SÁBADO DE LA QUINTA SEMANA DE CUARESMA – CICLO C

LECTIO DIVINA DEL SÁBADO DE LA QUINTA SEMANA DE CUARESMA – CICLO C

Oración inicial

Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tu sabiduría para que podamos comprender el mensaje que Jesús nos quiere comunicar en este día.

Espíritu Santo, otórganos la gracia para que la Palabra sea nuestra escuela de vida.

Madre Santísima intercede ante tu hijo Jesucristo por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.

  1. Lectura

Lectura del santo evangelio según san Juan 11, 45-57

En aquel tiempo, muchos judíos que habían venido a casa de María, al ver lo que había hecho Jesús, creyeron en él. Pero algunos acudieron a los fariseos y les contaron lo que habla hecho Jesús. Los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron el Sanedrín y dijeron: «¿Qué hacemos? Este hombre hace muchos signos. Si lo dejamos seguir, todos creerán en él, y vendrán los romanos y nos destruirán el lugar santo y la nación». Uno de ellos, Caifás, que era sumo sacerdote aquel año, les dijo: «Ustedes no comprenden nada; no se dan cuenta que les conviene que solo un hombre muera por el pueblo, y que no perezca la nación entera». Esto no lo dijo por propio impulso, sino que, por ser sumo sacerdote aquel año, habló proféticamente, anunciando que Jesús iba a morir por la nación; y no sólo por la nación, sino también para reunir a los hijos de Dios dispersos. Y aquel día decidieron darle muerte. Por eso Jesús ya no andaba públicamente con los judíos, sino que se retiró a la región vecina al desierto, a una ciudad llamada Efraín, y pasaba allí el tiempo con los discípulos.

Se acercaba la Pascua de los judíos, y muchos de aquella región subían a Jerusalén, antes de la Pascua, para purificarse. Buscaban a Jesús y, estando en el templo, se preguntaban: «¿Qué les parece? ¿No vendrá a la fiesta?». Los sumos sacerdotes y fariseos habían dado órdenes de que si alguno conoce el lugar dónde Él se encontraba, les avisaran para detenerlo.

Palabra del Señor.

 

 

 

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El pasaje evangélico del día de hoy se ubica después de que Jesús resucita a Lázaro en Betania; ante este espectacular prodigio, las repercusiones fueron grandes, se produjeron dos reacciones diametralmente opuestas: la fe y la incredulidad.

Por un lado, muchos se convirtieron y creyeron en Jesús; por el otro lado, muchos de sus adversarios se mostraron incrédulos frente a sus prodigios; entre ellos, las autoridades religiosas, quienes veían en Él un grave peligro para el orden político y religioso que imperaba en aquel entonces. Por eso, conspirando en secreto, decidieron matarlo.

Al respecto, es importante mencionar que cerca de la mitad del pueblo judío de entonces dependía, para vivir, de las autoridades religiosas. Entonces, cuando Jesús aparece en la escena, muchos de estos pobladores concedieron más importancia a la relación humana siervo – amo, que a su relación con Dios.

  1. Meditación

Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite el día de hoy a través de su Palabra?

En la lectura de hoy, las confrontaciones entre Jesús y sus adversarios ha alcanzado una posición extrema; por ello, las autoridades religiosas deciden matarlo por el miedo que extraviaba sus corazones.

Sin embargo, en el extremo del amor, muchas personas toman la decisión de seguirlo, siendo testigos de la verdadera identidad de Jesús: de Hijo de Dios, de verdadero Dios y verdadero hombre, de fuente inagotable de vida eterna para todos los que creen en Él.

Como podemos apreciar, en aquel entonces, como ahora, siempre habrá personas que rechacen a Jesús con múltiples justificaciones, con el objetivo fundamental de esconder sus ofensas e injusticias ante los hombres, sin darse cuenta que, ante la luz divina de Dios, nada podrán ocultar.

Hermanos, en este tiempo penitencial de Cuaresma y con los prodigios que Dios, de múltiples formas, realiza en nuestras vidas, Jesús nos invita incesantemente a creer en Él y a seguirle.

Meditemos en silencio en todos los dones que recibimos constantemente de Dios y tomemos la firme decisión de seguirle.

  1. Oración

Gracias Señor Jesús, por tu ejemplo; gracias Señor Jesús por tu sacrificio, porque eres el Cordero de Dios, sin mancha, que nos trae vida, libertad y esperanza en la vida futura. Bendito seas por siempre, bendito por toda una eternidad.

Amado Jesús, santificado por el Espíritu Santo, que has subido a la gloria, enciende en todos los hombres el deseo de tu reino.

Amado Señor, te pedimos que nos liberes de los miedos que muchas veces extravían a nuestros corazones; envíanos la fuerza de tu espíritu para no desanimarnos ante los desórdenes del mundo.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones. Amén.

  1. Contemplación y acción

Contemplemos y postremos nuestro corazón ante el Señor con parte del salmo 95:

“Cantad al Señor un cántico nuevo, cantad al Señor toda la tierra; cantad al Señor, bendecid su nombre, proclamad día tras día su victoria”.

 

Queridos hermanos, en este tiempo penitencial de Cuaresma y ante los prodigios que Dios, de múltiples formas, realiza en nuestras vidas, creamos en Él y sigámosle. Renovemos el propósito de acudir al Sacramento de la Penitencia, de leer la Palabra de Dios, de tener momentos de adoración al Santísimo Sacramento del Altar y de asistir más continuamente a la Eucaristía.

Hermanos: nunca dejemos de invocar al Espíritu Santo para que nos fortalezca y acompañe en nuestros caminos.

Oración final

Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna.

Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.

Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición.

Amén.