos 28 al 32.
La parábola de los viñadores malvados sintetiza la historia de la salvación:
- La viña representa al pueblo elegido, el pueblo de Israel, y su dueño es Dios Padre, quien delimitó su propiedad y que hizo con su pueblo una alianza de amor.
- Los viñadores simbolizan a los líderes religiosos del pueblo rebelde: los sacerdotes y fariseos.
- Los siervos que el dueño envía dos veces, de manera paciente y confiada, son los profetas de Dios, que son asesinados por los viñadores.
- El beneficio que los siervos enviados por el dueño van a buscar, son los frutos de la espiritualidad del pueblo.
- El heredero del dueño de la viña es Jesús, a quien también los viñadores mataron, porque el pueblo no escuchó a los enviados de Dios.
Sin embargo, el pueblo rebelde no comprendió cuál era el alcance de la misión del hijo del dueño de la viña. Por eso, con autoridad divina, Jesús dice: ¿No han escuchado nunca en la Escritura: “La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular, es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente”?
Y esto lo dice porque la piedra angular representa a Él mismo, a Jesús resucitado, porque Él es el fundamento, la cabeza de la Iglesia.
2. Meditación
Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite el día de hoy a través de su Palabra?
En el maravilloso acontecimiento de la Transfiguración de hace algunos días, Dios Padre nos habla a todos, a la humanidad entera, cuando dice: “Este es mi hijo, el elegido, escúchenlo”; sin embargo, muchas veces no escuchamos a Jesús a través de su palabra y del prójimo, lo rechazamos y respondemos con la violencia del corazón, cuya manifestación es el pecado.
En la actualidad, nosotros no crucificamos a Jesús, pero, muchas veces rechazamos a nuestros hermanos más necesitados, en quienes se encuentra Jesús; por lo tanto, rechazamos a Jesús.
Pero la misericordia de Dios es infinita; Jesús nos ofrece el perdón mediante el sacramento de la reconciliación y nos libera de las ataduras del pecado. Este perdón es una muestra de que Nuestro Señor Jesucristo nos visita continuamente para otorgarnos sus gracias a través de los sacramentos y en todas nuestras vivencias cotidianas, y señalarnos el camino de la salvación.
Con estas reflexiones, es conveniente que nos hagamos algunas interrogantes:
- ¿Cuántas veces nos comportamos como los viñadores y rechazamos a Jesús, a través de su Palabra, del prójimo, de sus sacramentos, de sus ministros?
- ¿Sabemos identificar las veces que Dios nos envía profetas y las veces que Él mismo toca nuestra puerta para que nos acerquemos a su misericordia, bondad y amor?
- ¿Reconocemos y confesamos humildemente nuestros pecados y nos acogemos a la misericordia que Dios nos ofrece?
Que las respuestas a estas interrogantes nos ayuden a disminuir la distancia entre nuestros corazones y el Sagrado Corazón de Jesús.
3 . Oración
Padre celestial, como en la oración de la paz de San Francisco de Asís, cada uno de nosotros queremos pedirte con todo el corazón: Señor, haz de mí un instrumento de tu paz, que donde haya odio, ponga el amor; que donde haya ofensa, ponga el perdón…
Señor Jesús te pedimos, que, con la fuerza del Espíritu Santo, podamos desterrar la violencia escondida que hay en nuestro corazón y comprendamos que tú eres el Redentor del mundo, a quien debemos acoger, escuchar y seguir.
Madre Santísima, Madre de la Divina Gracia, Reina de los ángeles, intercede ante tu hijo Jesús por nuestras peticiones. Amén.
4. Contemplación y acción
Señor Jesús, tú que, orando al Padre, dijiste: “En esto consiste la vida eterna: en conocerte a ti, el único Dios verdadero, y a tu enviado, Jesús el Mesías”, en Juan, capítulo 17, versículo 3, purifica nuestros corazones y otórganos la gracia de conocerte profundamente, de amarte más, de servirte y adorarte en toda circunstancia de nuestra vida.
Señor Jesús, me comprometo el día de hoy a reconocer las veces que te he fallado, identificando los sentimientos que inspiraron mi acción y pecado con el fin de estar atento a futuras situaciones que puedan hacerme caer nuevamente en pecado.
Señor Jesús, por tu infinito amor hacia nosotros, me comprometo, a acoger tu misericordia a través del sacramento de la confesión y a esforzarme para que mis propósitos de enmienda me acerquen más a ti.
Oración final
Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna.
Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.
Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.
Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición.
Amén.