VIERNES DE LA TERCERA SEMANA DE PASCUA DE RESURRECCIÓN – CICLO C

LECTIO DIVINA DEL VIERNES DE LA TERCERA SEMANA DE PASCUA DE RESURRECCIÓN – CICLO C

Oración inicial

Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tu sabiduría para que podamos comprender el mensaje que Jesús nos quiere comunicar en este día.

Espíritu Santo, otórganos la gracia para que la Palabra sea nuestra escuela de vida.

Madre Santísima intercede ante tu hijo Jesucristo por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.

  1. Lectura

Lectura del santo evangelio según san Juan 6, 52-59

En aquel tiempo, discutían los judíos entre sí: “¿Cómo puede este darnos a comer su carne?”. Entonces Jesús les dijo: “Les aseguro que, si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no tienen vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. El Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que me come vivirá por mí. Este es el pan que ha bajado del cielo: no como el maná que comieron sus antepasados, y murieron; el que come de este pan vivirá por siempre”. Esto lo dijo Jesús en la sinagoga, cuando enseñaba en Cafarnaún.

Palabra del Señor.

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La lectura de hoy, es la parte final del discurso eucarístico de Jesús, que comprende los versículos del 22 al 59, del capítulo 6 del evangelio de San Juan y que hemos venido leyendo los días pasados.

En el pasaje de hoy, los judíos hacen una interpretación literal de las palabras de Jesús; su escaso conocimiento de las escrituras y su actitud rebelde, les impide interiorizar el simbolismo que encierran las expresiones de Jesús, que aluden directamente a su entrega total, en cuerpo y sangre en la cruz.

En el versículo 55, Jesús genera la mayor polémica entre los judíos al decir: “El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día”. En este versículo, Jesús resalta el realismo de la Eucaristía.

  1. Meditación

Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite el día de hoy a través de su Palabra?

Gracias a la acción el Espíritu Santo en la Eucaristía, nosotros nos unimos a Jesús y a la Santísima Trinidad. Por ello, es vital que nos entreguemos a Jesús con fe viva, confiando en su sacrificio en la cruz, como fundamento de nuestra salvación.

Queridos hermanos, aceptemos de corazón el sacrificio de Jesús con fe para unirnos más íntimamente a Él. Si deseamos, podemos alcanzar una unión cada vez más fuerte, en la que Cristo viva y se manifieste a través de nosotros.

Queridos hermanos, reflexionando en la intimidad de nuestros corazones, respondamos: ¿Cómo vivo la Eucaristía en mi vida cotidiana? Si no puedo comulgar o no puedo asistir a misa, ¿cómo puedo unirme más a Jesús?

Hermanos, que las respuestas a estas preguntas nos ayuden a acudir confiadamente a Dios Padre, a través de Jesús y con la fuerza del Espíritu Santo poder dar testimonio del amor de Dios.

Jesús nos ama.

  1. Oración

Amado Jesús, pan vivo bajado del cielo, gracias por ser nuestro alimento de vida eterna, gracias por entregarte a nosotros a través de las manos de los sacerdotes. Concede a todos los sacerdotes y consagrados la fuerza de tu Santo Espíritu para que sean siempre instrumento de tu amor y de tu paz.

Amado Jesús, queremos siempre estar unidos a ti, a través de la Eucaristía.

Amado Jesús, que el Espíritu Santo nos ayude a comprender el simbolismo de tu Palabra y nos permita llevarla a la práctica.

Madre Santísima, primer Sagrario por tu Inmaculada Concepción, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones.

  1. Contemplación y acción

Amado Jesús, Hijo de Dios vivo, nos das tu cuerpo y tu sangre en cada Eucaristía como alimento celestial para unirnos a ti. Cuando comulgamos, nos unimos a ti, saciando nuestra sed de eternidad y nuestra vida tiene sentido.

Dios Padre nos creó por amor, amado Jesús, tú nos redimes por amor y el Espíritu Santo nos fortalece y nos une ese amor de eternidad, al que todos estamos invitados.

Me comprometo, amado Jesús, a buscarte más continuamente en el Sagrario para adorarte y confirmarte mi entrega total y absoluta a tu amor y al maravilloso misterio de la Santísima Trinidad. También me comprometo a buscar la guía espiritual cuando mi corazón lo requiera.

Oración final

Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna.

Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.

Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.