JUEVES DE LA SEGUNDA SEMANA DE PASCUA DE RESURRECCIÓN – CICLO C

LECTIO DIVINA DEL JUEVES DE LA SEGUNDA SEMANA DE PASCUA DE RESURRECCIÓN – CICLO C

Oración inicial

Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tu sabiduría para que podamos comprender el mensaje que Jesús nos quiere comunicar en este día.

Espíritu Santo, otórganos la gracia para que la Palabra sea nuestra escuela de vida.

Madre Santísima intercede ante tu hijo Jesucristo por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.

  1. Lectura

Lectura del santo evangelio según san Juan 3, 31-36

El que viene de lo alto está por encima de todos; pero el que viene de la tierra es de la tierra y habla de la tierra. El que viene del cielo está por encima de todos. De lo que ha visto y ha oído da testimonio, y su testimonio nadie lo acepta. El que acepta su testimonio certifica que Dios es veraz. Porque aquel al que Dios envió habla las palabras de Dios, porque Dios le ha concedido el Espíritu sin medida. El Padre ama al Hijo y todo lo ha puesto en su mano. El que cree en el Hijo posee la vida eterna; el que no crea al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios pesa sobre él.

Palabra del Señor.

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El pasaje evangélico del día de hoy, referido a la preeminencia de Jesús, se ubica después del testimonio final de Juan el Bautista.

En el texto de hoy, el evangelista profundiza más las diferencias entre Jesús, quien viene del cielo, y cualquier otro personaje terrenal; de esta manera, destaca la superioridad de Jesús por encima de todos, al señalar que Nuestro Señor Jesucristo es quien posee la vida eterna y quien cree en Él y le sigue, participa de esta misma vida eterna.

Así mismo, se reafirma la identidad plena entre el Padre y el Hijo; por eso, quien no obra según el amor de Dios, se excluye voluntariamente de la vida eterna.

  1. Meditación

Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite el día de hoy a través de su Palabra?

El Espíritu sin medida que Dios Padre le concedió a Nuestro Señor Jesucristo, llega a nosotros a través de Nuestro Redentor; solo tenemos que estar dispuestos a acogerlo con fe y siempre pidiendo su gracia, siguiendo así, un maravilloso círculo virtuoso de crecimiento espiritual.

Queridos hermanos, meditando la palabra de hoy y desde la intimidad de nuestro corazón, respondamos las siguientes preguntas: ¿acogemos a la Santísima Trinidad en nuestros corazones? ¿actuamos como Jesús, “el que viene de lo alto”?

Hermanos, que las respuestas a estas preguntas nos ayuden a ser testimonio vivo del Espíritu sin medida que Dios Padre nos otorga a través de Nuestro Señor Jesucristo.

Jesús nos ama.

  1. Oración

Amado Jesús, te escuchamos a través de tu Palabra, abre nuestros corazones para acogerte como nuestro Redentor.

Amado Jesús, en este camino de la Pascua de Resurrección a Pentecostés, haz que tu Santo Espíritu nos ilumine con su luz para poner en práctica todo lo que nos enseñas a través de tu Palabra.

Madre Celestial, Madre de la Divina Gracia, intercede ante tu hijo amado por nuestras peticiones. Amén

  1. Contemplación y acción

Hermanos contemplemos al amor de Dios con la lectura de parte del salmo 33:

“Bendigo al Señor en todo momento, su alabanza está siempre en mi boca; mi alma se gloría en el Señor; que los humildes lo escuchen y se alegren.

Proclamad conmigo la grandeza del Señor, ensalcemos juntos su nombre. Yo consulté al Señor, y me respondió, me libró de todas mis ansias”.

Queridos hermanos, busquemos cada día de nuestras vidas la santa presencia del Espíritu Santo para que nos ilumine y conduzca en todas nuestras actividades diarias y honremos al Señor dando gracias por todos los dones recibidos.

Oración final

Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna.

Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.

Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.