SÁBADO DE LA TERCERA SEMANA DE PASCUA DE RESURRECCIÓN – CICLO C

LECTIO DIVINA DEL SÁBADO DE LA TERCERA SEMANA DE PASCUA DE RESURRECCIÓN – CICLO C

Oración inicial

Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tu sabiduría para que podamos comprender el mensaje que Jesús nos quiere comunicar en este día.

Espíritu Santo, otórganos la gracia para que la Palabra sea nuestra escuela de vida.

Madre Santísima intercede ante tu hijo Jesucristo por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.

  1. Lectura

Lectura del santo evangelio según san Juan 6, 60-69

En aquel tiempo, muchos discípulos de Jesús, al oírlo, dijeron: «Este modo de hablar es duro. ¿Quién puede hacerle caso?». Adivinando Jesús que sus discípulos lo criticaban, les dijo: «¿Esto los escandaliza? ¿Qué sería si vieran al Hijo del hombre subir adonde estaba antes? «El espíritu es quien da vida; la carne de nada sirve. Las palabras que les he dicho son espíritu y vida. Y a pesar de esto, algunos de ustedes no creen».

Porque Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y quién lo iba a entregar. Y dijo: «Por eso les he dicho que nadie puede venir a mí si el Padre no se lo concede». Desde entonces, muchos discípulos suyos se retiraron y ya no andaban con Él.

Jesús dijo entonces a los Doce: «¿También ustedes quieren irse?». Simón Pedro le contestó: «Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna, y nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios».

Palabra del Señor.

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La lectura de hoy, se ubica inmediatamente después del discurso eucarístico de Jesús, que comprende los versículos del 22 al 59, del capítulo 6 del evangelio de San Juan y que hemos venido leyendo los días pasados.

Sin embargo, en la parte inicial del texto de hoy, se encuentra la discusión entre algunos de los discípulos de Jesús, luego de sus expresiones simbólicas acerca de la Eucaristía, cuando se refería a su cuerpo y a su sangre; además, Jesús también habla sobre su ascensión al cielo.

Este pasaje evangélico narra las consecuencias del discurso eucarístico de Jesús y comprende también la confesión de Pedro, luego de que muchos discípulos abandonaran a Jesús por no comprender el simbolismo de su mensaje y el inmenso amor que esconden sus palabras.

  1. Meditación

Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite el día de hoy a través de su Palabra?

En la lectura de hoy queda claro que aquellos discípulos que abandonaron a Jesús no comprendieron el simbolismo de su mensaje porque no abrieron sus corazones al Espíritu y, obviamente, entraron en crisis y se alejaron.

Hermanos, sin la ayuda del Espíritu Santo y sin el don de la fe, jamás se comprenderá las revelaciones de Jesús y lo maravilloso de sus insondables misterios.

Jesús nos invita y espera con una propuesta radical; por ello, ante el alejamiento de tantos hermanos, nos pregunta: «¿También ustedes quieren irse?». Ante dicha pregunta, de manera libre y voluntaria, ¿podemos responder como Pedro y seguir a Jesús, aún en las tribulaciones?

Hermanos, que la respuesta a esta pregunta nos ayude a acudir confiadamente a Jesús y ser testimonio vivo de su amor.

Jesús nos ama.

  1. Oración

Amado Jesús, pan vivo bajado del cielo, te pedimos que, otorgándonos los dones de tu Santo Espíritu, vivifiques y aumentes nuestra fe.

Amado Jesús, que el Espíritu Santo nos ayude a comprender el simbolismo de tu Palabra y nos permita descubrir el amor que ella esconde con el fin de que sea escuela de vida para nosotros.

Madre Santísima, Madre de la Divina Gracia, intercede ante tu amado hijo por nuestras peticiones.

  1. Contemplación y acción

Queridos hermanos, repitamos en nuestro corazón:

«Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna, y nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios».

Hermanos, invoquemos diariamente al Espíritu Santo para que nos asista en todo momento, especialmente cuando nos encontremos frente a decisiones extremas, con el fin de elegir siempre a Jesús y no ofenderle.

Oración final

Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna.

Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.

Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.