LUNES DE LA SEMANA XVI DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO C

LECTIO DIVINA DEL LUNES DE LA SEMANA XVI DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO C

«Anda, ve a mis hermanos y diles: «Subo al Padre mío y Padre de ustedes, al Dios mío y Dios de ustedes»» (Jn 20, 17)

Oración inicial

Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tu sabiduría para que podamos comprender el mensaje que Jesús nos quiere comunicar en este día.

Espíritu Santo, otórganos la gracia para que la Palabra sea nuestra escuela de vida.

Madre Santísima intercede ante tu hijo Jesucristo por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.

  1. Lectura

Lectura del santo evangelio según san Juan 20, 1. 11-18

El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro muy temprano, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro.

Fuera, junto al sepulcro, estaba María Magdalena, llorando. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados, uno a la cabecera y otro a los pies, donde había estado el cuerpo de Jesús. Ellos le preguntaron: «Mujer, ¿por qué lloras?». Ella les contestó: «Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto». Dicho esto, dio media vuelta y vio a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús. Jesús le dijo: «Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas?». Ella, pensando que era el jardinero, le contesta: «Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo lo recogeré». Jesús le dice: «¡María!». Ella lo reconoce y le dice en hebreo: «¡Rabboni!», que significa: «¡Maestro!». Jesús le dijo: «No me retengas, que todavía no he subido al Padre. Anda, ve a mis hermanos y diles: «Subo al Padre mío y Padre de ustedes, al Dios mío y Dios de ustedes»». María Magdalena fue y anunció a los discípulos: «He visto al Señor y ha dicho esto».

Palabra del Señor.

 

 

 

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Hoy celebramos a Santa María Magdalena, discípula de Nuestro Señor Jesucristo. Fue liberada de siete demonios y se convirtió en fiel seguidora de Jesús, acompañándolo también en el monte Calvario. Tuvo el privilegio de ser la primera que vio a Nuestro Señor Jesucristo resucitado, en la mañana de Pascua.

El evangelio del día de hoy narra, precisamente, el encuentro de María Magdalena con Jesús resucitado. Ella se acerca al sepulcro, se le aparecen dos ángeles y lloraba porque creía que se habían llevado al Señor. Pese al diálogo que sostiene con los ángeles, aun no cree en la resurrección. Luego se le aparece Jesús, pero no lo reconoce y cree que es el jardinero.

Cuando Jesús la llama por su nombre, María Magdalena transita de la duda a la fe. Nuestro Señor Jesucristo le hace ver que ha resucitado. Ante la reacción humana de María Magdalena, Jesús busca que ella supere el apego humano, por eso, le dice: «No me retengas, que todavía no he subido al Padre …».

Después, María Magdalena fue a dar testimonio de la resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, a los discípulos. De allí en adelante, dedicó su vida a proclamar su testimonio de sanación, así como la experiencia de haber visto a Jesús resucitado.

  1. Meditación

Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite el día de hoy a través de su Palabra?

María Magdalena encarna la figura del corazón enamorado de Nuestro Señor Jesucristo. Aquel corazón que ha sido sanado por la misericordia divina y que solo encuentra consuelo y vida en el Salvador.

En su encuentro con Jesús, María Magdalena comprende que Nuestro Señor Jesucristo es un don vivo para toda la humanidad. Y Jesús, la convierte en misionera, al confiarle el anuncio de su resurrección a los apóstoles.

María Magdalena es un ejemplo maravilloso de cómo la búsqueda y el encuentro personal con Nuestro Señor Jesucristo, es la base para alcanzar la misericordia divina y lograr la conversión.

Hermanos: respondamos a la luz de la Palabra: ¿Cómo buscamos a Jesús? ¿Ayudamos a las personas que desean acercarse a Dios, a vivir la inigualable experiencia de tener un encuentro personal con Nuestro Señor Jesucristo?

Hermanos, que las respuestas a estas preguntas nos ayuden a reconocer a Jesús resucitado en nuestros corazones y en medio de todos nosotros. Así como a buscar el encuentro personal con Jesús resucitado y ayudar a otras personas a que vivan esta maravillosa experiencia.

¡Jesús nos ama!

  1. Oración

Amado Jesús, ven a nuestro encuentro. Que siempre tengamos la experiencia divina de encontrarnos contigo y ser mensajeros enamorados de tu amor y misericordia.

Amado Jesús, fortalécenos con tu Espíritu Santo para que tengamos siempre un corazón dispuesto a seguirte y, así como María Magdalena, vivamos siempre animados para seguir la misión que nos has confiado.

Madre Santísima, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones. Amén.

  1. Contemplación y acción

Contemplemos a Nuestro Señor Jesucristo resucitado con la lectura de una parte del salmo 62:

“¡Oh Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo, mi alma está sedienta de ti; mi carne tiene ansia de ti, como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario viendo tu fuerza y tu gloria! Tu gracia vale más que la vida, te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré y alzaré las manos invocándote. Me saciaré de manjares exquisitos, y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti y velando medito en ti, porque fuiste mi auxilio, y a la sombra de tus alas cato con júbilo; mi alma está unida a ti y tu diestra me sostiene”.

Queridos hermanos: por este gozo incomparable de la resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, hagamos el propósito de buscar con fe el gozo del encuentro personal con Él y de ayudar a otras personas a vivir esta experiencia inigualable.

Glorifiquemos a Dios con nuestras vidas.

Oración final

Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna.

Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.

Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.