MIÉRCOLES DE LA SEMANA X DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO C

LECTIO DIVINA DEL MIÉRCOLES DE LA SEMANA X DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO C

Oración inicial

Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tu sabiduría para que podamos comprender el mensaje que Jesús nos quiere comunicar en este día.

Espíritu Santo, otórganos la gracia para que la Palabra sea nuestra escuela de vida.

Madre Santísima intercede ante tu hijo Jesucristo por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.

  1. Lectura

Lectura del santo evangelio según san Mateo 5, 17-19

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus apóstoles: «No crean que he venido a abolir la Ley y los Profetas No he venido a abolir, sino a dar pleno cumplimiento. En verdad les digo que, antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la Ley. El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes, y se lo enseñe así a los hombres, será el menos importante en el reino de los cielos. Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el reino de los cielos».

Palabra del Señor.

———–

En aquel tiempo, muchos cristianos de la Iglesia naciente creían que ya no había que cumplir la Ley del Antiguo Testamento, pues, consideraban, que bastaba tener fe en Jesús y creer en su Palabra para alcanzar la vida eterna. Por ello, Jesús enseña que el Antiguo Testamento es parte de la Revelación Divina.

Inicialmente, Dios se da a conocer a través de los profetas, y el pueblo escuchaba la Palabra de Dios en las sinagogas. Los buenos seguidores de Dios conocían la Escritura y la ponían en práctica.

En este sentido, en el pasaje evangélico de hoy, se aprecia que el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento Jesús están íntimamente unidos y ese maravilloso vínculo es Jesús, que se da a conocer como la plenitud de la Revelación; Él es el Verbo encarnado, Él es la Palabra viva, Él es la Palabra de Dios, Él es verdadero Dios y verdadero hombre, que viene a toda la humanidad para hacernos conocer quién es Dios y cómo y cuánto nos ama.

  1. Meditación

Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite el día de hoy a través de su Palabra?

La lectura de hoy señala claramente la unión entre el Antiguo y el Nuevo Testamento; Jesús viene a la humanidad para dar pleno cumplimiento a la Ley, llega para llevarla a su plenitud. Nuestro Señor Jesucristo es verdadero Dios y verdadero hombre, y el testimonio vivo, divino y salvífico del amor de Dios Padre.

Jesús nos da las muestras más maravillosas del amor y lo hace con su entrega total en la cruz, perdonando a quienes lo están matando.

Por ello, por ese mismo amor que viene de Jesus, debemos guardar sus mandamientos con obras y de verdad. Porque el amor no sólo es un sentimiento, precisa de obras de amor que nos lleven a servir a nuestros hermanos y darles a conocer a Dios, invitarlos a todos a cumplir sus mandamientos y llevar su evangelio a todo el mundo. En esta misión, que debemos realizar en cualquier circunstancia de nuestras vidas, la acción del Espíritu Santo nos ayudará siempre a entender la Palabra y a explicarla a nuestros hermanos con valentía y fe.

Hermanos, meditando el pasaje evangélico del día de hoy, respondamos: ¿Cómo experimentamos diariamente la Ley de Dios?

Que la respuesta a esta pregunta nos ayude a seguir a cumplir con alegría y esperanza viva la Ley de Dios, siguiendo a Nuestro Señor Jesucristo con determinación y con fe creciente, en un mundo en el que, el poder, la corrupción, las vanas riquezas y tantas otras oscuridades, ocultan el rostro del Señor.

¡Jesús nos ama!

  1. Oración

Espíritu Santo, amor del Padre y del Hijo, envía tus dones y enciende en nosotros el fuego de tu amor para que, fortalecidos, la Palabra sea en nosotros Espíritu y Vida.

Espíritu Santo: fortalece con tus dones a los sacerdotes, a los consagrados y consagradas, para que sean fiel testimonio del amor de Nuestro Señor Jesucristo y de Dios Padre.

Espíritu Santo: despierta las vocaciones para llevar la Palabra a todos los confines de la tierra y dar valiente testimonio del amor de Dios Padre y de Dios Hijo.

Madre Santísima, esposa del Espíritu Santo, Madre de la Divina Gracia, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones. Amén.

  1. Contemplación y acción

Amado Jesús, Tú eres la plenitud de la Ley y los profetas, Tú eres el centro del amor misericordioso de Dios Padre.

Amado Jesus, Tú eres la Palabra de Dios Padre, y te ha parecido bien compartir con la humanidad sus maravillosos misterios; Tú nos llevas a Dios Padre para ser amados como Él te ama a ti, que eres su Hijo predilecto.

Amado Jesús, Tú eres el Camino, la Verdad y la Vida.

Estamos dispuestos a unirnos plenamente a ti, por eso, te pedimos que el Espíritu Santo nos haga siempre uno contigo, que nos otorgue el don supremo del amor. Que, con valentía y fe, cumplamos siempre tus mandatos divinos, y siempre desde el amor; porque, aunque seamos indignos, Tú, amado Jesús, nos devuelves la dignidad de hijos de Dios Padre.

Hermanos, estamos llamados a una unión plena con Jesús, para ello, debemos cumplir sus sagrados mandatos. Invoquemos siempre al Espíritu Santo para que nos fortalezca, inspire y aconseje sobre cómo actuar frente a las acechanzas del maligno que disfraza de falsa felicidad sus propuestas de ruina y muerte espiritual.

Oración final

Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna.

Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.

Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.