LECTIO DIVINA DEL MIÉRCOLES DE LA QUINTA SEMANA DE PASCUA DE RESURRECCIÓN – CICLO C
Oración inicial
Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tu sabiduría para que podamos comprender el mensaje que Jesús nos quiere comunicar en este día.
Espíritu Santo, otórganos la gracia para que la Palabra sea nuestra escuela de vida.
Madre Santísima intercede ante tu hijo Jesucristo por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.
- Lectura
Lectura del santo evangelio según san Juan 15, 1-8
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el viñador. Si algunos de mis sarmientos no dan fruto, él los arranca; y poda los que dan fruto, para que dé más fruto. Ustedes ya están limpios por las palabras que les he hablado; permanezcan en mí y yo permaneceré en ustedes. Como el sarmiento no puede producir frutos por sí mismo, si no permanece en la vid; así tampoco pueden ustedes producir fruto si no permanecen en mí. Yo soy la vid; ustedes los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante; porque sin mí no pueden hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como sarmientos secos; luego los recogen y los echan al fuego, y arden. Si permanecen en mí, y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran, y se les dará. Con esto recibe gloria de mi Padre, con que ustedes den fruto abundante; así serán discípulos míos».
Palabra del Señor.
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El pasaje evangélico del día de hoy se encuentra a continuación del texto de ayer, en el que Jesús ofrece a sus discípulos el don de la Paz que sólo Él, como enviado de Dios Padre, puede darles.
En la lectura del día de hoy, en el relato de la vid verdadera, Jesús vuelve a tomar la figura de la vid que mencionó en la parábola de los viñadores malvados que podemos leer en San Mateo, capítulo 20, versículos del 1 al 16. Así mismo, es importante destacar que en el salmo 80, versículos del 9 al 12, y en Isaías, capítulo 5, versículos del 1 al 4, el pueblo elegido es comparado frecuentemente con una viña, lo que representa una prefiguración de Jesús.
Jesús es la vid, Dios Padre es el viñador y todos nosotros somos los sarmientos; que, para dar fruto en abundancia, tenemos que ser podados. En el caso de los discípulos, ellos fueron purificados y podados por las palabras de Jesús.
También hay que destacar que, en muchas plantas, entre ellas la vid, la savia es el fluido que circula por toda la planta y la mantiene viva. En este sentido, la figura de la vid es una maravillosa comparación, ya que la savia representa el amor de Dios Padre y de Dios Hijo: el Espíritu Santo; así como a la Palabra y todo el conjunto de valores que nacen de la vid y del viñador, y que nos alimentan espiritualmente a cada uno, a las comunidades y a la Iglesia en general.
- Meditación
Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite el día de hoy a través de su Palabra?
Jesús es la vid verdadera. Tenemos que estar convencidos de que todo lo que podemos hacer, lo podemos por Jesús. Sin Jesús no podemos hacer nada, separados de Él seríamos sarmientos secos, sin vida y sin frutos, echados fuera, listos para ser quemados.
Nuestro Señor Jesucristo nos ha hecho una exhortación para estar unidos a Él; debemos dejar que la savia fluya en nosotros y también para los demás, a través de una unión íntima y personal con Jesús. No tengamos miedo a la poda, que muchas veces se manifiesta con tribulaciones y soledad espiritual; recordemos que la poda nos dará el vigor espiritual para seguir creciendo en el amor de Dios. Nuestra unión con Cristo es gloriosa; es una unidad espiritual, basada en el amor.
Hermanos, conociendo y siendo conscientes del destino de los sarmientos que dan y no dan fruto, respondamos lo siguiente: ¿Reconocemos los momentos de poda hemos vivido y somos conscientes del crecimiento espiritual que otorgan a nuestras vidas? ¿Cuál es la savia que nos mantiene unidos a la vid, como personas y como comunidad?
Hermanos, que las respuestas a estas preguntas nos permitan, con la fuerza del Espíritu Santo, ser sarmientos que den fruto y fruto en abundancia.
Jesús nos ama.
- Oración
Padre eterno, viñador maravilloso, permítenos con tus santos cuidados, mantenernos unidos a Nuestro Señor Jesucristo, la verdadera vid, para dar frutos de vida que contribuyan a fortalecer la fe de los demás, glorificando siempre tu Santo Nombre.
Madre Santísima, Madre de la Vid verdadera, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones. Amén.
- Contemplación y acción
Hermanos: contemplemos a Jesús, la Vid verdadera, a Dios Padre, el viñador y al Espíritu Santo, la savia de la vid, con la lectura de una parte del salmo 83:
«¡Qué deseables son tus moradas, Señor de los ejércitos!
Mi alma se consume y anhela los atrios del Señor, mi corazón y mi carne se alegran por el Dios vivo.
Hasta el gorrión ha encontrado una casa; la golondrina, un nido donde colocar sus polluelos: tus altares, Señor de los ejércitos, Rey mío y Dios mío».
Hermanos, invoquemos diariamente al Espíritu Santo para que nos fortalezca, inspire y nos mantenga unidos a Jesús, la Vid verdadera; y también para que nos muestre los bienes que nacen de nuestra unión con Él.
Hermanos: hagamos que la Palabra de Dios, convertida en acciones concretas, nos permitan unirnos más a Jesús. No dejemos que esta unión se debilite, acudamos frecuentemente al sacramento de la penitencia, así como a la Santa Eucaristía y nunca dejemos de apoyar espiritual y materialmente a nuestros hermanos más necesitados.
Oración final
Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna.
Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.
Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.
Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.