DOMINGO DE LA CUARTA SEMANA DE PASCUA DE RESURRECCIÓN – CICLO C

LECTIO DIVINA DEL DOMINGO DE LA CUARTA SEMANA DE PASCUA DE RESURRECCIÓN – CICLO C

 

Oración inicial

Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tu sabiduría para que podamos comprender el mensaje que Jesús nos quiere comunicar en este día.

Espíritu Santo, otórganos la gracia para que la Palabra sea nuestra escuela de vida.

Madre Santísima intercede ante tu hijo Jesucristo por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.

 

1.   Lectura

Lectura del santo evangelio según san Juan 10, 27-30

En aquel tiempo, dijo Jesús: «Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas mi siguen, y yo les doy vida eterna; no perecerán jamás, y nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre, que me las ha dado, es superior a todos, y nadie puede arrebatarlas de la mano del Padre. El Padre y yo somos uno».

Palabra del Señor.

 

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La lectura del día de hoy pertenece al texto evangélico conocido como “Jesús, el buen pastor” que se ubica entre los versículos 1 al 30, aunque en los versículos siguientes se narran algunas consecuencias de este discurso de Jesús.

Así mismo, es importante destacar que el pasaje de hoy ocurrió en Jerusalén, durante la fiesta de la Dedicación o fiesta de las Luces, instituida por Judas Macabeo para celebrar la dedicación del templo luego de la liberación de Israel.

Con la figura del pastor y de las ovejas, Jesús describe la íntima relación que existe entre Él y quienes escuchan su voz y, por lo tanto, si lo seguimos, no pereceremos jamás.

 

 

 

2.   Meditación

Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite el día de hoy a través de su Palabra?

El seguimiento fiel a Jesús es un fruto del reconocimiento de su voz y de su presencia escondida en cada uno de nuestros hermanos, especialmente de los más necesitados. Reconozcamos la voz del Buen Pastor en nuestras vidas y obremos de acuerdo a su Palabra.

Queridos hermanos, meditando la lectura, respondamos lo siguiente:

·         ¿Escuchamos la voz de Jesús a través de su palabra, del prójimo, del hermano más necesitado?

·         ¿Es Jesús nuestro único gran guía espiritual?

·         Cuando atravesamos una tribulación, ¿tenemos la fe para experimentar la certeza y seguridad de que Jesús está con nosotros y nos protege?

Hermanos, que las respuestas a estas preguntas nos ayuden a discernir entre lo que proviene de Dios y lo que es inspiración del mundo y de la oscuridad.

Jesús nos ama.

 

3.   Oración

Amado Jesús, Pastor bueno, condúcenos, con la ayuda de Espíritu Santo, a los pastos eternos, no permitas nunca que nada, ni nadie nos arrebate de tus manos.

Amado Jesús, te pedimos por el Papa, los obispos, los sacerdotes y diáconos, para que puedan acompañar el rebaño con el amor de buen pastor.

Madre Santísima, Madre de la Divina Gracia, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones.

 

 

 

4.   Contemplación y acción

Queridos hermanos: contemplemos a nuestro Pastor con la lectura del salmo 22:

“El Señor es mi pastor, nada me falta; en verdes praderas me hace recostar; me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas; me guía por el sendero justo, por el honor de su nombre.

Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo: tu vara y tu cayado me sosiegan.

Preparas una mesa ante mí enfrente de mis enemigos: me unges la cabeza con perfume, y mi copa rebosa.

Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida, y habitaré en la casa del Señor por años sin término”.

 

Queridos hermanos: Jesús es nuestro pastor, asumamos el compromiso de seguirlo, escuchando atentamente su palabra y participando activamente de la Santa Eucaristía.

Queridos hermanos nunca dejemos de pedir al Espíritu Santo los dones que nos permitan purificar siempre nuestro seguimiento a Jesús y comprender el amor que Dios Padre nos tiene a cada uno de nosotros y a toda la humanidad.

 

Oración final

Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna.

Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.

Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.