LUNES DE LA TERCERA SEMANA DE PASCUA DE RESURRECCIÓN – CICLO C

LECTIO DIVINA DEL LUNES DE LA TERCERA SEMANA DE PASCUA DE RESURRECCIÓN – CICLO C

Oración inicial

Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tu sabiduría para que podamos comprender el mensaje que Jesús nos quiere comunicar en este día.

Espíritu Santo, otórganos la gracia para que la Palabra sea nuestra escuela de vida.

Madre Santísima intercede ante tu hijo Jesucristo por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.

  1. Lectura

Lectura del santo evangelio según san Juan 6, 22-29

Después que Jesús dio de comer a cinco mil hombres, sus discípulos lo vieron caminando sobre el mar. Al día siguiente, la gente que se había quedado al otro lado del mar vio que allí no había más que una barca y que Jesús no había subido en la barca con sus discípulos, sino que sus discípulos habían partido solos.

Entretanto, unas lanchas de Tiberíades llegaron cerca del lugar donde habían comido el pan después que el Señor pronunció la acción de gracias. Cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, se embarcaron y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús. Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo has venido aquí?».

Jesús les contestó: «Les aseguro, no me buscan por los signos que vieron, sino porque comieron pan hasta saciarse. Trabajen, no por el alimento que se acaba, sino por el alimento que permanece para la vida eterna, el que les dará el Hijo del hombre; porque es Él a quien Dios Padre lo ha marcado con su sello».

Ellos le preguntaron: «Y, ¿qué obras tenemos que hacer para trabajar en lo que Dios quiere?». Jesús les respondió: «La obra de Dios es ésta: que crean en quien Él ha enviado».

Palabra del Señor.

———–

Antes del pasaje evangélico de hoy, se encuentra la multiplicación de los peces y el episodio en el cual Jesús camina sobre el agua; así mismo, la lectura de hoy es el preludio de un conjunto de textos en el que Jesús se muestra como el pan de vida; y, como preparación para la próxima instauración de la Eucaristía, señala que su carne y su sangre son alimento y bebida de salvación.

Mucha gente que fue testigo de la multiplicación de los panes y peces que realizó Jesús, lo busca al Señor solo porque satisface sus necesidades fundamentales

La lectura de hoy constituye un discurso eucarístico, en el que Jesús se presenta como el alimento que permanece para la vida eterna, al que todos debemos aceptar; pero antes ello, primero se debe creer en Jesús porque lleva el sello de Dios Padre.

  1. Meditación

Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite el día de hoy a través de su Palabra?

La lectura de hoy es una exhortación a que purifiquemos nuestro seguimiento a Jesús, el cual debe sustentarse en una creencia firme en su Palabra y en convertir sus enseñanzas en acciones cotidianas llenas del amor de Dios. A la vez, la creencia en Jesús no puede separarse de la Eucaristía, que es la acción de gracias por excelencia, en donde comemos el alimento de vida eterna que es Jesús mismo.

Hermanos, meditando el llamado al seguimiento coherente que nos hace Jesús en esta lectura, respondamos: ¿En qué ocasiones de nuestra vida, las necesidades materiales, de salud o de otra índole, han sido solo el reflejo de una necesidad espiritual profunda de acercarnos a Jesús?

Hermanos, que la respuesta a esta pregunta nos ayude a acudir confiadamente a Jesús, a creer en Él y a aceptar su alimento de vida eterna.

Jesús nos ama.

  1. Oración

Amado Señor Jesús, con plena disposición para seguirte, te pedimos que el Espíritu Santo nos fortalezca para que no te sigamos de manera superficial, sino que, saliendo al encuentro de nuestros hermanos y alimentados por el pan del cielo, podamos seguirte con fe ciega.

Madre Celestial, Madre de la Divina Gracia, intercede ante tu hijo amado por nuestras peticiones.

  1. Contemplación y acción

Queridos hermanos, contemplemos la bondad del Señor con parte del salmo 118:

“Cumpliré sin cesar tu voluntad, por siempre jamás; andaré por un camino ancho, buscando tus decretos; comentaré tus preceptos ante los reyes y no me avergonzaré.

Serán mi delicia tus mandatos, que tanto amo; levantaré tus manos hacia ti recitando tus mandatos”.

Queridos hermanos: hagamos un examen de conciencia e identifiquemos las necesidades que nos impulsan a seguir a Jesús.

Dispongamos también nuestro corazón para seguir a Nuestro Señor Jesucristo en toda nuestra vida, en los buenos momentos y en las tribulaciones, reconociendo su amor y misericordia, y renovando nuestras fuerzas a través de los santos sacramentos, en especial, en la Eucaristía.

Oración final

Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna.

Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.

Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.