LECTIO DIVINA DEL MIÉRCOLES DE LA TERCERA SEMANA DE PASCUA DE RESURRECCIÓN – CICLO C
Oración inicial
Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tu sabiduría para que podamos comprender el mensaje que Jesús nos quiere comunicar en este día.
Espíritu Santo, otórganos la gracia para que la Palabra sea nuestra escuela de vida.
Madre Santísima intercede ante tu hijo Jesucristo por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.
- Lectura
Lectura del santo evangelio según san Juan 6, 35-40
En aquel tiempo Jesús dijo a la gente: «Yo soy el pan de vida. El que venga a mí, no tendrá hambre, y el que cree en mí, nunca tendrá sed. Pero, como les he dicho, me han visto y no creen. Todo lo que me da el Padre vendrá a mí, y al que venga a mí no lo echaré fuera; porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió. Esta es la voluntad del que me envió: que no pierda nada de lo que él me ha dado, sino que lo resucite el último día. Esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que ve al Hijo y cree en Él, tenga vida eterna y yo lo resucitaré en el último día».
Palabra del Señor.
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La lectura de hoy, como la de ayer, forma parte también del discurso eucarístico de Jesús, que comprende los versículos del 22 al 59, del capítulo 6 del evangelio de San Juan. Recomendamos leer todo el conjunto de textos para lograr una mejor comprensión del sentido eucarístico de las expresiones de Jesús.
En el pasaje evangélico de hoy, versículos 35 al 40, Jesús se presenta como el pan de vida, como el enviado de Dios Padre que viene al mundo, no para hacer su voluntad, sino para realizar la voluntad de quien lo ha enviado. Nuevamente, Jesús reafirma su plena identidad con Dios Padre.
Así mismo, Jesús hace un llamado a seguirlo y promete, a quienes lo sigan, la vida eterna y la resurrección en el último día, por voluntad de Dios Padre en su infinita misericordia.
- Meditación
Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite el día de hoy a través de su Palabra?
Muchos de los que vivieron en el tiempo de Jesús, lo vieron, lo escucharon, pero no creyeron; nosotros no lo hemos visto como ellos, pero creemos y así Nuestro Señor Jesucristo nos promete la vida eterna. La referencia al texto de hoy, nos recuerda la expresión de Jesús a Tomás: “Porque has visto has creído, bienaventurados los que creen sin haber visto”.
Hermanos, la fe no es un hecho fortuito, es una gracia que debemos pedir al cielo y tener la plena disposición para que Dios Padre nos la otorgue, tal como lo afirma Nuestro Señor Jesucristo en el versículo 39: “Que no pierda nada de lo que Él me ha dado, sino que lo resucite en el último día”.
Hermanos, Jesús nos otorga el verdadero alimento a través de su palabra y de la Eucaristía, en la que, por acción del Espíritu Santo, Jesús se hace presente de manera verdadera, real y sustancial, por la conversión del pan y el vino en su cuerpo y en su sangre, mediante el maravilloso proceso de la transubstanciación. Por ello, la continua comunión preserva nuestro espíritu para la vida eterna.
Queridos hermanos, reflexionando en la intimidad de nuestros corazones, respondamos: ¿De qué “tamaño” es nuestra fe? ¿Cómo puedo vivir más intensamente la Eucaristía?
Hermanos, que las respuestas a estas preguntas nos ayudes a acudir confiadamente a Jesús, a creer en Él y a aceptar su alimento de vida eterna.
Jesús nos ama.
- Oración
Santísima Trinidad, Dios Padre, Dios Hijo, Dios Espíritu Santo, pedimos las gracias para aumentar nuestra fe en la Santa Eucaristía y sentir necesidad plena de ti en nuestras vidas.
Padre eterno cuéntanos entre tus elegidos y entréganos a Jesús para que no nos extraviemos y seamos resucitados por Él en el último día.
Madre Celestial, Reina de cielos y tierra, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones.
- Contemplación y acción
Repitamos durante el día de hoy y procuremos que queden selladas en nuestro corazón estas dos maravillosas expresiones de Jesús:
«Yo soy el pan de vida. El que venga a mí, no tendrá hambre, y el que cree en mí, nunca tendrá sed».
«Esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que ve al Hijo y cree en Él, tenga vida eterna y yo lo resucitaré en el último día», dice el Señor.
Amado Jesús, nos comprometemos a participar más continuamente de la Eucaristía, invitando a nuestros hermanos a sentir la experiencia de Cristo resucitado, comunicándoles el infinito amor que nos tienes a cada uno.
Oración final
Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna.
Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.
Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.
Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.