VIERNES DE LA SEMANA XVII DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO C

LECTIO DIVINA DEL VIERNES DE LA SEMANA XVII DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO C

«Solo en su tierra y en su casa desprecian a un profeta» (Mt 13, 57)

Oración inicial

Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tu sabiduría para que podamos comprender el mensaje que Jesús nos quiere comunicar en este día.

Espíritu Santo, otórganos la gracia para que la Palabra sea nuestra escuela de vida.

Madre Santísima intercede ante tu hijo Jesucristo por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.

  1. Lectura

Lectura del santo evangelio según san Mateo 13, 54-58

En aquel tiempo, Jesús fue a su ciudad y se puso a enseñar en la sinagoga. La gente decía admirada «¿De dónde saca este esa sabiduría y esos milagros? ¿No es el hijo del carpintero? ¿No es su madre María y sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas? ¿No viven aquí todas sus hermanas? Entonces, ¿de dónde le viene todo esto?». Y se escandalizaban a causa de él. Jesús les dijo: «Solo en su tierra y en su casa desprecian a un profeta». Y no hizo allí muchos milagros, porque les faltaba fe.

Palabra del Señor.

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De manera especial, hoy 2 de agosto, recordamos el día de Nuestra Señora de los Ángeles. Cuando Nuestro Señor le dice a San Francisco: «Francisco, ve y repara mi iglesia, que está en ruinas», él inmediatamente comenzó a reconstruir la Porciúncula. Desde ese momento, la pequeña iglesia construida en honor de Nuestra Señora de los Ángeles tomó un lugar especial en el corazón de Francisco.

El papa Honorio III concedió a Francisco la Indulgencia de la Porciúncula, que el papa Pablo VI la extendió a todas las iglesias franciscanas. Cada año, todos los fieles que visiten una iglesia franciscana en cualquier lugar del mundo, entre el mediodía del 1° y la medianoche del 2 de agosto, podrán obtener la indulgencia plenaria de la Porciúncula. Este don requiere las condiciones habituales de confesión sacramental, de comunión eucarística y la oración por las intenciones del Papa. El perdón se puede obtener para uno mismo o por los difuntos.

El pasaje evangélico de hoy es el texto final del capítulo 13 de Mateo, que narra la reacción del pueblo judío ante las enseñanzas y milagros de Jesús.

La gente no niega los hechos prodigiosos realizados por Jesús, pero no cree que Él es el Mesías y considera que su origen humilde es incompatible con su condición de enviado glorioso de Dios Padre. Frente a esta ingratitud, Jesús expresa que sólo en su casa y en su pueblo rechazan a un profeta.

  1. Meditación

Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite el día de hoy a través de su Palabra?

La ceguera de una parte del pueblo judío, en la época de Jesús, también se repite en la actualidad. Muchas veces nos cuesta reconocer la presencia de Dios entre nosotros. Pareciera que esperamos signos prodigiosos para creer en Él.

Él está dentro de nosotros; Nuestro Señor Jesucristo está presente en nuestros hermanos más necesitados y muchas veces lo buscamos en otros lugares.

Hermanos: a la luz de la Palabra, respondamos: ¿Cuáles son las situaciones y circunstancias en las que reconocemos la presencia de Nuestro Señor Jesucristo?

Que las respuestas a esta pregunta nos ayuden a reconocer la cercanía de Nuestro Señor Jesucristo con nosotros.

¡Jesús nos ama!

  1. Oración

Madre Santísima, Nuestra Señora de los Ángeles, que, en el momento de tu Asunción, los coros de los ángeles no podían detener su alegría, acompáñanos siempre en cada momento de nuestras vidas.

Amado Jesús, tú que te presentaste ante tu pueblo como verdadero Dios y verdadero hombre, concédenos la gracia de mirar al prójimo con los ojos del corazón y no nos guiemos por las apariencias.

Espíritu Santo, amor del Padre y del Hijo, envía tu luz desde el cielo e ilumina nuestras mentes para reconocer a Dios en todas las circunstancias de nuestras vidas.

Padre eterno y misericordioso, te suplicamos que recibas en tu Reino a las almas del Purgatorio; de manera especial, te pedimos por los agonizantes y por las almas que más necesitan de tu misericordia.

  1. Contemplación y acción

Te consagramos nuestras vidas amado Jesús, acompañados de nuestra Santísima Madre, la Reina de los ángeles, para que el Espíritu Santo nos transforme en verdaderos discípulos tuyos.

Queridos hermanos: contemplemos a nuestro Dios con el “Cántico de las criaturas” de San Francisco de Asís:

“Omnipotente, altísimo, bondadoso Señor, tuyas son la alabanza, la gloria y el honor; tan sólo tú eres digno de toda bendición, y nunca es digno el hombre de hacer de ti mención.

Loado seas por toda criatura, mi Señor, y en especial loado por el hermano sol, que alumbra, y abre el día, y es bello en su esplendor, y lleva por los cielos noticia de su autor.

Y por la hermana luna, de blanca luz menor, y las estrellas claras, que tu poder creó, tan limpias, tan hermosas, tan vivas como son, y brillan en los cielos: ¡loado, mi Señor!

Y por la hermana agua, preciosa en su candor, que es útil, casta, humilde: ¡loado, mi Señor! Por el hermano fuego, que alumbra al irse el sol, y es fuerte, hermoso, alegre: ¡loado mi Señor!

Y por la hermana tierra, que es toda bendición, la hermana madre tierra, que da en toda ocasión las hierbas y los frutos y flores de color, y nos sustenta y rige: ¡loado, mi Señor!

Y por los que perdonan y aguantan por tu amor los males corporales y la tribulación: ¡felices los que sufren en paz con el dolor, porque les llega el tiempo de la consolación!

Y por la hermana muerte: ¡loado, mi Señor! Ningún viviente escapa de su persecución; ¡ay si en pecado grave sorprende al pecador! ¡Dichosos los que cumplen la voluntad de Dios!

¡No probarán la muerte de la condenación! Servidle con ternura y humilde corazón. Agradeced sus dones, cantad su creación. Las criaturas todas, load a mi Señor. Amén.”.

Queridos hermanos: invocando siempre la inspiración y el auxilio del Espíritu Santo, hagamos el propósito de contemplar la acción de Dios en nuestras vidas, reconociendo su presencia a la luz de la Palabra.

Glorifiquemos a Dios con nuestras vidas.

Oración final

Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna.

Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.

Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.