LUNES DE LA SEMANA XII DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO C

LECTIO DIVINA DEL LUNES DE LA SEMANA XII DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO C

“Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados” (Lc 1, 76)

Oración inicial

Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tu sabiduría para que podamos comprender el mensaje que Jesús nos quiere comunicar en este día.

Espíritu Santo, otórganos la gracia para que la Palabra sea nuestra escuela de vida.

Madre Santísima intercede ante tu hijo Jesucristo por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.

  1. Lectura

Lectura del santo evangelio según san Lucas 1, 57-66. 80

A Isabel se le cumplió el tiempo del parto y dio a luz un hijo. Se enteraron sus vecinos y parientes de que el Señor le había hecho una gran misericordia, y la felicitaban. A los ocho días fueron a circuncidar al niño, y lo llamaban Zacarías, como su padre. La madre intervino diciendo: “¡No! Se va a llamar Juan”.  Le replicaron: “Ninguno de tus parientes se llama así”.

Entonces preguntaban por señas al padre cómo quería que se llamase. Él pidió una tablilla y escribió: “Juan es su nombre”. Todos se quedaron extrañados. Inmediatamente se le soltó la boca y la lengua, y empezó a hablar bendiciendo a Dios. Los vecinos quedaron sobrecogidos, y corrió la noticia por toda la montaña de Judea. Y todos los que lo oían reflexionaban diciendo: “¿Qué va a ser este niño?”. Porque la mano del Señor estaba con él. El niño iba creciendo y su carácter se afianzaba; vivió en el desierto hasta que se presentó a Israel

Palabra del Señor.

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El día de hoy celebramos la Natividad de San Juan el Bautista, el precursor de Nuestro Señor Jesucristo.

En el pasaje evangélico de hoy, Isabel, una mujer estéril da a luz a Juan el Bautista, el santo profeta del Altísimo, que, estando aun en el vientre materno, saltó de alegría cuando la Virgen María visitó a Isabel, su prima, y Nuestra Santísima Madre recitó el maravilloso Magnificat.

Isabel y Zacarías eran esposos y ya eran ancianos cuando Isabel recibió de Dios la gracia de concebir. El ángel Gabriel anunció a Zacarías el nacimiento de su hijo Juan, pero Zacarías no creyó y en castigo a su incredulidad, y posiblemente a su condición de sacerdote de Dios, se le privó del habla. Por esa razón, cuando le hacen señales para saber cómo se llamaría su hijo, Zacarías debe escribir en una tablilla. Luego de ello, Zacarías recobra el habla y comienza su alabanza a Dios con su maravilloso cántico que más adelante recitaremos llenos de alegría.

  1. Meditación

Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite el día de hoy a través de su Palabra?

Si leemos el evangelio de San Juan, en el capítulo 1, versículos del 19 al 26 podemos apreciar que Juan el Bautista antecede a Jesús y comienza a predicar en el desierto y cuando la gente le preguntaba: “¿Quién era él?”. Él respondía: “Yo soy una voz en el desierto, No soy el Mesías …, yo bautizo con agua, pero detrás de mí viene otro que bautiza con el Espíritu Santo y yo nos soy digno de soltarle la correa de su sandalia”.

Hermanos: todo el sentido de la vida de Juan el Bautista fue anunciar la venida de Jesús a la humanidad; la soledad por la que transitó, fue un maravilloso lugar que fortaleció el espíritu del precursor para que anuncie y prepare la venida de Nuestro Redentor.

Hermanos, meditando el pasaje evangélico del día de hoy, respondamos: ¿Anunciamos con acciones y con nuestras vidas a Nuestro Señor Jesucristo? ¿Experimentamos sensaciones de miedo al anunciar a Dios en un mundo cada vez más alejado de los preceptos cristianos?

Que las respuestas a estas preguntas nos ayuden a ser verdaderos testigos de Nuestro Señor Jesucristo en todas las circunstancias de nuestras vidas.

¡Jesús nos ama!

  1. Oración

Padre eterno, Padre de misericordia, tú que llamaste a Juan cuando estaba en las entrañas maternas y lo elegiste para que preparara los caminos de tu Hijo amado, otórganos la gracia y el ánimo para seguir sin desmayar a Nuestro Señor Jesucristo, con la misma fidelidad con la que Juan lo siguió.

Padre eterno, que los dones del Espíritu Santo nos permitan testificar tu verdad con valentía y sin temor a la tribulación, tal como lo hizo Juan Bautista.

Guía Señor nuestros pasos por los caminos de la paz.

Madre Santísima, Madre del Sol que nace de lo alto, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones. Amén.

  1. Contemplación y acción

Hermanos: contemplemos al sol que viene de lo alto con el Cántico de Zacarías, ubicado en el capítulo 1 de Lucas, versículos del 68 al 79 y que tiene como centro de todo a Nuestro Señor Jesucristo, nuestro Mesías:

“Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo, suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos librará de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor, arrancados de las manos de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz”.

Hermanos: pidamos al Espíritu Santo los dones para ser verdaderos seguidores de Nuestro Señor Jesucristo y, así, la Santísima Trinidad pueda hacer morada en nuestros corazones.

Oración final

Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna.

Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.

Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.