LUNES DE LA QUINTA SEMANA DE PASCUA DE RESURRECCIÓN – CICLO C

LECTIO DIVINA DEL LUNES DE LA QUINTA SEMANA DE PASCUA DE RESURRECCIÓN – CICLO C

Oración inicial

Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tu sabiduría para que podamos comprender el mensaje que Jesús nos quiere comunicar en este día.

Espíritu Santo, otórganos la gracia para que la Palabra sea nuestra escuela de vida.

Madre Santísima intercede ante tu hijo Jesucristo por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.

  1. Lectura

Lectura del santo evangelio según san Juan 14, 21-26

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «El que acepta mis mandamientos y los cumple, ése me ama; y al que me ama, lo amará mi Padre y yo también lo amaré y me manifestaré en él». Le dijo Judas, no el Iscariote: «Señor, ¿qué ha sucedido para que te manifiestes a nosotros y no al mundo?». Respondió Jesús y le dijo: «El que me ama, guardará mi palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él. El que no me ama no guarda mis palabras. Y la palabra que están oyendo no es mía, sino del Padre que me envió. Les he hablado de esto mientras permanezco con ustedes, pero el defensor, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien les enseñe todo y les recuerde todo lo que les he dicho».

Palabra del Señor.

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Como se mencionó en los días previos, los capítulos del 13 al 17, del evangelio de San Juan, muestran cómo Jesús va formando espiritualmente a las primeras comunidades cristianas a través de enseñanzas y de diálogos con sus discípulos.

El pasaje evangélico del día de hoy se encuentra luego de la maravillosa expresión de Jesús: «Yo soy el camino la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí»; Así mismo, después del diálogo con Felipe, en el que Jesús dice: «Les aseguro: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aún mayores. Porque yo me voy al Padre; y lo que pidan en mi nombre, yo se los daré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si ustedes me piden algo en mi nombre, yo se lo daré».

Hoy, en esta quinta semana de Pascua, camino a Pentecostés, Jesús hace una maravillosa promesa: el que le ama y cumple su palabra, será amado por Dios Padre y por Jesús, y Dios Padre y Jesús harán morada en él. Así mismo, Jesús promete la venida del gran defensor, del Espíritu Santo, quien con sus dones nos fortalecerá y nos hará instrumentos del amor y de la paz del Señor.

  1. Meditación

Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite el día de hoy a través de su Palabra?

Dios nos otorga la libertad de creer o no en Él, así como la libertad de cumplir sus mandamientos. Si creemos en Él, la Santísima Trinidad estará con nosotros, es más aún, ¡la Santísima Trinidad morará en nosotros!

¡Qué hermosa promesa la que nos hace Nuestro Señor Jesucristo!

Hermanos, con el firme deseo de que la Santísima Trinidad more en nosotros, respondamos: ¿Creemos y cumplimos los mandamientos de Dios? ¿Cuándo cumplimos los mandamientos del Señor, cómo experimentamos la hermosa promesa que Jesús nos dejó?

Hermanos, que las respuestas a estas preguntas nos permitan experimentar el amor de la Santísima Trinidad en nosotros y, con la fuerza del Espíritu Santo, seamos portadores del amor y de la paz del Señor.

Jesús nos ama.

  1. Oración

Padre eterno, tú que enviaste a tu hijo amado, Nuestro Señor Jesucristo, inúndanos con tu Espíritu Santo para que seamos instrumentos de tu amor y de tu paz, glorificando tu Santo Nombre.

Amado Jesús, fortalece con tu Santo Espíritu, de manera especial, a nuestros sacerdotes y consagrados, para que sean signos de santidad, para la gloria y honra tuya y de Dios Padre.

Madre Santísima, Madre del amor sin reservas, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones. Amén.

  1. Contemplación y acción

Hermanos: contemplemos el amor de la Santísima Trinidad, leyendo y repitiendo en nuestro corazón el versículo 23 de la lectura de hoy:

«El que me ama, guardará mi palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él», dice el Señor.

Hermanos, invoquemos diariamente al Espíritu Santo para que la Palabra del Señor nos inspire a amar más a la Santísima Trinidad y a cumplir fielmente sus mandamientos.

Para la Santa Gloria de Dios, tratemos siempre de socorrer a nuestros hermanos más necesitados espiritual y materialmente; y si no podemos asistirles personalmente, no dejemos de orar por ellos.

Oración final

Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna.

Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.

Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.