LUNES DE LA SEMANA XI DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO C

LECTIO DIVINA DEL LUNES DE LA SEMANA XI DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO C

Oración inicial

Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tu sabiduría para que podamos comprender el mensaje que Jesús nos quiere comunicar en este día.

Espíritu Santo, otórganos la gracia para que la Palabra sea nuestra escuela de vida.

Madre Santísima intercede ante tu hijo Jesucristo por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.

  1. Lectura

Lectura del santo evangelio según san Mateo, 5, 38-42

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Ustedes han oído que se dijo: “Ojo por ojo, diente por diente”. Yo, en cambio, les digo: No hagan frente al que los agravia. Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra; al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica, dale también la capa; a quien te obligue para caminar una milla, acompáñale dos; a quien te pide, dale; y al que te pide prestado no le vuelvas la espalda».

Palabra del Señor.

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Al igual que la lectura de anteayer, la de hoy también forma parte del Sermón de la Montaña que seguiremos meditando los próximos días.

En el texto de hoy, Jesús enseña que se debe evitar la violencia; para ello, es esencial evitar la venganza, es decir, no devolver mal por mal.

Con cuatro ejemplos, Jesús señala que es necesario llegar a la raíz del mandamiento del amor, que es el respeto por la vida, practicar la fraternidad, la justicia y la solidaridad.

  1. Meditación

Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite el día de hoy a través de su Palabra?

Jesús nos dice que al mal se le vence con el bien. La violencia se evita con el amor, con la fraternidad y el verdadero perdón, el que es inspirado por el Espíritu Santo.

En el mundo actual, lleno de creciente violencia, pareciera que es muy difícil que la aplicación del mandamiento del amor sustituya a la ley del Talión; sin embargo, el poder que encierra la Palabra que nos dejó Nuestro Señor Jesucristo, se manifiesta cuando los corazones están dispuestos a crecer en el amor de Dios. Invoquemos al Espíritu Santo para que el mundo acoja las revelaciones de amor que tiene la Palabra de Dios. ¡El amor todo lo puede!

Hermanos, meditando el pasaje evangélico del día de hoy, respondamos: ¿En algunas situaciones en la que nuestros intereses son afectados, experimentamos deseos de venganza? ¿Cómo superamos estos deseos?

Que las respuestas a estas preguntas nos ayuden a perfeccionar el respeto de los sagrados mandamientos del Señor.

¡Jesús nos ama!

  1. Oración

Amado Jesús: te pedimos por todos nuestros hermanos que, con violencia y venganza, causan sufrimientos a muchas personas, para que puedan encontrarte, amarte y dar testimonio de tu amor.

Espíritu Santo, amor de Dios Padre y de Dios Hijo, envíanos tus santos dones para que nada perturbe nuestra paz y podamos cumplir los mandamientos de amor que Nuestro Señor Jesucristo nos dejó, superando siempre nuestra tendencia natural a la venganza.

Madre Santísima, Madre de la Divina Gracia, Reyna de los ángeles, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones. Amén.

  1. Contemplación y acción

Contemplemos Dios con la lectura de una parte del salmo 97:

“Canten al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas: su diestra le ha dado la victoria, su santo brazo.

El Señor da a conocer su victoria, revela a las naciones su justicia, se acordó de su misericordia y su fidelidad a favor de la casa de Israel.

Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios. Aclamen al Señor tierra entera; griten, vitoreen, toquen”.

Hermanos: glorifiquemos al amor de los amores con nuestras vidas, amando al prójimo, evitando la violencia, devolviendo bien por mal y evitando todo tipo de venganza.

Oración final

Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna.

Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.

Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.