SÁBADO DE LA SEMANA XII DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO C

LECTIO DIVINA DEL SÁBADO DE LA SEMANA XII DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO C

«Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará». (Mt 16, 18)

Oración inicial

Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tu sabiduría para que podamos comprender el mensaje que Jesús nos quiere comunicar en este día.

Espíritu Santo, otórganos la gracia para que la Palabra sea nuestra escuela de vida.

Madre Santísima intercede ante tu hijo Jesucristo por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.

  1. Lectura

Lectura del santo evangelio según san Mateo 16, 13-19

En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?». Ellos contestaron: «Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas». Él les preguntó: «Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?». Simón Pedro tomó la palabra y dijo: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo». Jesús le respondió: «¡Dichoso tú, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo. Ahora te digo yo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo».

Palabra del Señor.

———–

Hermanos: hoy celebramos la Solemnidad de San Pedro y San Pablo apóstoles, y el día del Papa. Lo hacemos meditando el texto evangélico denominado la Confesión y primado de Pedro.

Pedro, inspirado por Dios Padre, reconoce a Jesús como el Mesías, como el Hijo de Dios vivo; y Jesús lo designa como la piedra fundacional de la Iglesia. De esta manera, Pedro, tan frágil como nosotros, se convirtió en el primer papa por la gracia de Dios.

San Pablo, perseguidor de los primeros cristianos, por la infinita misericordia de Dios, se convirtió en siervo, predicador, catequista y en un enamorado de Jesús. También fue un gran misionero y pastor de las almas, y afrontó con gran valentía todas las persecuciones y dificultades. Como afirma el papa emérito Benedicto XVI: “Pablo brilla como una estrella de primera magnitud en la historia de la Iglesia y no solo en la historia de los orígenes”.

  1. Meditación

Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite el día de hoy a través de su Palabra?

Amado Señor Jesús: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo».

El seguimiento a Jesús, a pesar de la fragilidad humana, hace que Pedro confiese la verdadera identidad de Nuestro Señor Jesucristo. El Espíritu Santo hace que esta expresión quede grabada también en nosotros y en todas las personas que la escuchan de corazón.

San Pablo apóstol, en un conjunto de cartas escritas por él, y también en los Hechos de los Apóstoles, a través de San Lucas, ofrece valiosas enseñanzas y testimonios de seguimiento a Nuestro Señor Jesucristo, que pueden ser de mucha utilidad en nuestra vida espiritual. Tratemos de meditar dichas lecturas.

Como podemos apreciar, San Pedro y San Pablo son una muestra de cómo Nuestro Señor hace maravillas a través de quienes se entregan al servicio de Dios. En los tiempos actuales, nosotros también estamos llamados a ser apóstoles de Nuestro Señor Jesucristo; asumamos decididamente este maravilloso desafío con decisión y entrega.

Hermanos, meditando el pasaje evangélico del día de hoy, respondamos: ¿Es Jesús para nosotros el Mesías, el Hijo de Dios vivo? ¿Seguimos a Jesús de manera decidida?

Que las respuestas a estas preguntas nos ayuden a pedir la gracia de Dios, y con nuestra disponibilidad, podamos ser auténticos seguidores de Nuestro Señor Jesucristo.

¡Jesús nos ama!

  1. Oración

Amado Jesús, Hijo de Dios vivo, concédenos a través del Espíritu Santo una fe inquebrantable y decidida como la de San Pedro, para que demos testimonio valiente de tu amor en un mundo cada vez más alejado de ti.

Amado Jesús, Rey de reyes, Señor de señores, tú que, con tu misericordia y amor, generaste las más hermosas respuestas de seguimiento de San Pablo, despierta también en nosotros una humilde y total dependencia en tu amor.

Amado Jesús, tú que llamaste a Pedro para hacerlo pescador de hombres y que enviaste a Pablo a evangelizar, fortalece al papa Francisco y a toda la Iglesia en su labor para que el anuncio de la salvación llegue a todos los pueblos.

Madre Santísima, Madre del Amor, intercede ante tu amado Hijo por nuestras peticiones. Amén.

  1. Contemplación y acción

Hermanos: contemplemos al Amor de los amores, al Señor de señores, al Rey de reyes, con la lectura del Himno al amor, ubicado en la primera carta del apóstol San Pablo a los Corintios, en el capítulo 13, versículos del 1 al 10, y el 13:

“Aunque yo hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor, soy como una campana que resuena o un platillo estruendoso.

Aunque tuviera el don de profecía y conociera todos los misterios y toda la ciencia, aunque tuviera una fe como para mover montañas, si no tengo amor, no soy nada.

Aunque repartiera todos mis bienes y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo amor, de nada me sirve.

El amor es paciente, es servicial, el amor no es envidioso ni busca aparentar, no es orgulloso ni actúa con bajeza, no busca su interés, no se irrita, sino que deja atrás las ofensas y las perdona, nunca se alegra de la injusticia, y siempre se alegra de la verdad. Todo lo aguanta, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.

El amor nunca terminará…

Ahora nos quedan tres cosas: la fe, la esperanza, el amor. Pero la más grande de todas es el amor.

Queridos hermanos: oremos el día de hoy y todos los días por el papa Francisco, por todos los obispos, sacerdotes, consagrados y por toda la Iglesia, para que todos participemos activamente en llevar la Palabra a todos los confines de la tierra, empezando por nuestras familias.

Glorifiquemos a Dios con nuestras vidas.

Oración final

Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna.

Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.

Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.