JUEVES DE LA SEMANA XIV DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO C

LECTIO DIVINA DEL JUEVES DE LA SEMANA XIV DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO C

«Al entrar a una casa, saluden con la paz; si la casa se lo merece, su paz vendrá sobre ella. Si no lo merece, la paz volverá a ustedes.» (Mt 10, 12-13).

Oración inicial

Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tu sabiduría para que podamos comprender el mensaje que Jesús nos quiere comunicar en este día.

Espíritu Santo, otórganos la gracia para que la Palabra sea nuestra escuela de vida.

Madre Santísima intercede ante tu hijo Jesucristo por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.

  1. Lectura

Lectura del santo evangelio según san Mateo 10, 9-15

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus apóstoles: «No lleven encima oro, plata ni monedas, ni provisiones para el camino, ni dos túnicas, ni sandalias, ni bastón; porque el que trabaja merece su sustento. Cuando entren en un pueblo o ciudad, busquen a alguna persona de confianza y permanezcan en su casa hasta el momento de partir. Al entrar a una casa, saluden con la paz; si la casa se lo merece, su paz vendrá sobre ella. Si no lo merece, la paz volverá a ustedes. Si alguno no los recibe o no escucha sus palabras, al salir de su casa o del pueblo sacudan el polvo de los pies. En verdad os digo que el día del juicio les será más llevadero a Sodoma y Gomorra que a aquel pueblo».

Palabra del Señor.

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Hermanos: hoy celebramos el día de San Benito, patrón de Europa. Nació en Nursia, en Italia, en el año 480 y murió en el 547. Fundó varios monasterios con su lema “Ora et labora” (ora y trabaja). Cristo crucificado fue la fuente de su amor y fuerza y, como exorcista, sometía a los espíritus malignos con la famosa “cruz de San Benito” que es un sacramental de la Iglesia.

Como meditamos ayer, en el evangelio de San Mateo se ubican cinco grandes discursos de Jesús; y en el capítulo 10 se encuentra el discurso sobre la misión de los apóstoles.

El texto de ayer identifica a los doce y Jesús los envía a la gran misión, compartiendo con ellos su poder de aliviar, sanar la salud y liberar a las personas de las ataduras del pecado. También señala que deben acercarse a los pecadores y a las personas más necesitadas de la misericordia divina.

El pasaje evangélico de hoy continúa narrando los detalles de la misión de los apóstoles. En primer lugar, Jesús les indica que deben ir sin provisiones, ligeros de equipaje, llevar una vida austera y confiar en la hospitalidad de la gente, pero fundamentalmente, en la providencia divina.

En segundo lugar, Jesús los hace portadores de un saludo de paz a todos; y quienes rechacen su presencia y la paz serán juzgados duramente en el día final.

  1. Meditación

Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite el día de hoy a través de su Palabra?

En la lectura de hoy, Jesús destaca el equipaje ligero que debe caracterizar al misionero y remarca uno de los objetivos de la misión: llevar la paz del Señor a todas partes; en nuestras familias, centros de trabajo y/o estudio, comunidades y como ciudadanos.

La vida austera es una de las características que todo misionero debe abrazar.

En nuestro seguimiento y misión de anunciar a Nuestro Señor Jesucristo debemos estar preparados también para el rechazo, la incomprensión, incluso para el fracaso de muchas acciones; pero debemos recordar siempre que la inspiración y la fuerza viene de lo alto.

La oración, la lectura y meditación de la Palabra, la Santa Eucaristía, la adoración al Santísimo Sacramento y la realización de obras de misericordia son otros signos del misionero de Nuestro Señor Jesucristo.

Hermanos: cada uno de nosotros, con la fuerza y gracia del Espíritu Santo, puede ser un obrero de la mies del Señor. Al igual que a los apóstoles, Jesús nos envía también a nosotros para anunciar su reino, empezando por nuestro entorno.

Hermanos: respondamos desde lo profundo de nuestros corazones: Más allá de las capacidades que nos otorga gratuitamente el Señor, ¿llevamos una vida austera acorde con los principios cristianos? ¿Realizamos obras de misericordia en favor de las personas más necesitadas?

Que las respuestas a esta pregunta nos ayuden a aceptar el llamado a la misión personal que nos hace Nuestro Señor Jesucristo.

¡Jesús nos ama!

  1. Oración

Amado Jesús, concédenos la fuerza y la gracia para seguirte y dar a los demás todo lo que hemos recibido gratuitamente. Así mismo, para estar preparados ante el rechazo y la incomprensión de muchos hermanos.

Amado Jesús, envía hermanos y hermanas dispuestos a vivir el estilo de vida de los apóstoles para que lleven a todo el mundo tu Palabra y misericordia.

Santísima Trinidad: bendice, protege y guía a los sacerdotes y consagrados, para que sigan anunciando tu reino con alegría y con tu amor.

Madre Santísima, Madre de la Divina Gracia, Madre de la Iglesia, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones. Amén.

  1. Contemplación y acción

En este día, contemplemos a Dios a través de San Benito y pidamos su intercesión ante Dios Padre con la siguiente oración:

“Santísimo confesor del Señor; Padre y jefe de los monjes, intercede por nuestra santidad, por nuestra salud del alma, cuerpo y mente.

Destierra de nuestra vida, de nuestra casa, las asechanzas del maligno espíritu. Líbranos de funestas herejías, de malas lenguas y hechicerías.

Pídele al Señor, remedie nuestras necesidades espirituales, y corporales. Pídele también por el progreso de la santa Iglesia Católica; y porque mi alma no muera en pecado mortal, para que así confiado en Tu poderosa intercesión, pueda algún día en el cielo, cantar las eternas alabanzas. Amén.”.

Queridos hermanos: respondamos con alegría al llamado a la misión personal de cada uno de nosotros y, con la fuerza del Espíritu Santo, que siempre debemos invocar, llevemos la paz del Señor a nuestras familias y a todo nuestro entorno.

No dejemos de realizar obras de misericordia en el Santísimo Nombre de Jesús y recemos también para que las vocaciones sacerdotales y de consagrados sean abundantes.

Glorifiquemos a Dios con nuestras vidas.

Oración final

Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna.

Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.

Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.