LUNES DE LA SEGUNDA SEMANA DE PASCUA DE RESURRECCIÓN – CICLO C

LECTIO DIVINA DEL LUNES DE LA SEGUNDA SEMANA DE PASCUA DE RESURRECCIÓN – CICLO C

Oración inicial

Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tu sabiduría para que podamos comprender el mensaje que Jesús nos quiere comunicar en este día.

Espíritu Santo, otórganos la gracia para que la Palabra sea nuestra escuela de vida.

Madre Santísima intercede ante tu hijo Jesucristo por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.

  1. Lectura

Lectura del santo evangelio según san Juan 3, 1-8

Había un fariseo llamado Nicodemo, magistrado judío. Éste fue a ver a Jesús de noche y le dijo: «Rabí, sabemos que has venido de parte de Dios, como maestro; porque nadie puede hacer los signos que tú haces si Dios no está con él». Jesús le contestó: «Te lo aseguro, el que no nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios». Nicodemo le pregunta: «¿Cómo puede nacer un hombre, siendo viejo? ¿Acaso puede por segunda vez entrar en el vientre de su madre y nacer?».

Jesús le contestó: «Te lo aseguro, el que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el reino de Dios. Lo que nace de la carne es carne, lo que nace del Espíritu es espíritu. No te extrañes de que te haya dicho: «Tenéis que nacer de nuevo»; el viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así es todo el que ha nacido del Espíritu».

Palabra del Señor.

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El texto de hoy narra una parte de la valiosa conversación de Jesús con Nicodemo, que era un importante personaje entre los judíos.

En la conversación, Nicodemo reconoce a Jesús como enviado de Dios y desea conocer más sobre Él y su Palabra; pero no comprende las expresiones de Jesús y trata de entenderlas a través de su propio esquema intelectual. No comprende que la acción del Espíritu Santo transforma y permite conocer a Jesús, su Palabra y a Dios Padre por medio de Él.

  1. Meditación

Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite el día de hoy a través de su Palabra?

En el diálogo con Nicodemo, Jesús expresa que, para lograr un cambio radical con el fin de seguirle, es necesario estar dispuestos a romper nuestros esquemas personales y humanos, y a acoger al Espíritu Santo.

Y, no solo eso, tenemos que dejar que el Espíritu Santo actúe en nosotros y, así, admitir totalmente la diferencia entre la carne y el espíritu.

Hermanos, con la plena conciencia de que la acción del Espíritu Santo es más poderosa que cualquier sentimiento humano, respondamos: ¿Cuáles son obstáculos que nos impiden acoger al Espíritu Santo, tal como lo señala Nuestro Señor Jesucristo?

Hermanos, que la respuesta a esta pregunta nos ayude a renovar nuestras vidas aceptando la presencia transformadora del Espíritu Santo.

Jesús nos ama.

  1. Oración

Amado Señor Jesús, con plena disposición a seguirte, te pedimos que el Espíritu Santo nos transforme, nos haga nacer de nuevo y nos convierta en dignos discípulos tuyos para proclamar tu amor y tu Palabra a través de nuestras vidas.

Madre Celestial, Madre de la Divina Gracia, intercede ante tu hijo amado por nuestras peticiones.

  1. Contemplación y acción

Hermanos, contemplemos al Espíritu Santo con la secuencia de Pentecostés:

Ven Espíritu Divino,

manda tu luz desde el cielo,

Padre amoroso del pobre;

don en tus dones espléndido;

luz que penetra las almas;

fuente del mayor consuelo.

 

Ven, dulce huésped del alma,

descanso de nuestro esfuerzo,

tregua en el duro trabajo,

brisa en las horas de fuego,

gozo que enjuga las lágrimas

y reconforta en los duelos.

 

Entra hasta el fondo del alma,

divina luz y enriquécenos.

Mira el vacío del hombre

si Tú le faltas por dentro;

mira el poder del pecado

cuando no envías tu aliento.

 

Riega la tierra en sequía,

sana el corazón enfermo,

lava las manchas, infunde

calor de vida en el hielo,

doma el espíritu indómito,

guía al que tuerce el sendero.

 

Reparte tus Siete Dones

según la fe de tus siervos.

Por tu bondad y tu gracia

dale al esfuerzo su mérito;

salva al que busca salvarse

y danos tu gozo eterno.

Queridos hermanos: dispongamos nuestro corazón para acoger al Espíritu Santo e invoquémosle siempre en nuestras oraciones de alabanza, de agradecimiento y de petición. En los momentos más difíciles, pidamos al Espíritu Santo su consejo, su auxilio y guía para no apartarnos de los caminos de Nuestro Señor Jesucristo.

Oración final

Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna.

Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.

Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.