DOMINGO DE LA SEMANA XI DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO C

LECTIO DIVINA DEL DOMINGO DE LA SEMANA XI DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO C

Oración inicial Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tu sabiduría para que podamos comprender el mensaje que Jesús nos quiere comunicar en este día. Espíritu Santo, otórganos la gracia para que la Palabra sea nuestra escuela de vida. Madre Santísima intercede ante tu hijo Jesucristo por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.
  1. Lectura
Lectura del santo evangelio según san Juan 16, 12-15 En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Muchas cosas me quedan por decirles, pero ustedes no las pueden comprender por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, los guiará hasta la verdad plena. Pues no hablará por su cuenta, sino que hablará lo que oiga y les comunicará lo que está por venir. Él me glorificará, porque recibirá de lo mío y se lo comunicará a ustedes. Todo lo que es del Padre es mío. Por eso les he dicho que tomará de lo mío y se lo anunciará a ustedes». Palabra del Señor. ———– Hoy celebramos la Solemnidad de la Santísima Trinidad, el hermoso misterio de amor de Dios Padre, de Dios Hijo y de Dios Espíritu Santo. Dios Padre es el autor de todas las maravillas de la creación, Él se reconcilió con nosotros y nos liberó. Dios Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, que vive desde antes de la creación del mundo, fue quien llevó adelante la reconciliación pagando con su vida el rescate de nuestras almas. El Espíritu Santo es el defensor que nos envía Dios Padre, a petición de Jesús, que nos da la vida, nos libera, nos fortalece y nos permite comprender los misterios de Dios, trino y uno. Por ello, en la lectura de hoy, Jesús les dice a sus discípulos: «Muchas cosas me quedan por decirles, pero ustedes no las pueden comprender por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, los guiará hasta la verdad plena». Luego de la Ascensión de Jesús, desde el día de Pentecostés y hasta el fin de los tiempos, el Espíritu Santo continuará la acción amorosa y misericordiosa que inició Nuestro Señor Jesucristo, como enviado de Dios Padre.
  1. Meditación
Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite el día de hoy a través de su Palabra? La Santísima Trinidad, tres personas un solo Dios, es la más excelsa comunidad de amor que se nos revela, precisamente, a través de una de las maravillosas personas que la integran: el Espíritu Santo. Donde está Jesús, está Dios Padre y está el Espíritu Santo; las tres personas son inseparables. Por eso Jesús dice en el evangelio de San Juan, capítulo 14, versículo 23: “Si alguien me ama cumplirá mi palabra, mi Padre lo amará, vendremos a él y haremos morada en él”. A cada instante, se manifiesta la acción plena de la Santísima Trinidad en la humanidad. Dispongamos nuestros corazones para invocar su presencia en nosotros. Hermanos, meditando el pasaje evangélico del día de hoy, respondamos: ¿Cómo ejercitamos nuestro amor a la Santísima Trinidad? Que las respuestas a esta pregunta sean de utilidad para comprender, con la ayuda del Espíritu Santo, el misterio de amor que encierra la Santísima Trinidad. ¡Jesús nos ama!
  1. Oración
Padre eterno: acompáñanos con tu amor providente para que podamos amar y cuidar la creación, y compartir con todas las personas los bienes que gratuitamente nos diste. Amado Jesús: Hijo de Dios Padre, Redentor nuestro, que pagaste con tu vida el rescate pecado de toda la humanidad, de las garras del pecado, haz que se cumpla en nosotros tu obra de salvación. Espíritu Santo: Espíritu de la verdad, enriquece nuestra vida y al mundo con tus dones para que toda la humanidad conozca y anuncie el amor con el que Nuestro Señor Jesucristo nos amó y nos ama. Madre Santísima, Madre de la Divina Gracia, Reyna de los ángeles, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones. Amén.
  1. Contemplación y acción
Te amamos y adoramos Santísima Trinidad. Dios uno y trino, misterio de amor, que habita en los cielos y en nuestro corazón. ¡Bendita seas Santísima Trinidad! Contemplemos y adoremos a la Santísima Trinidad con la lectura de una parte del salmo 8: “Señor, dueño nuestro, ¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra! Cuando contemplo el cielo, obra de tus manos; la luna y las estrellas que has creado, ¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él; el ser humano, para darle poder? Lo hiciste poco inferior a los ángeles, lo coronaste de gloria y dignidad, le diste el mando sobre las obras de tus manos, todo lo sometiste bajo sus pies: rebaños de ovejas y toros, y hasta las bestias del campo, las aves del cielo, los peces del mar, que trazan sendas por las aguas. Señor, dueño nuestro, ¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra!”. Hermanos: glorifiquemos a la Santísima Trinidad con nuestras vidas, amando al prójimo, en especial, al que tiene más necesidades espirituales y materiales. Invoquemos la luz del Espíritu Santo para que la palabra y la Santa Eucaristía sean el alimento que fortalezca nuestro seguimiento a Jesús, el Verbo encarnado. Oración final Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna. Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción. Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos. Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.