SÁBADO DE LA SEMANA XIII DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO C

LECTIO DIVINA DEL SÁBADO DE LA SEMANA XIII DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO C

«¿Pueden acaso estar tristes los invitados a la boda, mientras el novio está con ellos? Llegará un día en que se lleven al novio y entonces ayunarán» (Mt 9, 15).

Oración inicial

Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tu sabiduría para que podamos comprender el mensaje que Jesús nos quiere comunicar en este día.

Espíritu Santo, otórganos la gracia para que la Palabra sea nuestra escuela de vida.

Madre Santísima intercede ante tu hijo Jesucristo por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.

  1. Lectura

Lectura del santo evangelio según san Mateo 9, 14-17

En aquel tiempo, los discípulos de Juan el Bautista se acercaron a Jesús y le preguntaron: «¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo y, en cambio, tus discípulos no ayunan?». Jesús les respondió: «¿Pueden acaso estar tristes los invitados a la boda, mientras el novio está con ellos? Llegará un día en que se lleven al novio y entonces ayunarán. Nadie usa un pedazo de paño nuevo para remendar un vestido viejo, porque el pedazo añadido tira del vestido, y se produce un desgarrón peor. Tampoco se echa vino nuevo en odres viejos, porque revientan los odres; se derrama el vino y los odres se pierden; el vino nuevo se echa en odres nuevos y así ambos se conservan».

Palabra del Señor.

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El pasaje evangélico de hoy, en el que Jesús habla sobre el ayuno, se ubica luego del texto del llamamiento a Mateo y de la cena de Jesús con publicanos y pecadores que meditamos ayer.

En la lectura de hoy, los discípulos de Juan el Bautista, que practicaban el ayuno para apresurar la llegada del Reino de los cielos, están todavía aferrados a la tradición. En cambio, Jesús hace referencia al inicio de los tiempos nuevos de la salvación.

En este sentido, Jesús se compara con el novio de una boda, mientras que sus discípulos y seguidores son los invitados. Así mismo, Jesús hace alusión al momento de la persecución del novio y de su cruz que ya se aproxima.

En cuanto a la Buena Nueva, esta es la novedad que trae el novio al mundo, la cual es explicada por Jesús con las analogías del remiendo en el vestido viejo y del vino guardado en odres viejos.

Es decir, la novedad del Evangelio no puede ser recibida bajo los esquemas religiosos antiguos; los tradicionalistas no se dan cuenta que con Jesús se ha iniciado el Nuevo Testamento.

  1. Meditación

Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite el día de hoy a través de su Palabra?

En la actualidad ocurre una situación similar a la que narra el pasaje evangélico; las personas que se aferran a los esquemas mentales y espirituales del mundo, tienen muchas dificultades para incorporar a Nuestro Señor Jesucristo en sus vidas.

La búsqueda del éxito económico, de los honores humanos, del culto a la persona, de la acumulación de bienes materiales, así como el seguimiento de ideologías materialistas y antinaturales, son algunas de las conductas que promueve el mundo, que son contrarias a las enseñanzas de Jesús.

El seguimiento a Jesús requiere dejar de lado los esquemas mundanos, precisa de una renovación total de la persona, la que puede lograrse con oración, disposición y por la gracia de Dios. Por lo tanto, la Buena Nueva debe ser recibida e interiorizada después de una renovación total de la persona para que, así, se pueda conservar, tanto el alma de la persona, como la novedad divina.

También Jesús nos pide que seamos seguidores alegres, solidarios y portadores de su paz. Por ello es importante recordar que el ayuno, en la tradición antigua, es una acción penitencial para invocar la presencia de Dios en medio de su pueblo. Sin embargo, Jesús no prioriza las acciones externas para invocar su presencia, sino que, en primer lugar, nos pide que manifestemos su presencia en medio de nosotros a través del cumplimiento cabal de los mandamientos del amor cristiano.

Meditando la lectura de hoy, respondamos desde lo profundo de nuestros corazones: ¿Cuáles son las conductas y esquemas que nos impiden recibir plenamente la gracia de Dios?

Que las respuestas a esta pregunta nos ayuden a ser odres nuevos para recibir, en plenitud, el vino nuevo que es Nuestro Señor Jesucristo.

¡Jesús nos ama!

  1. Oración

Amado Jesús: tú eres el vino nuevo que debemos tomar para tener una vida renovada, permite, Señor, que seamos odres nuevos para recibir y guardar las gracias que nos concedes y que llevemos tu palabra a nuestros hermanos.

Espíritu Santo: instrúyenos e ilumínanos para que no nos aferremos a esquemas mundanos y podamos vivir siempre en la voluntad de Dios Padre y ser portadores del amor, de la paz y de la misericordia de Nuestro Señor Jesucristo.

Santísima Trinidad, te rogamos que la novedad del Evangelio sea aceptada por toda la humanidad, y que todos seamos renovados en el amor.

Madre Santísima, Madre de la Divina Gracia, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones. Amén.

  1. Contemplación y acción

Ahora, contemplemos al Señor con la lectura de una parte del salmo 134:

“Alabad el nombre del Señor; alabadlo, siervos del Señor, que estáis en la casa del Señor, en los atrios de la casa de nuestro Dios.

Alabad al Señor porque es bueno, tañed para su nombre, que es amable. Porque él escogió a Jacob, a Israel en posesión suya.

Yo sé que el Señor es grande, nuestro dueño más que todos los dioses. El Señor todo lo que quiere lo hace: en el cielo y en la tierra, en los mares y en los océanos”.

Queridos hermanos: reconozcamos que somos amados por Jesús, y pidamos la gracia del Espíritu Santo para romper todos los esquemas mundanos y, así, recibir íntegramente la gracia de Nuestro Dios.

Glorifiquemos a Dios con nuestras vidas.

Oración final

Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna.

Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.

Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.