LUNES DE LA SEMANA XIV DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO C

LECTIO DIVINA DEL LUNES DE LA SEMANA XIV DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO C

«¡Ten confianza! Tu fe te ha sanado» (Mt 9, 22).

Oración inicial

Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tu sabiduría para que podamos comprender el mensaje que Jesús nos quiere comunicar en este día.

Espíritu Santo, otórganos la gracia para que la Palabra sea nuestra escuela de vida.

Madre Santísima intercede ante tu hijo Jesucristo por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.

  1. Lectura

Lectura del santo evangelio según san Mateo 9, 18-26

En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba, se acercó un jefe de la sinagoga que se arrodilló ante él y le dijo: «Mi hija acaba de morir. Pero ven, impón tu mano sobre ella y vivirá». Entonces Jesús se levantó y lo siguió con sus discípulos. Entretanto, una mujer que sufría de hemorragias desde hacía doce años se le acercó por detrás y le tocó el borde del manto, pensando: «Con solo tocar su manto quedaré sana».

Jesús se dio vuelta y, al verla, le dijo: «¡Ten confianza hija! Tu fe te ha sanado». Y en aquel momento la mujer quedó sana. Jesús llegó a la casa de aquel jefe y, al ver a los que tocaban música fúnebre y a la gente que gritaba, dijo: «¡Retírense! La niña no está muerta, está dormida». Y se reían de él. Cuando hicieron salir a la gente, entró él, tomó a la niña de la mano y ella se levantó. La noticia se divulgó por toda aquella región.

Palabra del Señor.

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El pasaje evangélico de hoy narra dos milagros de Jesús a dos mujeres: la curación de la mujer hemorroísa y el milagro en el que resucita a la hija de uno de los jefes de la sinagoga, que según Marcos y Lucas, se llamaba Jairo.

Los elementos comunes en los dos milagros son la fe y el contacto con Jesús, que son dos de las características esenciales de las personas que se acercan a Jesús con la intención de renovar su vida. Jesús estaba siempre dispuesto a auxiliar a todos aquellos a quienes se acercan a Él con fe.

Por eso, sana la dolencia de la mujer que es discriminada por el mal que la aquejaba desde hace doce años; así mismo, convierte en alegría el inmenso dolor del padre que ha perdido a su hija. Cuando Jesús resucita a la niña, le dice: “¡Talita kúmi!” que quiere decir: “Muchacha levántate”, tal como lo afirma Marcos en el capítulo 5, versículo 41.

  1. Meditación

Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite el día de hoy a través de su Palabra?

Nuestro Señor Jesucristo, a través de la lectura de hoy, nos pide una fe humilde, perseverante y audaz para mantener el corazón unido a Jesús.

La misericordia de Nuestro Señor Jesucristo se manifiesta en todo momento en favor de cada uno de nosotros y para toda la humanidad, y es una prueba contundente de que la redención es una realidad.

Hermanos: respondamos desde lo profundo de nuestros corazones: ¿Actuamos con misericordia ante las necesidades materiales y espirituales de nuestros hermanos?

Que las respuestas a esta pregunta nos ayuden a seguir el ejemplo de Nuestro Señor Jesucristo.

¡Jesús nos ama!

  1. Oración

“Señor, creo, pero aumenta mi fe”

Amado Jesús: nos acercamos a ti con nuestra fe imperfecta pero confiados en tu misericordia. Señor: aumenta nuestra fe, libéranos de las esclavitudes del pecado y otórganos los dones del Espíritu Santo para ser misericordiosos como tú lo eres.

Espíritu Santo: infunde fortaleza y aumenta la fe a todos los sacerdotes y consagrados para llevar las enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo a todos los confines de la tierra.

Madre Santísima, Madre del amor bendito, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones. Amén.

  1. Contemplación y acción

Ahora, contemplemos al Señor con la lectura de una parte del salmo 90:

“Tú que habitas al amparo del Altísimo, que vives a la sombra del Omnipotente, di al Señor: “Refugio mío, alcázar mío, Dios mío, confío en ti”.

Él te librará de la red del cazador, de la peste funesta. Te cubrirá con sus plumas, bajos sus alas te refugiarás: su brazo es escudo y armadura.

No temerás el espanto nocturno, ni flecha que vuela de día, ni la peste que se desliza en las tinieblas, ni la epidemia que devasta a mediodía.

No se te acercará la desgracia, ni la plaga llegará hasta tu tienda, porque a sus ángeles ha dado órdenes para que te guarden en sus caminos; te llevarán en sus palmas, para que tu pie no tropiece en la piedra; caminarás sobre áspides y víboras, pisotearás leones y dragones”.

Queridos hermanos: agradezcamos de corazón a la Santísima Trinidad por el amor, misericordia y ternura que tiene por toda la humanidad. Conscientes de este inmenso amor, hagamos el compromiso de realizar obras de misericordia por nuestros hermanos más necesitados material y espiritualmente.

Glorifiquemos a Dios con nuestras vidas.

Oración final

Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna.

Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.

Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.