MARTES DE LA SEMANA XVII DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO C

LECTIO DIVINA DEL MARTES DE LA SEMANA XVII DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO C

«Entonces los justos brillarán como el sol en el reino de su Padre. El que tenga oídos que oiga» (Mt 13, 43)

Oración inicial

Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tu sabiduría para que podamos comprender el mensaje que Jesús nos quiere comunicar en este día.

Espíritu Santo, otórganos la gracia para que la Palabra sea nuestra escuela de vida.

Madre Santísima intercede ante tu hijo Jesucristo por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.

  1. Lectura

Lectura del santo evangelio según san Mateo 13, 36-43

En aquel tiempo, Jesús dejó a la gente y se fue a casa. Los discípulos se le acercaron a decirle: «Explícanos la parábola de la cizaña en el campo». Él les contestó: «El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los ciudadanos del reino; la cizaña son los partidarios del maligno; el enemigo que la siembra es el diablo; la cosecha es el final de los tiempos y los que recogen la cosecha, los ángeles.

Así como se arranca la cizaña y se echa al fuego, así será al final de los tiempos: el Hijo del hombre enviará a sus ángeles y arrancarán de su reino todos los escándalos y a todos los que darán iniquidad y los arrojarán al horno encendido; allí será el llanto y el rechinar de dientes. Entonces los justos brillarán como el sol en el reino de su Padre. El que tenga oídos que oiga».

Palabra del Señor.

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En la lectura de hoy, ubicada también en el discurso de las parábolas, Jesús explica la parábola del trigo y la cizaña, que está entre los versículos 24 y 30, después de las parábolas de la semilla de mostaza y de la levadura.

En ella, Jesús esclarece con detalle la parábola del trigo y la cizaña, dando sentido a cada uno de sus elementos, pero poniendo énfasis en el juicio final, que Dios realizará en forma definitiva e irrevocable al final de los tiempos.

El campo de siembra es el mundo. La buena semilla son los seguidores del reino, aquellos que escuchan la Palabra y cumplen los mandamientos. La cizaña es sembrada por el maligno y la constituyen todos sus seguidores; ellos no han cultivado virtudes, no tienen amor, ni aman a sus hermanos y no cumplen los mandamientos de Dios.

  1. Meditación

Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite el día de hoy a través de su Palabra?

Nuestro Señor Jesucristo tomó nuestra condición humana para redimirnos del pecado y hacernos merecedores de la gracia de Dios y darnos vida eterna.

Nuestro Señor Jesucristo vino al mundo y evangelizó dándonos ejemplos de vida y haciendo milagros extraordinarios. Pero muchos no creyeron en Él y lo atacaron, lo humillaron y le dieron muerte en la cruz, el crimen más humillante y doloroso.

Cuando Nuestro Señor Jesucristo resucitó, demostrando su divinidad, muchos se convirtieron, pero otros se mantuvieron alejados de su amor.

Aun así, Él se muestra paciente y misericordioso, a la espera de que la cizaña se convierta en trigo. Por ello, nuestro comportamiento tiene que ser también paciente y tolerante, siempre dispuesto a ayudar a las personas a acercarse a la fuente de la gracia, que es Nuestro Señor Jesucristo.

Hermanos: a la luz de la Palabra, respondamos de corazón: ¿Somos pacientes y tolerantes como lo es Nuestro Señor Jesucristo?

Que las respuestas a esta pregunta nos ayuden a no juzgar, a no condenar, a no excluir, sino a atender al hermano que busca a Dios.

¡Jesús nos ama!

  1. Oración

Amado Jesús, estamos aquí, a tus pies, para decirte que te amamos y que deseamos cumplir tu Palabra; concédenos las gracias del Espíritu Santo para que la llevemos a la práctica, sin juzgar, sin condenar, sin excluir a nadie, y que algún día todos podamos brillar como el sol en el reino de Dios Padre.

Espíritu Santo: fortalece, ilumina e inspira a la Iglesia para que lleve la Palabra de Nuestro Señor Jesucristo, convertida en acción, a todos los confines de la tierra.

Padre eterno, tú, que eres amoroso, paciente y misericordioso, perdona y purifica las almas de los difuntos y llévalos a tu morada celestial, en especial a todos aquellos que partieron sin conocerte y en momentos extremos de falta de lucidez espiritual.

Madre Santísima, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones. Amén.

  1. Contemplación y acción

Contemplemos a Nuestro Señor Jesucristo con la lectura de una parte del salmo 102:

“Bendice, alma mía, al Señor, y mi ser a su santo Nombre; bendice, alma mía, al Señor y no olvides sus beneficios.

Él, que perdona todas tus culpas, y sana todas tus enfermedades, que rescata tu vida de la fosa y te corona de amor y de ternura, sacia de bienes tu vejez, y rejuveneces como el águila.

El Señor obra justamente, y defiende a los oprimidos. Mostró sus caminos a Moisés y sus hazañas a los israelitas.

El Señor es compasivo y misericordioso, lento a la ira, rico en clemencia. No está siempre acusando, ni guarda rencor perpetuo.

No nos trata como merecen nuestros pecados, ni nos paga conforme a nuestras culpas. Como levanta el cielo sobre la tierra, se levanta su amor sobre sus fieles.

Como dista la aurora del ocaso, así aleja de nosotros nuestros delitos. Como un padre se enternece con sus hijos, así se enternece el Señor con sus fieles”.

Queridos hermanos: mostremos nuestro amor a Dios escuchando su Palabra y llevándola a la práctica. Que, mientras más odio, injusticia y engaño encontremos en el mundo, sintamos un mayor deseo y llamado a mostrar más amor y misericordia, en el Santísimo Nombre de Jesús.

Glorifiquemos a Dios con nuestras vidas.

Oración final

Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna.

Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.

Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.