LECTIO DIVINA DEL LUNES DE LA SEMANA XVIII DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO C
«Y, tomando los cinco panes y los dos peces, levantó los ojos al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos y los discípulos se los dieron a la gente» (Mt 14, 19)
Oración inicial
Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tu sabiduría para que podamos comprender el mensaje que Jesús nos quiere comunicar en este día.
Espíritu Santo, otórganos la gracia para que la Palabra sea nuestra escuela de vida.
Madre Santísima intercede ante tu hijo Jesucristo por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.
- Lectura
Lectura del santo evangelio según san Mateo 14, 13-21
En aquel tiempo, al enterarse Jesús de la muerte de Juan, el Bautista, se marchó de allí en una barca, a un sitio tranquilo y apartado. Cuando la gente lo supo, lo siguió por tierra desde los pueblos. Al desembarcar, vio Jesús la muchedumbre, sintió compasión de ellos y curó a los enfermos. Como se hizo tarde, se acercaron los discípulos a decirle: «Estamos en despoblado y es muy tarde, despide a la multitud para que vayan a los poblados y compren algo de comer».
Jesús les replicó: «No hace falta que vayan, denles ustedes de comer». Ellos le replicaron: «No tenemos aquí más que cinco panes y dos peces». Les dijo: «Tráiganmelos». Mandó a la gente que se sentara sobre la hierba y, tomando los cinco panes y los dos peces, levantó los ojos al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos y los discípulos se los dieron a la gente.
Comieron todos hasta saciarse y recogieron doce canastos llenos de sobras. Comieron unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños.
Palabra del Señor.
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El pasaje evangélico de hoy narra la multiplicación de los panes, que se puede leer en los cuatro evangelios y, en Mateo y Marcos, se encuentra por duplicado.
La lectura se ubica antes de la caminata de Jesús por el agua y después de que Herodes ordenó la muerte de Juan Bautista. Ante este asesinato, Jesús no se amilanó; al contrario, siguió anunciando el Reino de los cielos y, compadeciéndose de la gente, realizó curaciones y prodigios, como la multiplicación de los panes.
En la multiplicación de los panes, Jesús da de comer hasta saciarse a cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños.
Jesús cuando levanta la mirada al cielo, antes de pronunciar la oración, deja la enseñanza eterna de dirigir siempre la mirada hacia allá. Este milagro es un anticipo de la Eucaristía, que es el pan del cielo, el pan de los ángeles.
- Meditación
Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite el día de hoy a través de su Palabra?
Todos los cristianos, laicos y consagrados, debemos comprender que Jesús no abandona jamás a quiénes dejan todo por seguirlo.
Nuestro Señor Jesucristo siempre estará cerca, dispuesto a cambiar nuestro desierto por un lugar de amor, misericordia y esperanza; pero, especialmente, por un lugar en el que no brinda el alimento de vida eterna.
En la multiplicación de los panes, Nuestro Señor Jesucristo nos da una muestra fehaciente de la economía divina, multiplicando nuestras pequeñas ofrendas en amor y alimento abundante.
Hermanos: a la luz de la Palabra, respondamos: ¿Tenemos los sentimientos de compasión, misericordia y solidaridad por nuestros hermanos más necesitados material y espiritualmente?
Que las respuestas a esta pregunta nos ayuden a focalizar nuestro seguimiento a Dios, a través del prójimo más necesitado.
¡Jesús nos ama!
- Oración
Amado Jesús, fuente de la luz eterna, tú que iluminas y despejas las tinieblas de todos los que se acercan a ti, otórganos la gracia de ser compasivos y misericordiosos con las personas más necesitadas.
Amado Jesús: no permitas que nos alejemos jamás de ti; otórganos la gracia de seguirte sin desánimo y que tu alimento que recibimos en la eucaristía, sea para nosotros fuente de fortaleza espiritual para cumplir tus preceptos y ayudar a todos nuestros hermanos, especialmente, a aquellos que han perdido toda esperanza.
Espíritu Santo, dirige y santifica nuestros pensamientos, palabras y obras, y haznos dóciles a tus inspiraciones.
Padre eterno y misericordioso, tú que nos otorgas la salvación que nos libra de nuestros enemigos, te suplicamos que recibas en tu Reino a las benditas almas del Purgatorio.
Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones.
- Contemplación y acción
Hermanos: contemplemos a Dios con la lectura de una parte del salmo 80:
“Aclamad a Dios, nuestra fuerza; dad vítores al Dios de Jacob: acompañad, tocad los panderos, las cítaras templadas y las arpas; tocad la trompeta por la luna nueva, por la luna llena, que es nuestra fiesta, porque es una ley de Israel, un precepto del Dios de Jacob, una norma establecida para josé al salir de Egipto.
No tendrás un Dios extraño, no adorarás un Dios extranjero; yo soy el Señor Dios tuyo, que te saqué del país de Egipto; abre tu boca y yo la saciaré.”.
Queridos hermanos: invocando siempre la inspiración y la protección del Espíritu Santo, realicemos obras de misericordia en favor de aquellos hermanos más necesitados material y espiritualmente, compartiendo los bienes que el Señor nos ha otorgado.
Así mismo, hagamos de la Santa Eucaristía y de la Palabra el alimento de nuestra alma. Pidamos siempre la intercesión de Nuestra Santísima Madre en las necesidades del prójimo y también nuestras.
Recordemos que cuando nosotros compartimos nuestro pan con quien lo necesita, no solo aliviamos la necesidad ajena, sino que contribuimos a fortalecer su fe en nuestro Dios providente y misericordioso, nos convertimos en instrumentos de su amor. Seamos instrumentos del Señor.
Glorifiquemos a Dios con nuestras vidas.
Oración final
Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna.
Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.
Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.
Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.