VIERNES DE LA QUINTA SEMANA DE CUARESMA – CICLO C

LECTIO DIVINA DEL VIERNES DE LA QUINTA SEMANA DE CUARESMA – CICLO C

 

Oración inicial

Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tu sabiduría para que podamos comprender el mensaje que Jesús nos quiere comunicar en este día.

Espíritu Santo, otórganos la gracia para que la Palabra sea nuestra escuela de vida.

Madre Santísima intercede ante tu hijo Jesucristo por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.

 

  1. Lectura

Lectura del santo evangelio según san Juan 10, 31-42

En aquel tiempo, los judíos agarraron piedras para apedrear a Jesús. Él les dijo: «Muchas obras buenas por encargo de mi Padre les he mostrado: ¿por cuál de ellas me quieren apedrear?». Los judíos le contestaron: «No te apedreamos por ninguna obra buena, sino por una blasfemia: porque tú, siendo un hombre, te haces Dios». Jesús les respondió: «¿No está escrito en la ley de ustedes: “Yo les digo: ustedes son dioses”? Si la Escritura llama dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios (y no puede fallar la Escritura), a quien el Padre consagró y envió al mundo, ¿dicen ustedes que blasfema por haber dicho que es hijo de Dios? Si no hago las obras de mi Padre, no me crean, pero si las hago, aunque no me crean a mí, crean a las obras, para que comprendan y sepan que el Padre está en mí, y yo en el Padre».

Intentaron de nuevo detenerlo, pero se les escapó de las manos. Jesús se fue de nuevo a la otra orilla del Jordán, al lugar donde antes había estado bautizando Juan, y se quedó allí. Muchos acudieron a él y decían: «Juan no hizo ningún signo; pero todo lo que Juan dijo acerca de éste hombre era verdad». Y muchos allí creyeron en Él.

Palabra del Señor.

 

 

 

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Es importante señalar que, entre la lectura del día de ayer y la de hoy, se encuentra el capítulo 9 y parte del capítulo 10. En el texto intermedio del capítulo 9, se ubica la curación que Jesús hace a un ciego de nacimiento, también se ubica el primer interrogatorio que los fariseos hacen al ciego sanado, el interrogatorio que realizan los judíos a los padres del ciego curado y el segundo interrogatorio que hacen los judíos al ciego que Jesús sanó.

Ya en el capítulo 10 y antes del texto de hoy, Jesús hace una referencia directa a su misión, al afirmar: “Yo soy el buen pastor: conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí, como el Padre me conoce y yo conozco al Padre; y doy la vida por las ovejas”.

Luego, en la fiesta de la dedicación o fiesta de las luces, se produce la última confrontación de Jesús con los judíos, de la que forma parte el pasaje evangélico del día de hoy.

En este texto, los judíos lo quieren apedrear por considerarlo blasfemo, ya que Jesús afirma que es Hijo de Dios, sustentando su aseveración en sus obras, las que atestiguan su filiación espiritual con Dios Padre, y también en la Palabra. Recordemos que Jesús fue acusado de blasfemo ante Pilatos por sus detractores.

Como en los textos evangélicos de los días anteriores, Jesús insiste con paciencia y misericordia, pero sus opositores, lejos de abrir sus corazones, incrementan sus deseos de apresarlo y de matarlo. Finalmente, Jesús logró escapar y fue al otro lado del río Jordán, donde muchas personas se convirtieron al escucharle.

 

  1. Meditación

Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite el día de hoy a través de su Palabra?

Como hemos apreciado en la lectura de hoy y en los textos de los últimos días, las confrontaciones entre Jesús y sus oponentes va alcanzando posiciones extremas: por un lado, la luz, el amor y la misericordia que Jesús personifica y, por el otro lado, el rechazo de sus adversarios.

Hermanos, en este tiempo penitencial de Cuaresma y ante estas situaciones extremas que vivió Jesús, en las que no se deja vencer por el odio de sus oponentes, hagamos un profundo examen de conciencia de los momentos en los que nuestra fe presenta altibajos y describamos nuestras conductas, e identifiquemos las causas que generan dichos comportamientos.

Ante estas realidades, conviene preguntarnos: ¿Nos dejamos vencer por el rechazo de quienes proponen ideologías contrarias a la fe cristiana? Adicionalmente, este momento puede resultar oportuno para analizar si, en menor o mayor medida, las posiciones diametralmente opuestas que Jesús enfrentó se encuentran en nuestro corazón.

Que este examen de conciencia y el auxilio divino nos ayuden a mantenernos firmes en nuestra fe cristiana, en medio de las tentaciones que el mundo propone.

 

  1. Oración

Padre eterno: estamos dispuestos a seguir tus preceptos, concédenos la gracia de ser verdaderos testigos de tu Hijo Jesucristo, a quien enviaste para redimir al mundo.

Concédenos, Padre eterno, una fe plena, una esperanza firme en nuestra vida futura y un amor que nos haga ser auténticos instrumentos de tu paz, convirtiendo tu Palabra en acción.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones. Amén.

 

  1. Contemplación y acción

Jesús es la plena manifestación de la gracia, Jesús es el Verbo Encarnado que siempre está invitándonos a seguirle.

Jesús ama de una manera especial y única a cada uno de nosotros y espera, con amor, paciencia y misericordia, que nos acerquemos a Él. Nuestra vida está inseparablemente ligada a la Santísima Trinidad.

Queridos hermanos, en este tiempo de Cuaresma, hagamos el propósito de acudir al Sacramento de la Penitencia, de leer la Palabra de Dios más continuamente, de tener momentos de adoración al Santísimo Sacramento del Altar y de asistir más continuamente a la Eucaristía y descubrir, con la gracia de Dios, los maravillosos misterios que encierra la misa.

Así mismo, no dejemos para después la realización de obras de misericordia, que nos ayudarán a darle más firmeza a nuestra fe.

Hermanos: nunca dejemos de invocar al Espíritu Santo para que nos fortalezca y acompañe en estos desafíos.

 

Oración final

Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna.

Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.

Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición.

Amén.