MARTES DE LA OCTAVA DE PASCUA DE RESURRECCIÓN – CICLO C

LECTIO DIVINA DEL MARTES DE LA OCTAVA DE PASCUA DE RESURRECCIÓN – CICLO C

Oración inicial

Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tu sabiduría para que podamos comprender el mensaje que Jesús nos quiere comunicar en este día.

Espíritu Santo, otórganos la gracia para que la Palabra sea nuestra escuela de vida.

Madre Santísima intercede ante tu hijo Jesucristo por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.

  1. Lectura

Lectura del santo evangelio según san Juan 20, 11-18

En aquel tiempo, fuera, junto al sepulcro, estaba María Magdalena, llorando. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados, uno a la cabecera y otro a los pies, donde había estado el cuerpo de Jesús. Ellos le preguntaron: «Mujer, ¿por qué lloras?». Ella les contestó: «Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto». Dicho esto, dio media vuelta y vio a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús. Jesús le dijo: «Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas?». Ella, pensando que era el jardinero, le contesta: «Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo lo recogeré». Jesús le dice: «¡María!». Ella lo reconoce y le dice en hebreo: «¡Rabboni!», que significa: «¡Maestro!». Jesús le dijo: «No me retengas, que todavía no he subido al Padre. Anda, ve a mis hermanos y diles: «Subo al Padre mío y Padre de ustedes, al Dios mío y Dios de ustedes»». María Magdalena fue y anunció a los discípulos: «He visto al Señor y ha dicho esto».

Palabra del Señor.

 

 

 

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La lectura del día de hoy se encuentra luego del texto del Domingo de Resurrección, en el que María Magdalena le dijo a Simón Pedro y a otro discípulo que se habían llevado el cuerpo de Jesús. Ellos corrieron al sepulcro, Simón Pedro no estaba convencido, pero el otro discípulo vio y creyó en la resurrección.

En el evangelio del día de hoy, de este tiempo maravilloso de Pascua, se pueden apreciar tres segmentos:

  • En el primero, María Magdalena tiene dudas y desea conocer dónde está el cuerpo de Jesús. Se le aparecen dos ángeles, pero todavía no cree en la resurrección; luego se le aparece Jesús, pero no lo reconoce y cree que es el jardinero.
  • En el segundo segmento, María Magdalena transita desde la duda hacia la fe por medio de Jesús, quien, llamándola por su nombre con una amistad divina, le hace ver que ha resucitado. Sin embargo, Jesús también busca que ella realice el salto cualitativo de la comprensión de su resurrección, superando el apego humano, por eso, le dice: «No me retengas, que todavía no he subido al Padre …».
  • Y, en el tercer segmento, María Magdalena convencida de la resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, fue a anunciar a los discípulos lo que Jesús le dijo.
  1. Meditación

Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite el día de hoy a través de su Palabra?

Este pasaje evangélico lleva consigo un mensaje para todos los hombres y mujeres de todos los tiempos: Nuestro Señor Jesucristo está vivo, en medio de todos nosotros y debemos buscarlo por los caminos de la fe, la palabra y la oración. En estos caminos, el mismo Señor Jesús sale a nuestro encuentro, llamándonos por nuestro nombre con una amistad única, y se muestra de múltiples formas para que lo reconozcamos; por ello, es importante estar atentos a su presencia.

Queridos hermanos, recordemos que en algunas ocasiones hemos vivido la experiencia de perder a un familiar, a amigos y a conocidos, y hemos sentido tristeza y dolor; igualmente, algunas circunstancias de nuestra vida nos han producido también sentimientos similares. Ante estas vivencias preguntémonos: ¿cuáles fueron los sentimientos que experimentamos? ¿tuvimos en cuenta a Jesús para recuperar nuestro ánimo y esperanza en una vida mejor?

Hagamos también, a nuestro corazón, la siguiente pregunta: en nuestras vidas ¿a quién buscamos?

Hermanos, que las respuestas a estas preguntas nos ayuden a reconocer a Jesús resucitado y vivo en nuestros corazones y en medio de todos nosotros.

Jesús nos ama.

  1. Oración

Amado Señor Jesús, por tu amor e inmensa misericordia, líbranos de los apegos humanos y otórganos una fe fuerte que nos ayude a reconocerte a través de nuestros hermanos, especialmente en aquellos más necesitados y, así, tener una plena experiencia pascual de evangelización cotidiana.

Señor Jesús, que tu Santo Espíritu nos inspire para que tu palabra sea uno esos caminos en los que siempre sales a nuestro encuentro, y se convierta en escuela de vida en nuestra vida diaria.

Madre Santísima intercede ante tu hijo Jesús por nuestra petición. Amén.

  1. Contemplación y acción

Contemplemos la resurrección de Nuestro Señor Jesucristo con la lectura de una parte del salmo 22:

“El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace recostar; me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas; me guía por el sendero justo, por el honor de su nombre.

Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo: tu vara y tu cayado me sosiegan”.

Queridos hermanos: por este gozo incomparable de ser testigos de la resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, hagamos el propósito de estar frente al Santísimo Sacramento y de participar activamente en la Eucaristía, donde Jesús está presente y realmente vivo.

De igual manera hermanos, busquemos a Jesús en nuestra vida diaria, a través del hermano, especialmente del más necesitado, realizando obras de misericordia.

Oración final

Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna.

Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.

Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.