MARTES DE LA CUARTA SEMANA DE PASCUA DE RESURRECCIÓN – CICLO C

LECTIO DIVINA DEL MARTES DE LA CUARTA SEMANA DE PASCUA DE RESURRECCIÓN – CICLO C

Oración inicial

Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tu sabiduría para que podamos comprender el mensaje que Jesús nos quiere comunicar en este día.

Espíritu Santo, otórganos la gracia para que la Palabra sea nuestra escuela de vida.

Madre Santísima intercede ante tu hijo Jesucristo por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.

  1. Lectura

Lectura del santo evangelio según san Juan 15, 9-17

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Como el Padre me ha amado, así les he amado yo; permanezcan en mi amor. Si guardan mis mandamientos, permanecerán en mi amor, lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Les he hablado de esto, para que mi alegría esté en ustedes, y su alegría llegue a plenitud.

Este es mi mandamiento: que amen unos a otros como yo los he amado. Nadie tiene amor más grande que el que da su vida por sus amigos. Ustedes son mis amigos, si hacen lo que yo les mando. Ya no les llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a ustedes los llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre se lo he dado a conocer.

No son ustedes los que me han elegido, soy yo quien les ha elegido y les he destinado para que vayan y den fruto, y su fruto dure. De modo que lo que pidan al Padre, en mi nombre se los dé. Esto les mando: que se amen unos a otros”.

Palabra del Señor.

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La lectura del día de hoy forma parte del relato de la vid verdadera. En la primera parte del texto, Jesús nos dice: “Yo soy la vid, ustedes los sarmientos: quien permanece en mí y yo en él dará mucho fruto; porque separados de mí no pueden hacer nada”.

En el pasaje evangélico de hoy, Jesús, con una clara alusión al simbolismo de la vid, destaca que no podemos apartarnos de Él, que Él es la fuente del amor; esto lo podemos observar cuando Jesús dice: “Si guardan mis mandamientos, permanecerán en mi amor”.

Luego de este preámbulo, Jesús enuncia el mandamiento del amor, señalando que nos amemos los unos a los otros como Él nos ha amado y que no hay amor más grande que el que da la vida por los amigos. Además, Jesús llama “amigos” a quienes siguen sus mandatos y resalta que es Él, quien los elige.

  1. Meditación

Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite el día de hoy a través de su Palabra?

Cuando Jesús plantea el mayor de los mandamientos: el del amor, queda muy claro que cuando nos amamos unos a otros, amamos a Dios.

El mejor ejemplo de amor es Jesús, quien dio la vida por nosotros y amó a sus enemigos, convirtiéndolos, incluso, en sus amigos. Los amigos obedecen a Jesús, en cambio, los enemigos no.

Jesús nos invita a escalar de la simple condición de siervos a la de ser sus amigos, para lo cual debemos hacer su voluntad, permitiendo que el Espíritu Santo inspire nuestros pensamientos y acciones.

Hermanos, meditando la lectura de hoy, respondamos de corazón: ¿Somos amigos o simples siervos de Jesús? ¿Podemos escalar a la condición de amigos de Jesús? ¿Amamos como Jesús nos amó y nos ama?

Hermanos, que las respuestas a estas preguntas nos ayuden a ser verdaderos amigos de Jesús.

Jesús nos ama.

  1. Oración

Amado Jesús, concédenos un espíritu humilde y otórganos la gracia de ser tus amigos para glorificarte a través de los frutos de nuestras acciones.

Amado Jesús, inspíranos con el Espíritu Santo para tener el valor de amarte como tú nos has amado y nos amas, dando testimonio de tu infinito amor por toda la humanidad.

Madre Santísima, Madre de la Divina Gracia, intercede ante tu hijo por nuestras peticiones. Amén.

  1. Contemplación y acción

Queridos hermanos: contemplemos al Amor de los amores con la lectura de una parte del salmo 15:

“Bendeciré al Señor, que me aconseja, hasta de noche me instruye internamente. Tengo siempre presente al Señor, con Él a mi derecha no vacilaré.

Por eso se me alegra el corazón, se gozan mis entrañas, y mi carne descansa serena. Porque no me entregarás a la muerte, ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción”.

Queridos hermanos: dispongamos nuestro corazón para convertirnos en amigos de Jesús. Para ello, acerquémonos confiadamente al Señor a través de los santos sacramentos, en especial, la Eucaristía y, también, mediante la lectura meditada de su Palabra.

Hermanos: ejercitemos continuamente nuestro amor a Dios a través del amor a nuestros hermanos, mediante la realización de obras de misericordia.

Oración final

Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna.

Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.

Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.