VIERNES DE LA SEMANA XI DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO C

LECTIO DIVINA DEL VIERNES DE LA SEMANA XI DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO C

“Porque donde está tu tesoro, allí estará también tu corazón” (Mt. 6, 21)

 

Oración inicial

Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tu sabiduría para que podamos comprender el mensaje que Jesús nos quiere comunicar en este día.

Espíritu Santo, otórganos la gracia para que la Palabra sea nuestra escuela de vida.

Madre Santísima intercede ante tu hijo Jesucristo por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.

  1. Lectura

Lectura del santo evangelio según san Mateo, 6, 19-23

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No acumulen tesoros en la tierra, donde la polilla y la herrumbre los corroen y donde los ladrones perforan las paredes y roban. Acumulen, en cambio, tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni herrumbre que los corroen, ni ladrones que perforen y roben. Porque donde está tu tesoro, allí estará también tu corazón. La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo está sano, tu cuerpo entero tendrá luz; si tu ojo está enfermo, tu cuerpo entero estará a oscuras. Y si la única luz que tienes está oscura, ¡cuánta será la oscuridad!».

Palabra del Señor.

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El pasaje evangélico del día de hoy relata uno de los consejos que Jesús hace a sus discípulos durante el Sermón de la Montaña relacionados con la riqueza material y el verdadero tesoro.

Jesús señala que la meta de todo creyente debe ser el Reino de Dios, lo cual implica un recto discernimiento sobre las propuestas y realidades de este mundo.

El recto discernimiento al que alude Nuestro Señor Jesucristo es la “la lámpara del cuerpo” que nos sirve para identificar lo que nos acerca y lo que nos aleja de Dios.

En este marco, Nuestro Señor Jesucristo nos invita a poner toda nuestra confianza en los tesoros del cielo, y no en los bienes terrenales, que caducan y pueden conducirnos a la perdición sino los administramos bajo la luz del Espíritu Santo.

En este sentido, Jesús es radical: elegimos la luz o la oscuridad.

  1. Meditación

Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite el día de hoy a través de su Palabra?

En primer lugar, Nuestro Señor Jesucristo nos llama hoy, nuevamente, a orientar la mirada de nuestro corazón a todas las cosas que nos acercan a Dios y dejar de lado todas aquellas propuestas del mundo que están alejadas de Dios.

En segundo lugar, Nuestro Señor Jesucristo es radical, o estamos en la luz o en la oscuridad.

En la actualidad, el mundo promueve el egoísmo y, con él, la soberbia, el éxito material, los títulos humanos, y trata de incorporar en la conducta humana modelos de vida que cada vez se alejan más de los preceptos cristianos. Ante toda esta realidad, nuestra fortaleza está en Nuestro Señor Jesucristo, en su Palabra, en todo el amor que nos transmite desde el Padre y a través del Espíritu Santo.

Hermanos, en el pasaje evangélico del día de hoy Jesús nos invita a preguntarnos: ¿Cuáles son las cosas y acciones que priorizamos en nuestras vidas? ¿Estas cosas y acciones nos acercan o nos alejan de Dios?

Que las respuestas a estas preguntas nos permitan priorizar, con la fuerza del Espíritu Santo, aquellas acciones y cosas que nos permitan acumular tesoros en el cielo.

¡Jesús nos ama!

  1. Oración

Padre eterno, te suplicamos envíes tu Espíritu Santo para iluminar nuestra vida y nuestras intenciones con el fin de que nunca nos dejemos de poner en práctica las enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo.

Espíritu Santo otórganos la inteligencia para que nuestro corazón esté siempre orientado a amar y perdonar al prójimo, así como a la realización de obras de misericordia inspiradas en Nuestro Señor Jesucristo.

Madre Santísima, Madre de la Divina Gracia, Reyna de cielos y tierra, Reyna de los ángeles, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones. Amén.

  1. Contemplación y acción

Contemplemos el amor de Dios con la lectura de una parte del salmo 33:

“Bendigo al Señor en todo momento, su alabanza está siempre en mi boca; mi alma se gloría en el Señor: que los humildes lo escuchen y se alegren.

Proclamad conmigo la grandeza del señor, ensalcemos juntos su nombre. Yo consulté al Señor, y me respondió, me libró de todas mis ansias.

Contempladlo y quedaréis radiantes, vuestro rostro no se avergonzará. Si el afligido invoca al Señor, el lo escucha y lo salva de sus angustias.

El ángel del Señor acampa en torno a sus fieles y los protege. Gustad y ved qué bueno es el Señor, dichoso el que se acoge a él”.

Hermanos: alabemos a la Santísima Trinidad y agradezcámosle por todos los dones recibidos. Pidamos al Espíritu Santo, amor del Padre y del Hijo, los dones para seguir a Nuestro Señor Jesucristo, ser fieles a su Palabra y ser sus discípulos.

Hermanos que la Santa Eucaristía y la Palabra de Dios sean nuestro alimento para permanecer en continua acción de gracias y seguir a Dios de manera firme y decidida.

Hermanos: pongamos nuestro corazón en los tesoros del cielo. Glorifiquemos a Dios con nuestras vidas.

Oración final

Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna.

Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.

Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.