JUEVES DE LA CUARTA SEMANA DE PASCUA DE RESURRECCIÓN – CICLO C

LECTIO DIVINA DEL JUEVES DE LA CUARTA SEMANA DE PASCUA DE RESURRECCIÓN – CICLO C

Oración inicial

Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tu sabiduría para que podamos comprender el mensaje que Jesús nos quiere comunicar en este día.

Espíritu Santo, otórganos la gracia para que la Palabra sea nuestra escuela de vida.

Madre Santísima intercede ante tu hijo Jesucristo por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.

  1. Lectura

Lectura del santo evangelio según san Juan 13, 16-20

Cuando Jesús acabó de lavar los pies a sus discípulos, les dijo: “Les aseguro, el criado no es más que su amo, ni el enviado es más que el que lo envía. Sabiendo esto, dichosos ustedes si lo ponen en práctica. No lo digo por todos ustedes; yo sé bien a quiénes he elegido, pero tiene que cumplirse la Escritura. El que compartía mi pan me ha traicionado. Se lo digo antes de que suceda, para que cuando suceda crean que yo soy. Les aseguro: el que recibe a mi enviado me recibe a mí; y el que me recibe, recibe al que me ha enviado”.

Palabra del Señor.

———–

El texto evangélico de hoy se ubica después que Jesús lavó los pies a sus discípulos, como un signo de servicio, humildad y entrega, por amor.

Jesús brinda un ejemplo de cómo servir a los demás, llegando después, al extremo de morir en la cruz; con este ejemplo, Jesús deja bien claro que el servicio es la característica esencial del cristiano.

Jesús adelanta también que uno de los escogidos lo va a traicionar, uno que ha compartido su pan, ya lo ha vendido por treinta monedas y conserva su aparente amistad esperando el momento de la entrega. Se deben cumplir las escrituras y el Hijo de Dios está próximo a redimir del pecado a toda la humanidad y abrirnos las puertas de la vida eterna.

Así mismo, en este texto, Jesús remarca nuevamente su íntima comunión con Dios Padre.

  1. Meditación

Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite el día de hoy a través de su Palabra?

Jesús, en un acto de amorosa humildad, lava los pies a sus discípulos y los exhorta a realizar la misma acción por voluntad propia y en humildad de espíritu.

Si la humildad es la actitud propia del Señor, ¿cuánto más debería el servidor ejercitarse en esta gracia y creer en ella?; en este sentido, la fe debe enriquecerse con obras de misericordia, obras para servir a nuestro prójimo y para la gloria de nuestro Señor.

Hermanos, meditando la lectura de hoy, respondamos de corazón: ¿Es el servicio al prójimo la característica principal de nuestro seguimiento a Jesús? ¿Podemos tratar cristianamente a las personas que nos rechazan?

Hermanos, que las respuestas a estas preguntas nos ayuden a que el servicio sea la característica esencial de nuestro seguimiento a Jesús.

Jesús nos ama.

  1. Oración

Amado Jesús, Verbo encarnado, así como tú aceptaste y amaste a quien te traicionó, que las dificultades de la vida nos enseñen a madurar en el amor y en la entrega.

Amado Jesús, inspíranos con el Espíritu Santo para seguirte, servirte y convertirnos en tus amigos mediante el servicio a los demás y a la Iglesia.

Madre Santísima, Madre de la Divina Gracia, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones. Amén.

  1. Contemplación y acción

Queridos hermanos: contemplemos a Dios con la lectura de una parte del salmo 88:

“Cantaré eternamente las misericordias del Señor, anunciaré tu fidelidad por todas las edades. Porque dije: Tu misericordia es un edificio eterno, más que el cielo has afianzado tu fidelidad”.

Hermanos, dispongamos nuestro corazón y ayudémonos a amarnos como Jesús nos enseñó. Dispongamos nuestro corazón para servir a Nuestro Señor en los lugares donde nos encontramos y en cualquier estado de nuestras vidas, invocando siempre el auxilio del Espíritu Santo.

Oración final

Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna.

Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.

Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.